Yoly Saa: «No dejo fuera ningún tipo de música, porque todas aportan cosas buenas»

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La cantante gallega Yoly Saa
La cantante gallega Yoly Saa Inma Flores

La artista gallega compite este jueves en la final de «Dúos increíbles», en La 1 de TVE, haciendo pareja musical con Sole Giménez

15 dic 2022 . Actualizado a las 18:30 h.

Yoly Saa (Pontevedra, 1992) era maestra y futbolista profesional, pero lo dejó todo para apostar por un sueño: triunfar en el mundo de la música. Empezó tocando en el metro de Madrid y este jueves será una de las protagonistas de la final del programa Dúos increíbles, de La 1 de TVE, donde en las últimas semanas ha sido pareja artística de Sole Giménez. Juntas competirán por la victoria con los dúos formados por Ana Belén y Agoney y por Miguel Poveda y Antonio José. Yoly Saa ha compuesto canciones para Malú y Luz Casal, ha colaborado con artistas como Andrés Suárez, Nil Moliner y Álex Ubago y encara una gira que la traerá el 13 de enero a Santiago y el 14, a Pontevedra.

—¿Esperaba llegar a la final de «Dúos increíbles»?

—De entrada no me veía haciendo un programa de televisión, pero el formato, el hecho de tener una banda en directo, estar ahí con gente que lleva tantísimos años en esto, todo eso me hizo decantarme por ir allí. En ningún momento creímos que pudiésemos llegar tan lejos por el hecho de que yo era la más desconocida de todos los junior y no sabes cómo va a votar el público. Fuimos sin ningún tipo de pretensión y dispuestos a aprender. Sabíamos que todo lo que pasara allí iba a ser muy guay.

—Sole Giménez no fue su primera elección como pareja musical. En principio tuvieron que conformarse una con la otra, pero al final la relación funcionó...

—En principio nos quedamos un poco frías con la situación, cada una a su manera, pero nos duró lo que duró ese cachito de programa. Luego lo hablamos y creo que ella lo entendió perfectamente. No era que no quisiese cantar con ella o elegirla a ella, sino que estaba allí también la persona a la que había estado escuchando durante los doce años más felices de la vida, esos en los que se sientan las bases de tu gusto musical. En este caso era Ana Belén la que estaba allí. Tenía la opción que cantar con ella y el corazón me podía. Soy bastante visceral en ese sentido. No fue que no quisiese formar dúo con Sole Giménez. De hecho tenemos un gusto musical muy parecido, una misma manera de entender la música y de vivirla en directo. Creo que al final eso nos ha dado el poder de llegar tan lejos.

—Pero en el programa de la semana pasada le dieron una sorpresa y pudo resarcirse. ¿Qué sintió al escuchar la armónica de «El hombre del piano», una de sus canciones favoritas, y cantarla con Ana Belén?

—Pasó todo tan rápido que solo pude ponerme a llorar. Me acuerdo de que estaban todos compinchados, todo el mundo lo sabía menos yo. Tenía entendido que íbamos a la sala a grabar algunas cosas y me sorprendió cuando me dieron un micro al entrar. Al escuchar la armónica de una canción que he escuchado tantísimo en mi vida y al ver a Ana Belén ya sabía que habían querido regalarme un ratito con ella, porque sabían lo importante que era para mí. Creo que es uno de los momentos más bonitos de mi carrera musical. Lo recuerdo y me emociono, porque fue algo muy especial, compartido también con mi padre. Han sido muy generosos dejándome tener ese ratito con ella.

—¿Cree que crecer con esa música ha marcado su estilo, que parece alejado del reguetón y el «autotune»?

—La actualidad está marcada por unos ritmos muy concretos y creo que hay momentos para todo. No soy detractora de nada y me gustan todos los estilos musicales. Creo que del reguetón se pueden sacar muchas cosas. Soy una persona que usa mucho el autotune porque me gusta como elemento estético. Y la gente me pregunta: «¿Por qué lo usas, si cantas así de bien?». Parece que solo se usa cuando alguien no afina. Creo que la música avanza muy rápido. Me siento más identificada con los músicos más veteranos, como Ana Belén, en la manera de cuidar las letras y los mensajes. Tal vez sí se ha perdido la manera de decir las cosas. Mi relación con ellos está en la dureza de las historias, como en el caso de Víctor Manuel o Pedro Guerra, esos relatos más densos y más profundos. Y es verdad que el bolero ha asumido una parte importante de mi estética, pero llevado a algo mucho más moderno. Yo en mis directos soy muy orgánica y no dejo de ir con mi guitarra, con mis pedales. Me gusta que suene a banda, aunque mis producciones tienen toques muy modernos propios de nuestra generación. No me gusta dejar fuera ningún tipo de música, porque creo que todas te pueden aportar cosas buenas.

