La creadora de las vacunas de ARN para el covid: «La gente conoce a las Kardashian y no al científico que le salva la vida»
SOCIEDAD
Katalin Karikó, la científica húngara que emigró a Estados Unidos con 1.000 dólares escondidos en un peluche, recibe el premio BBVA Fronteras del Conocimiento, tras ser galardonada el pasado año con el Princesa de Asturias
02 oct 2023 . Actualizado a las 13:57 h.La bioquímica Katalín Karikó, una de las científicas detrás de las vacunas contra la covid-19, lamenta que el público conozca a personas como las hermanas Kardashian, pero no se pregunte por el científico que ha inventado la pastilla que cada mañana le salva la vida.
Karikó recibirá mañana el Premio BBVA Fronteras del Conocimiento en Biología y Biomedicina junto a Drew Weissman y Robert Langer por crear dos tecnologías que unidas han impulsado las terapias de ARN mensajero, que permitió el rápido desarrollo de vacunas como las de Pfizer y Moderna.
Aunque sus investigaciones han servido para salvar millones de vidas, dice que no es una heroína. Asegura que lo son «los médicos, las personas que trabajaban en los hospitales, desde los limpiadores a los enfermeros, que pusieron su vida en riesgo ante una enfermedad infecciosa para la que no había vacuna ni nada».
La bioquímica nacida en Hungría descubrió junto a Weissman cómo modificar las moléculas de ARN mensajero para usarlas como agente terapéutico y Lager ideó la técnicas de encapsulación con nanopartículas que permite introducirlo en el cuerpo.
La vida de Karikó (1955) da para un libro; de hecho, dice que en Japón ya hay dos. En 1985 emigró a Estados Unidos con su marido, su hija de dos años y mil dólares escondidos en un osito (en época comunista en Hungría no se podían sacar más de cien).
La catedrática de la Universidad de Filadelfia y vicepresidenta de BioNTEch, que junto a Pfizer desarrolló una de las vacunas para la covid, pasó décadas trabajando en la técnica del ARN mensajero, pero nadie creía en ella y durante años no dispuso de financiación, aunque no cejó en su empeño.
Karikó, que el año pasado recibió el Premio Princesa de Asturias, habla con pasión de su trabajo y la curiosidad está siempre presente en su vida, quizás por eso, mientras le hacen fotos, señala las vidrieras para destacar su belleza o se agacha para tocar y ver de cerca las aplicaciones de metal de la escalera.
—Ahora que hay miles de millones de vacunados contra la covid en todo el mundo, ¿podemos decir que ya hemos salido de esta?
—Si solo tuviéramos la variante original de Wuhan (donde se originó en China) estaríamos totalmente protegidos, pero tendremos que generar nuevas vacunas para las diferentes variantes si no podemos proteger con la original, aunque parece que las dosis de refuerzo con la vacuna original nos está protegiendo.
—Pero con la técnica del ARN mensajero es fácil hacer nuevas vacunas si fueran necesarias. No vamos a volver a la situación de 2020.
—Ahora, si alguien se infecta simplemente le duele la garganta, no muere como hace dos años, aunque los no vacunados pueden tener riesgo.
—¿Nos tendremos que vacunar cada año?
—No lo sabemos aún. Los expertos apuntan a que probablemente haya que revacunarse cada temporada como con la gripe
—Usted ha dicho que la técnica de ARN mensajero es una revolución biomédica en ciernes, ¿para qué se está investigando ahora?
—Se están ampliando las aplicaciones de vacunas a virus para los que no hay como el VIH, el citomegalovirus y respiratorios. Vamos a intentar también vacunas para la tuberculosis y la malaria y este año se desarrollará un ensayo clínico para buscar una contra el herpes.
Hay otros usos terapéuticos, por ejemplo BioNTech está estudiando uno para el cáncer. Antes de la vacuna para el covid ya se estaba usando para insuficiencia cardíaca y otras investigan terapias génicas para la amiloidosis.
—Con todas las dificultades que ha tenido que superar, ¿qué significan para usted palabras como fracaso o renuncia?
—Ser un emigrante en Estados Unidos hace que tengas que atravesar muchas dificultades y no te rindes, no renuncias fácilmente porque ya has renunciado a mucho para poderte establecer allí. Tienes que creer en ti misma, porque cuando nos fuimos teníamos mil dólares y un billete solo de ida, estás metido hasta el cuello y tienes que hacer todo lo que puedas para salir adelante, no eres una persona que se rinde fácilmente.
A pesar de las dificultades, yo tenía una vida muy feliz en el laboratorio, me encantaba experimentar y averiguar cosas. Es algo muy divertido.
—¿Es verdad que en ocasiones le dedicaba tanto tiempo que dormía bajo la mesa del despacho?
—Lo hice varias veces en una época en que mi familia estaba en Filadelfia y yo trabajaba fuera. Estaba hasta las nueve de la noche en la biblioteca y luego al laboratorio. Durante nueve meses dormí en casa de amigos o en el despacho.Luego en Filadelfia con mi familia, alguna Nochevieja o Año Nuevo, de pronto se me ocurría algo y tenía que ir al laboratorio, no podía ponerme a cocinar cuando tenía la idea en la cabeza de que iba a conseguir algo. Siempre estaba pensando en nuevas ideas me hacía preguntas, una vez tras otra, y eso te pone muchas las pilas.
—¿Qué es la ciencia para usted?
—Es todo. Me gusta leer publicaciones de los años sesenta, en los que había menos datos que ahora, pero mucha más reflexión. Me gustaría poder abrazar a las personas que escribieron con tanta pasión sus artículos, aunque la mayoría ya están muertos
—Poca gente conoce a los científicos que han hecho posibles las vacunas o a otros que con sus trabajos también salvan vidas.
—Sí, eso habrá que cambiarlo. La gente toma por las mañanas una pastilla que le va a salvar la vida y no se plantea quién la habrá inventado, pero luego están las Kardashian a las que todos conocen y te preguntas, qué han hecho ellas. Y no han hecho nada.Pero ahora está cambiando. En el aeropuerto de Madrid ves que (los Premios) L'Oreal-Unesco (a mujeres en Ciencia) ponen mi foto y no la de una modelo.
Las personas no se preguntan quién ha descubierto algo, pero es que ni vosotros, los periodistas, ni nosotros los científicos lo hemos comunicado, pero deberíamos hacer algo al respecto.