
La periodista gallega, que retransmite las semifinales y la final en TVE, destaca que el tema de Chanel gusta en Europa y que su coreografía sobresale entre las demás
11 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Por séptimo año consecutivo, la periodista Julia Varela (Pontevedra, 40 años) se pone al frente, junto a Tony Aguilar, de las retransmisiones de Eurovisión para TVE. La locutora de las tardes de RNE (Tarde lo que tarde) es la voz femenina de las retransmisiones de las semifinales y la final desde Turín. La representante española, Chanel, ya tiene su plaza garantizada por formar parte del conocido como big five.
—¿Qué siente cuando llega el mes de Eurovisión?
—Este es mi séptimo año en Eurovisión y siempre, cuando llegan estas fechas, lo siento como una especie de ecuador en el año. Tengo ciertos nervios, pero con el paso del tiempo ya lo he naturalizado. Los eurofáns ya lo dicen a menudo: el año empieza y acaba con Eurovisión.
—¿Cada año se vive diferente?
—Hay un trabajo de preparación, de guion, pero cada año la gala es diferente. Cada país impregna su estilo en Eurovisión y lo hace a su manera.
—¿Eurovisión cambia mucho de un país a otro?
—En lo importante, no. Eurovisión, como organización, asesora a los países a la hora de guionizar y montar las galas. La dinámica del concurso es siempre la misma, pero cada intervalo de cada gala depende del país que intenta impregnar su estilo, con su cultura y folklore. Pero la organización de Eurovisión lo está supervisando todo, porque tiene que ser un programa en el que haya emoción.
—Contó en la despedida a Chanel que comentaristas de otros países le dijeron que España estaba muy bien posicionada.
—Lo que noto, por comentarios de otros compañeros que me llegan, como Portugal o Alemania, es que la canción gusta. Dan ganas de moverse y bailar e imprime mucha alegría y diversión. Es una actuación muy completa. Este año, Eurovisión no tiene otra coreografía así de buena. Eso se valora y a la gente le gusta el tema.
—¿Se atreve a pronosticar un puesto para Chanel?
—Yo creo que es seguro que quedamos entre los diez primeros. El algoritmo dice que entre el cuarto y noveno puesto. Las apuestas, a estas alturas y tras los ensayos, han colocado a Chanel en el quinto puesto. No creo que sea arriesgar decir que entre los diez primeros vamos a estar y eso sería bueno para España. Entrar en el top ten sería muy positivo, pero también hay que contar con la incertidumbre del concurso. Eso es lo bonito, que a veces haya sorpresas.
—No estaremos poniendo las expectativas muy altas, ¿no?
—Las casas de apuestas sí que suelen acertar bastante. Tampoco me gusta afinar demasiado hasta ver los ensayos y a los artistas sobre el escenario. En Eurovisión suele pasar que muchas canciones, que llegan con expectativas, luego se desinflan con los ensayos y otras, más discretas, dan la sorpresa. Le pasó a Conchita Wurst. Vamos a esperar.
—¿Cómo es el día a día en la semana de Eurovisión?
—El trabajo de los comentaristas empezó el lunes, día de ensayo de la primera semifinal. Nos dan los datos y nos comentan cómo va a ser el programa. Los comentaristas también ensayamos con un guion, que llevamos hecho desde Madrid, pero lo vamos perfeccionando. Y al día siguiente, más ensayos, las semifinales y la final. Es un no parar. Casi nunca veo la ciudad a la que voy, doy un paseíto pero no descanso nada.
—¿Desde cuándo lleva escuchando las canciones de Eurovisión?
—Cuando acaba el festival, nos damos unos meses de descanso y luego volvemos a empezar. A principios de año comienzan las finales de cada país y estamos muy al loro de todo, porque así ya sabes un poco a lo que te vas a enfrentar y lo que vas a comentar. Eurovisión es un trabajo de todo el año y más para las televisiones.
—¿Cuál es su canción favorita de este año?
—España, por supuesto. También me gusta mucho la canción de Italia y Ucrania, que va primera en las apuestas y este año lleva todas las de ganar por la situación de guerra en el país. El televoto le puede ayudar. Me gusta además Suecia y Reino Unido, y creo que habrá sorpresas cuando llegue la hora de la verdad en el escenario.
—¿Cree que la guerra en Ucrania puede colarse en el festival de alguna manera?
—Eurovisión no es un festival político. Rusia está expulsada por la guerra, pero es inevitable que el concurso no se vea afectado por una invasión que está en las puertas de Europa.
—¿Eurofán se nace o se hace?
—Creo que se hace. Veía Eurovisión desde niña, pero para llegar a ser eurofán hay que documentarse y hay que vivir el festival todo el año.
—Durante la retransmisión, ¿os da tiempo para ir al baño o picotear algo, por ejemplo?
—Durante la gala en directo es muy difícil ir al baño. Y no cenamos nada, solo comemos un poquito antes o después. Con la emoción no tenemos hambre. Para los comentaristas, son tres horas superintensas.
—¿Y se cuida la voz de una manera especial?
—Intento dormir bastante bien y beber mucha agua, para estar hidratada. A las fiestas de Eurovisión procuro no ir porque se fuerza mucho la voz y es el instrumento de trabajo que tenemos. Si te quedas sin voz, ¿cómo voy a comentar?