 

—Además de ser intérprete compone sus propias canciones. ¿Qué cosas la inspiran?

—Cualquier cosa que me pase y que me toque lo suficiente como para replantearme algo en mi vida, ya sea el paso de los años o el hecho de que alguien muy importante de la industria musical te prometa que te va a convertir en una estrella y después no respete lo que eres e intente cambiarte. Hablo de eso, de la pérdida de un ser querido, el amor, el desamor, el agradecimiento a mi padre por haberme enseñado la música... cosas que nos van pasando a todos a lo largo de la vida o cosas que escuchas y que no necesariamente te pasan a ti. Un aspecto importante que va a haber ahora en mi música tendrá que ver con la salud mental, porque hemos cuidado muy poco nuestra cabeza y nos han pasado muchas cosas que a todos nos duelen.

— ¿Cómo fue ese momento en el que dejó de ser futbolista profesional para dedicarse a la musica y tocar en el metro?

—Fue un salto al vacío. A mí el fútbol sala me apasiona, pero nada se asemeja a la música. Yo era profesora, había acabado mi carrera, jugaba al fútbol profesionalmente en Pontevedra, pero la vida que vivía no me hacía feliz. Había construido otro camino porque me había dicho a mí misma que nunca podría dedicarme a la música. Tuve que cambiarlo todo por absolutamente nada, por una ciudad nueva, sin amigos y sin un futuro profesional claro. Fue un momento de mucha incertidumbre pero me salió bien y fue una experiencia enriquecedora. Les había dicho a mis padres que me iba dos años y después volvería porque no iba a pasar nada. Había ahorrado un año entero para poder estar dos años viviendo de lo que sacase en el metro. Tuve la ayuda de compañeros que estaban mejor posicionados y tuve la suerte de que me salió bien, pero podía haber salido mal, vaya. Me parece peligroso decir eso de que si tienes un sueño debes ir a por él. Nadie te dice que por mucho que lo intentes, te esfuerces y seas buenísimo lamentablemente el 90 % de las veces no pasa nada. Hoy estoy viviendo esto, pero soy consciente de que esto no me asegura el comer toda la vida. Mi sueño en la música es poder seguir haciendo lo que hago dentro de veinte años, pero es un camino complicado en el que hay que tener los pies en el suelo. Todo pasa muy rápido y da mucho miedo, pero cuando la música te empapa de esta manera y sientes la adrenalina que supone subir al escenario te haces adicto a la música. Tiene ese poder de que la gente deje toda su vida por intentar dedicarse a esto. Por eso los músicos muchas veces malvivimos, porque es algo que escapa a toda lógica. Creo que es peligroso decir que luches por tus sueños y los conseguirás. Eso no te asegura conseguirlos. No es una visión derrotista, sino que creo que es real.

—Este año editó su primer disco, «A golpes de fe», y este viernes publica nuevo tema, «Todo por los aires».

—El primer disco es más sólido que el primer EP, porque cuando llegué a Madrid no tenía ni idea de nada y ahora ya manejo términos de producción y jerga musical. Tengo bastante claro hacia dónde quiero que vaya una canción. Creo que todavía no he encontrado mi sonido. Mi vida ha cambiado contundentemente y este A golpe de fe ha sido una manera de golpearme con la realidad, a veces han sido golpes buenos y otras veces han supuesto dejar de creer en una parte de la industria que no me gusta. Con el nuevo tema, Todo por los aires, se puede ver por vez primera una Yoly más pop-rock, con esa sensación no tanto de solista sino de banda. Me gusta mucho el directo y necesito que mis canciones suenen a banda y a rock mezclado con cosas electrónicas y más modernas. Es algo más roquero que lo que se ha visto hasta ahora y con la dureza de palabra que me caracteriza.