La guerra contra mujeres y niñas

yasmine sherif / gordon brown PROJECT SYNDICATE

SOCIEDAD

Maria Pedreda

Un año después, los talibanes aún mantienen cerradas las escuelas para ellas

21 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando los líderes talibanes visitaron una escuela de primaria en Kabul en octubre del 2021, dos meses después de tomar el control de Afganistán, varias niñas de siete u ocho años se levantaron, una a una, y dijeron: «Nuestras clases se han reanudado, pero no para nuestras hermanas más mayores. Nos han prometido que ellas volverán a clase, ¡pero eso no ha pasado todavía!».

Ahora, en el primer aniversario del regreso de los talibanes al poder, la mayoría de los 1.880 colegios de secundaria para chicas permanecen cerrados. Y cuando las mujeres y niñas se manifestaron en Kabul el pasado fin de semana, pidiendo que sus oportunidades educativas se restableciesen, las fuerzas talibanas dispararon sobre las cabezas de las protestantes.

El libro sagrado del islam, el Corán, alienta tanto a mujeres como a hombres a leer, contemplar y continuar con la educación. El profeta Mahoma defendió la educación como un derecho religioso para hombres y mujeres. «Buscar la educación desde la cuna hasta la tumba», decía. Pero la prohibición de los talibanes de las escuelas para niñas ha convertido a Afganistán en el único país musulmán que prohíbe la educación secundaria para las niñas.

En agosto del 2021, los talibanes prometieron a los afganos y al resto del mundo que ellos reabrirían las escuelas de primaria, secundaria y superior tanto para chicos como chicas. Se esperaba que los colegios de secundaria de las niñas reabriesen el 23 de marzo, coincidiendo con el año nuevo persa. Pero cuando llegaron a las puertas de las escuelas, guardias talibanes armados les impidieron entrar.

Unos días después, docenas de escolares niñas protestaron en las inmediaciones del Ministerio de Educación en Kabul. «¡Abrid las escuelas! ¡Justicia! ¡Justicia!», clamaron, sujetando carteles en los que se podía leer: «La educación es nuestro derecho fundamental, no un plan político». Los talibanes, no obstante, permanecieron poco convencidos. Como resultado, las niñas de Afganistán, cerca de un millón de las que no tienen acceso a la educación secundaria, son las niñas y adolescentes más olvidadas del mundo. Nadie debería permanecer en silencio ante esta discriminación.

Después de cuatro décadas de conflicto armado y desastres naturales por el clima, Afganistán es uno de los países más pobres y menos desenvueltos del mundo. Pero los talibanes están negando a la mitad femenina del total de trabajadores la oportunidad para ayudar a reconstruirlo. Afganistán no puede permitirse retroceder un cuarto de siglo al inicio de la primera etapa de los talibanes en el poder en 1996, cuando el grupo prohibió a las mujeres y niñas trabajar fuera de casa, ir al colegio o a la universidad o dejar sus casas a no ser que fuesen acompañadas por un mahram (marido, padre, hermano o hijo).

Antes de la toma de poder de los talibanes en 1996, el 60 % de los profesores de la universidad (y casi la mitad de los estudiantes) eran mujeres. Además, las mujeres representaban el 70 % de los maestros, el 50 % de los trabajadores del gobierno y el 40 % de los médicos en el país.

Hoy, con Afganistán enfrentándose a un colapso económico, pobreza y a un incremento del riesgo de hambruna, e incapaz de sobrevivir sin ayuda humanitaria, los talibanes están discutiendo que los uniformes de las niñas para el colegio no son islámicos. Pero la mayoría de los afganos no creen que túnicas largas y negras y un hiyab resuelva los problemas del país.

Sin embargo, los talibanes amenazan con cerrar las escuelas de secundaria para niñas que han permanecido abiertas en las principales provincias, como Balkh en el norte, a no ser que cambien sus uniformes. Mientras, algunos miembros talibanes que pueden permitírselo están enviando a sus hijas fuera a estudiar. Otros tratan de convencer a los líderes religiosos de la organización en Kandahar para que consideren la prohibición y dejen a las niñas volver a las escuelas.

En marzo, los ministros de Exteriores de los países del G7 y Noruega, junto con el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, firmaron un comunicado condenando la negativa de los talibanes a reabrir los colegios de las niñas.

Pero hay que hacer más. La comunidad internacional debe hacer que los derechos de mujeres y niñas afganas sean principales en sus negociaciones económicas y diplomáticas con los talibanes. Afganistán y su gente han sufrido lo suficiente. Cualquiera que se preocupe por el futuro del país debe defender el derecho de las adolescentes a la educación, y el de las mujeres a trabajar.

 © 2022 Project Syndicate. Traducción S. P.