Galicia, pionera en operar el pulmón con un robot por un único orificio

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

González Rivas adaptó el Da Vinci en A Coruña por primera vez en el mundo

20 dic 2021 . Actualizado a las 19:55 h.

¿Y por qué no? Fue la pregunta que el cirujano Diego González Rivas se hizo hace más de diez años. Si con cirugía laparascópica era posible operar un cáncer de pulmón por tres o incluso dos incisiones en vez de abrir al paciente, ¿por qué no podía ser posible hacerlo por una? La respuesta a su pregunta fue la técnica uniportal VATS, que permite extirpar el tumor por un único orificio de 2 a 3 centímetros, con lo que la agresión es mucho menor y la recuperación del enfermo más rápida. Es el procedimiento que empezó a aplicar en el 2010 en el Chuac de A Coruña y con el que, desde entonces, ha recorrido los hospitales de la mayoría de los países del mundo para enseñarla a los demás profesionales.

Fue una auténtica revolución en la cirugía torácica. Un cambio radical al que ahora se le avecina uno nuevo que ha comenzado con la misma pregunta: ¿y por qué no? Si hace unos meses logró adaptar el robot Da Vinci para extirpar un tumor pulmonar por dos agujeros, ¿por qué no podría hacerlo por uno? La respuesta positiva la acaban de ofrecer algo más de veinte pacientes con los que se ha demostrado que esta intervención no solo es posible, sino también deseable, porque ofrece una mejor visión al cirujano y una mayor precisión con el instrumental, lo que redunda en beneficio del enfermo.

Las primeras operaciones se hicieron en pacientes gallegos, en el hospital San Rafael de A Coruña. «Somos pioneros en el mundo. Galicia también es pionera en la nueva revolución mundial de la cirugía torácica, la uniportal robótica RATS», explica Diego González Rivas desde Bélgica, el último país en el que ha practicado el nuevo procedimiento, que desde que lo empezó a aplicar en septiembre en Galicia también lo ha llevado, de momento, a Colombia, Rumanía, Alemania, Holanda, Bélgica y Portugal.

Es solo el principio. «Me están llamando de muchos países para hacerla. Es un nuevo camino, un nuevo campo en la cirugía robótica, como el que iniciamos en el uniportal vats en el 2010. Aún tenemos que mejorar y perfeccionar la cirugía robótica de pulmón, pero estoy seguro de que también acabará haciéndose en todo el mundo», dice.

El robot Da Vinci, que ya se utiliza para operar varios tipos de cánceres, aunque fundamentalmente el de próstata, tiene tres brazos para intervenir, por lo que habitualmente las cirugías se hacen por cuatro o cinco agujeros. Los tres necesarios para los brazos para el instrumental, el cuarto para la cámara y un quinto para el cirujano auxiliar.

Todos estos procesos se han unificado ahora en uno y es el propio médico el que dirige y practica toda la operación sentado en una consola, donde se sitúan los mandos y desde donde también tiene una visión en tres dimensiones de lo que está sucediendo en el interior del paciente.

«Lo difícil es coordinar los movimientos. Tienes que cambiar todo, modificar la configuración de fábrica de la consola, variar la posición de los brazos, adaptarlos a un ángulo diferente. Es como volver a una nueva curva de aprendizaje», señala González Rivas sobre las dificultades a la hora de adaptar el robot.

El cambio también ha sorprendido a prestigiosos cirujanos robóticos y la propia empresa fabricante del robot Da Vinci. «Están alucinando con lo que hicimos —dice un entusiasta González Rivas—, están todos en shock. Ahora quieren ver lo que hicimos para que ellos lo puedan adaptar también a la cirugía uniportal».

«Cuando empecé era como un loco y ahora mi técnica se aplica en todo el planeta» 

A Diego González Rivas nunca le había interesado la cirugía robótica. Había sido diseñada para operar al paciente por varios orificios, por lo que no le veía ninguna ventaja, ya que él, aunque de forma manual, lo hacía solo por uno.

Hasta que llegó la pandemia y redujo en parte su frenético ritmo de viajes por todo el mundo, lo que también lo ha convertido en el cirujano de los récords, con más de 7.000 operaciones en 123 países. Tenía tiempo para pensar. Y le dio vueltas a la cabeza para comprobar si era posible adaptar la cirugía robótica a su técnica uniportal vats. Primero logró modificarla para intervenir con dos incisiones y, desde finales de septiembre, lo consiguió con solo una. Todo salió bien, aunque espera perfeccionarla.

