Una imagen para la historia: la ciencia muestra el rostro de Sagitario A*

Xavier Fonseca Blanco
Xavier Fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

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Atlas

La instantánea confirma la existencia de un agujero negro masivo en la Vía Láctea y aporta nuevo conocimiento sobre el fenómeno

12 may 2022 . Actualizado a las 21:49 h.

Isaac Newton y Albert Einstein estarían fascinados con la imagen que han publicado los responsables del Event Horizon Telescope (EHT), una red de diez telescopios repartidos por todo el mundo que funcionan como uno solo. Al fin y al cabo son los padres de la teoría de la gravedad. Y si hay un fenómeno que lleva al límite la fuerza gravitatoria sobre la que ellos teorizaron es precisamente un agujero negro.

Durante décadas, los astrónomos han estado comprobando cómo las estrellas próximas al centro de la Vía Láctea se comportan de forma extraña, atraídas e influenciadas por un objeto enorme e invisible. Esta observación se repetía además en otras muchas galaxias. La comunidad científica intuyó que tenían que ser necesariamente agujeros negros. Claro que todo era evidencia indirecta. Hasta hace poco no había una prueba real que sostuviese esa hipótesis.

Sin embargo, en abril del 2019, el EHT publicó una fotografía de M87*, el agujero negro situado en el centro de la galaxia Messier 87. Por primera vez se ponía imagen al evento más escurridizo del universo. Realizada la fotografía de un objeto tan distante, el siguiente reto sería tratar de inmortalizar el que está situado en nuestra galaxia. Este jueves, por primera vez se ha conocido el aspecto que tiene Sagitario A*, el agujero negro que tiene cuatro millones de veces la masa de nuestro Sol y que está a unos 27.000 años luz de la Tierra, en el corazón de la Vía Láctea.

La instantánea muestra una región oscura en el centro rodeada por una estructura brillante en forma de anillo. «Lo sorprendente es lo bien que coincide el tamaño del anillo con las predicciones de la teoría de la Relatividad General de Einstein», subraya Geoffrey Bower, del Instituto de Astronomía y Astrofísica de la Academia Sinica de Taipéi.

Los científicos detrás de la histórica imagen han confesado que este nuevo hito ha costado más. «Este trabajo ha sido bastante más difícil que el de M87*. A pesar de que Sagitario A* está mucho más cerca de nosotros. El gas que hay en las proximidades de los agujeros negros se mueve a la misma velocidad (casi tan rápido como la luz). Pero mientras que el gas tarda entre días y semanas en orbitar alrededor de M87*, en Sagitario A* completa una órbita en cuestión de minutos. Esto significa que el brillo y la configuración del gas que había alrededor de Sagitario A* estaba cambiando rápidamente mientras el EHT lo observaba. Para entendernos es un poco como tratar de obtener una foto nítida de un cachorro que da vueltas persiguiendo su cola», explica Chi-kwan, uno de los investigadores.

La complejidad que conllevaba tomar la fotografía obligó a los científicos a tener que crear nuevas y sofisticadas herramientas que tuvieran en cuenta el movimiento del gas alrededor de Sagitario A*. Tecnologías y técnicas de observación completamente nuevas en las que han participado instituciones españolas. El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha coliderado a nivel internacional los trabajos necesarios para la obtención de la imagen, mientras que la Universidad de Valencia ha llevado a cabo una parte muy importante del análisis de los datos.

Este importante avance no solo permite confirmar la existencia del fenómeno y desvelar su configuración. En solo un par de años, la comunidad científica dispone de dos modelos de agujeros negros que son distintos, en lo referente a la velocidad de rotación y, sobre todo, su masa ya que Sagitario A+ es más de mil veces más pequeño y ligero que M87. «Sin embargo, en el borde, los dos son asombrosamente similares. Esto nos dice que la Relatividad General es la que gobierna estos objetos a pequeña escala, y cualquier diferencia que veamos a escalas mayores ha de venir por diferencias en el material que rodea a los agujeros negros», sostiene Sera Markoff, vicepresidenta del Consejo Científico del EHT. Tenemos imágenes de dos agujeros negros -uno en el extremo grande y otro en el extremo pequeño de los agujeros negros supermasivos del Universo, por lo que podemos ir mucho más lejos que nunca en la comprobación de cómo se comporta la gravedad en estos casos extremos», añade la investigadora Keiichi Asada.

Hoy cualquiera puede realizar una excelente fotografía con un móvil. Por ello, quizás cuesta asimilar el tipo de belleza que ofrece la imagen de Sagitario A*. En cualquier caso basta con reflexionar sobre el protagonista. Un objeto que en el pasado fue una estrella. Un buen día fue consumiéndose a sí mismo hasta quedar reducido a la mínima expresión. La gravedad que concentraba después de haber perdido todo su tamaño era tan intensa que nada podía escapar de su área de influencia, ni siquiera la luz. Así se hizo invisible. Lo que ocurre en su interior es completamente desconocido. Puede que incluso nunca se sepa. Es el mayor misterio del cosmos.