Así fue, paso a paso, el robo millonario de botellas de vino en Atrio

la voz AGENCIAS

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El dueño de Atrio, en una comparecencia ante los medios
El dueño de Atrio, en una comparecencia ante los medios Carlos Criado | EUROPAPRESS

La mujer entretuvo al empleado al pedirle que le subiera varios platos de comida a la habitación, mientras el hombre robaba la llave de la bodega

06 mar 2023 . Actualizado a las 20:15 h.

La Audiencia provincial de Cáceres ha condenado a cuatro años y seis meses de prisión al acusado de robar 45 botellas de vino del restaurante Atrio de la capital cacereña, Constantin Dumitru; y a cuatro años de prisión a Priscila Lara Guevara, coautora de un delito de robo con fuerza de especial gravedad en establecimiento abierto.

Además, los acusados deberán compensar conjunta y solidariamente con 753.454 euros a la aseguradora Reale, que llegó a un acuerdo con los dueños de Atrio, a los que indemnizó por el valor que se reclama y que también coincide con el precio del peritaje que se realizó a los vinos que desaparecieron de la bodega del afamado restaurante cacereño.

La Audiencia Provincial considera como hechos probados que los dos acusados, puestos de común acuerdo y con la finalidad de obtener un beneficio ilícito, decidieron que se alojara la mujer el día 26 de octubre del 2021 en el hotel Atrio de Cáceres, lugar que conocían por que ya habían estado antes -los días 1 de junio, 13 de junio y 12 de agosto de 2021-, supuestamente planeando el robo.

La reserva fue realizada únicamente por la mujer, que utilizó para registrarse un pasaporte falso y llevaba solamente una mochila, que un empleado cogió en un descuido de Priscila y comprobó que no tenía peso alguno.

La sentencia indica que posteriormente se presentó el varón -Constantin- para cenar y alojarse, sin registrarse, en el hotel. Tras cenar ambos en el restaurante del establecimiento, realizaron una visita guiada a la bodega y luego subieron a la habitación. Más tarde, sobre las 2:10 horas de la madrugada, la acusada llamó a recepción, pidió una ensalada y preguntó varias veces por el tiempo que tardaría en ser servida al único empleado que se encontraba en ese momento en el hotel-restaurante.

El empleado de recepción le explicó que se encontraba solo y que la cocina estaba cerrada, extrañado por la solicitud, dado que habían cenado un menú degustación de 14 platos. Pero, ante la insistencia de la acusada, accedió a la petición, indicando que tardaría por lo menos unos 20 minutos en servir lo solicitado.

El empleado se dirigió a la cocina,  y en ese momento el acusado aprovechó para presentarse en la recepción, donde cogió una llave electrónica con la que acudió a la bodega, pero no pudo consumar el robo porque se equivocó de llave. El empleado, tras subir la ensalada, regresó a recepción.

El acusado, al ver que la llave no abría la puerta de la bodega, realizó una llamada desde la puerta de la bodega a la mujer, que se encontraba en la habitación, para que volviera a entretener al recepcionista. Entonces ella volvió a llamar a recepción para pedir un postre, a lo que nuevamente el empleado puso reparos, pero al final accedió a llevarle algo de fruta.

Entonces el hombre -Constantin- volvió a la recepción y cogió de una caja la llave maestra número 27, abrió la bodega y se apoderó de 45 botellas de vino que guardó en una mochila y dos bolsos de gran tamaño con los que subió inmediatamente a la habitación antes del regreso del empleado a la recepción.

Después los acusados abandonaron precipitadamente el hotel en coche sobre las 5:00 horas. El hombre cargaba la mochila a la espalda y los dos bolsos con las botellas, en las que habían introducido cuatro toallas del baño de la habitación del hotel para evitar que tintinearan entre ellas, según relatan los hechos probados de la sentencia.

Cabe recordar que el juicio por este robo quedó visto para sentencia el pasado miércoles después de tres sesiones por las que pasaron unos 16 testigos y cuatro peritos que aportaron pruebas, como la del ADN de restos biológicos que se encontró en el baño de la habitación donde se alojaron y que eran coincidentes con los acusados, así como las grabaciones de las cámaras de seguridad o el control de los teléfonos que los sitúan en el hotel la noche de los hechos.