El microcosmos de Guillermo del Toro articula su Pinocho

e.r. / c.s. LONDRES / EFE

SOCIEDAD

Guillermo del Toro, con su «Pinocchio» animado
Guillermo del Toro, con su «Pinocchio» animado Netflix

La adaptación del clásico, producida por Netflix, envuelve los temas que conmueven al director mexicano en una preciosista técnica de animación

23 oct 2022 . Actualizado a las 09:23 h.

En la actual fiebre por revitalizar el mito de la marioneta de madera con espíritu de niño, el mexicano Guillermo del Toro se desmarca con su particular visión de Pinocho, una bella película en animación stop-motion en la que no falta ni una sola de las constantes que marcan su cine.

Desde los monstruos que pueblan sus películas a la religión, el fascismo, la muerte y la soledad, Pinocchio parece por momentos un destilado de los temas que conmueven a Del Toro, quien hizo hace unos días realizó el estreno mundial de su película en el Festival de Cine de Londres.

La prensa especializada acogió con aplausos el pase del filme, más dirigido a jóvenes y adultos que a niños pequeños.

El Pinocchio dirigido al alimón por Del Toro y el veterano animador Mark Gustafson embarca a la marioneta y su padre Gepeto en una odisea ambientada en la Italia del dictador Benito Mussolini, con el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial (pese a que el original de Carlo Collodi se remonta a finales del siglo XIX). No faltan el inseparable Pepito Grillo ni un hada de apariencia fantasmagórica, como tampoco lo hace el malvado dueño del circo que recluta a Pinocho, el conde Volpe, pero la acción queda subordinada al vínculo entre Gepeto y su criatura.

«Creo que (la historia de Pinocho) me ha tocado como hijo y como padre, y creo que es una idea que ayuda mucho a sanar los malentendidos de las familias. Si tú puedes entender a tu hijo o a tu padre como alguien falible, las heridas se sanan», dijo Del Toro, quien perdió a su progenitor hace cuatro años.

Esta revisión del clásico, producida por Netflix y realizada en colaboración con la Jim Henson Company, llegará a Netflix el 9 de diciembre, unas semanas después del remake del clásico de Disney que ha dirigido Robert Zemeckis junto a Tom Hanks, en el mismo año de una versión rusa en 3D, y tras la que los italianos Matteo Garrone y Roberto Benigni estrenaron en el 2020.

Pero sus creadores no tienen duda: este Pinocho es único e inconfundible. «Nuestro Pinocho es diferente a cualquier otro que nadie vaya a ver jamás. El nuevo elemento es que cogemos el tema fundamental, que es que debe obedecer y ser bueno para convertirse en un niño real, y le damos la vuelta totalmente para decir: la desobediencia es importante, así es como se aprende», dijo Gustafson.

Y el sello personal de Del Toro hace que sus oficiales fascistas remitan a los de El laberinto del fauno o El espinazo del diablo; su circo ambulante traiga esencias de Nightmare Alley; el rechazo que suscita Pinocho recuerde a la criatura de La forma del agua; o sus alusiones religiosas puedan llevar a Cronos. Todo el microcosmos del director mexicano está ahí, pero esta vez envuelto en una preciosista técnica de animación que cuenta con las voces de estrellas del cine como Ewan McGregor, Cate Blanchett, Tilda Swinton y Christoph Waltz.

Del Toro explicó cómo la técnica del stop-motion es una vieja conocida para él. «Lo he hecho desde que empecé de niño. Fundé una compañía que hizo stop-motion en efectos de maquillaje por más de una década. Empezamos el movimiento en México antes de hacer Cronos [...] He estado haciendo animación regularmente en la ultima década y este proyecto lo he estado preparando quince años casi», dijo. 

Junto a la animación, la película destaca también por unos cuantos números musicales —que no han sido bien recibidos por la crítica—, que en alguna ocasión de interrumpen abruptamente creando golpes de humor inesperados.