«Cuando empecé en el 2010 con la técnica uniportal yo era como un loco. Me costó convencer a la gente de que era mejor, luego empecé a viajar para enseñarla y ahora se practica en todo el planeta. Y ahora creo que con la cirugía robótica uniportal pasará lo mismo».

«Tuve muelas del juicio que me dieron mucho más la lata que la operación»

María Teresa Fernández, con su hijo
María Teresa Fernández, con su hijo XAIME RAMALLAL

María Teresa Fernández Ares, de Oleiros, mantiene una gran energía a sus 67 años. Con una voz juvenil, en la conversación denota un ánimo fuerte. «Estoy fenomenal», dice. Y lo corrobora su hijo: «Ves a mi madre y tiene todo el ánimo». Está aún en fase de recuperación, pero cuesta creer que el pasado 23 de noviembre la operaron de un adenocarcinoma pulmonar. Fue una cirugía robótica y por un solo orificio para extraerle el lóbulo inferior izquierdo, por lo que también se ha convertido en una de las primeras personas del mundo en ser sometida a este tipo de intervención. «Solo me quedó una cicatriz de 2 ó 3 centímetros. Conozco casos de operados de apendicitis que tienen una cicatriz más grande», cuenta.

El tumor se lo detectaron por casualidad y tampoco estaba muy claro si iba a ser maligno, por lo que tenía dudas si operarse o no. «La neumóloga me dijo que casi fijo era malo», explica. Pero seguía manteniendo la incertidumbre sobre lo que tenía que hacer. Hasta que «tuvimos la suerte de contactar con Diego González Rivas. Le dije que me operaría solo si lo hacía él. Y él me animó a operarme porque me dijo que no iba a ser bueno. Y acertó». La biopsia posterior confirmó que el tumor era maligno.

La operaron por la tarde y en la mañana siguiente «ya caminaba por la planta». «No me puse nada nerviosa en el quirófano, porque sabía que todo iba a salir bien», señala. Y al tercer día ya estaba en su casa de Oleiros, aunque suele acudir con regularidad a su vivienda de Barreiros (Lugo) para seguir con la convalecencia. María, más allá de que fue sometida a una intervención pionera en el mundo, lo que valora es el resultado. «Tengo sacado muelas del juicio que me tienen dado mucho más la lata que la operación del cáncer. Parece increíble que por un solo agujero te puedan sacar todo eso de dentro».

«Sacáronme un tumor de 8 centímetros e en tres días estaba na miña casa»

Delmi Vidal, a la izquierda, con su amiga Graciela
Delmi Vidal, a la izquierda, con su amiga Graciela RAMON LEIRO

Recibió la noticia en una revisión rutinaria en el mes de junio. Fue un nuevo mazazo. El tumor de útero del que la habían tratado con éxito hace siete años había dejado escapar algunas células que con el tiempo se convirtieron en su avance hacia otros órganos en una metástasis de pulmón. El diagnóstico fue un leiomiosarcoma, inoperable en principio. Solo le ofrecían quimioterapia. En algunos casos como solución definitiva y, en otros, empezar con una quimio más agresiva con la esperanza de que con el tiempo el tumor pudiera reducirse y surgiese la opción de una cirugía. Pero Delmi Vidal Lorenzo, una vecina de Soutomaior de 51 años, no lo tenía claro. «Se tes a quimio, o corpo non está ben como para operarse». Relata. Entonces empezó a buscar alternativas por su cuenta.

Hasta que la suerte se cruzó en su camino en forma de su amiga Graciela, a la que había operado anteriormente el cirujano Diego González Rivas. «Díxome: `Ti non vas ir a ningunha parte, porque aquí en Galicia temos ao mellor ciruxano torácico do mundo. Non tes que ir a Houston, porque o mellor está ao lado». A través de su amiga contactó con Diego y en muy pocos días le ofreció operarla. Fue la segunda persona del mundo, en el hospital San Rafael de A Coruña, en ser intervenida con cirugía robótica con una sola incisión. «Eu non era consciente da envergadura da situación, so sei que había moita xente en quirófano expectante», dice. La operaron el lunes 27 de septiembre por la tarde y el miércoles ya estaba en su casa. «Saín do hospital polo meu propio pé», recuerda. «Non teño ningún recordo traumático da operación. So sei que me sacaron un tumor de 8 centímetros que logo, nunha biopsia posterior, veuse que era máis agresivo do que se pensaba, e en tres días estaba en casa». Y sabe a quien tiene que agradecérselo: «Diego ten maxia. El veu para axudar á xente».