Esta próxima semana en Galicia seguirá lloviendo por encima de los valores normales
14 dic 2022 . Actualizado a las 14:00 h.Desde 1951 se han registrado en Galicia diez períodos de sequía. Cada una ha tenido sus propias particularidades. La de este año, por ejemplo, coincidió con unos meses muy cálidos que retroalimentaron la situación de escasez. Las altas temperaturas provocaron que el agua del suelo se redujese significativamente debido a la evaporación que genera el calentamiento de la superficie.
Después de un verano que fue extremadamente caluroso la necesidad de lluvia era ya algo muy apremiante. La comunidad requería además mucha agua para poder compensar el notable déficit pluviométrico, que en septiembre era del 35 %. En algunas zonas incluso del 50 %. Sin embargo, las previsiones estacionales no eran muy esperanzadoras. La influencia del potente anticiclón de bloqueo no cesaba y hacía temer lo peor, que se mantuviera así en la época del año más lluviosa del clima gallego.
Pero Galicia demandó un diluvio y eso fue precisamente lo que recibió. Se presentó además el tipo lluvia perfecta: intensa, persistente y generalizada. Esta clase de precipitación llena los embalses y recarga los suelos.
La cantidad de agua que se recogió entre octubre y noviembre ha sido descomunal. Basta con comprobar los registros en la estación meteorológica del Observatorio Astronómico Ramón María Aller, de la Universidad de Santiago, uno de las más antiguas de la comunidad. «Ata o 31 de agosto tiñamos 526,2 litros por metro cadrado. Entre outubro e novembro medíronse 582 litros. A falta dun mes para rematar o ano, a choiva recollida no pluviómetro é de 1.282,9 litros/m2. Polo tanto, xa se sobrepasan os 1.204,9 do total do 2007, o máis seco da serie», apunta José Ángel Docobo, director del observatorio. En algunas estaciones de la red de MeteoGalicia, como la de Santa Comba, se acumularon más de mil litros por metro cuadrado.
Las precipitaciones extremas de los últimos dos meses prácticamente permiten dar por finalizada la sequía meteorológica, aunque depende del sistema de referencia. «En la serie de referencia que tenemos para Galicia el SPI-6 hasta el 30 de noviembre es 1.09. Entre 1 y -1 estamos en normalidad. Por debajo de -1 estamos en sequía y por encima en húmedo, así que ahora mismo podríamos considerar los últimos 6 meses como moderadamente húmedo», comenta Juan Taboada, de MeteoGalicia. «Sin embargo, el valor del índice SPI-12 de noviembre aún se mantiene en valores negativos por lo que técnicamente aún estamos en período de sequía meteorológica con efectos en la sequía hidrológica, la relacionada con la disminución en las disponibilidades de aguas superficiales y subterráneas», añade Francisco Infante, delegado de la Aemet en Galicia.
Una tormenta perfecta
En Galicia que llueva mucho no sorprende a nadie. Sin embargo, los registros de este otoño superan sobradamente lo que podría considerarse como normal. Coincidieron tres factores atmosféricos que propiciaron el diluvio.
El primero y quizás más importante es que el anticiclón de las Azores por fin abrió las puertas del Atlántico para que pudieran llegar las borrascas desde la zona de Terranova. No tardaría mucho en formarse el típico tren de bajas presiones impulsado por una corriente en chorro o jet stream que en algunos momentos estuvo circulando más al sur lo normal.
Las borrascas llegaron y sus frentes empezaron a descargar una cantidad enorme de agua. Una anomalía cálida en la temperatura del agua en el Atlántico norte estaba aportando humedad. «As augas quentes favorecen que as masas de aire que transportan as borrascas veñan máis cargadas de humidade e con maior temperatura. Ao mesmo tempo, isto incrementa a inestabilidade e intensifica as chuvias das frontes. As precipitacións foron puntualmente moi fortes e cunha actividade treboenta importante. Isto é o pouco frecuente, posto que a precipitación frontal en Galicia acostuma a ser de tipo estratiforme en lugar de convectivo», subraya Damián Insua, del Grupo de Física No Lineal de la Universidad de Santiago.
Un último factor determinante, fue el papel del anticiclón de las Azores. Durante la segunda quincena de octubre su centro de acción estuvo sobre el Mediterráneo. Desde ahí siguió ejerciendo de bloqueo, pero la diferencia es que las borrascas quedaban atascadas justo sobre Galicia. Esto provocó que los frentes fuesen estacionarios, es decir, con un movimiento más lento. En esta situación las lluvias, además de fuertes, permanecían más tiempo de lo habitual. La configuración atmosférica para esta próxima semana también favorecerá que la precipitación sean intensas.