Reclama una reflexión serena sobre la posibilidad de inscribir en España a los niños nacidos de vientres de alquiler en otros países
30 mar 2023 . Actualizado a las 18:00 h.No quiere meterse en charcos Alberto Núñez Feijoo; no en este momento. Partidario de reabrir el debate de la gestación subrogada —«Entiendo que debemos darlo, está encima de la mesa, queremos y debemos ordenarlo»—, el presidente del Partido Popular avanzó este jueves sin embargo en Lisboa que ahora no es el momento, que la política española está en otras cosas, que cerrar este asunto no es hoy el principal problema de este país. Aún así, centró el tiro: lo que no puede ocurrir, dijo resumidamente, es que algo que es ilegal en España se esté permitiendo en la práctica a través del registro de niños gestados en otros países.
Desde Galicia, Alfonso Rueda respalda la consideración de su jefe de filas. Entiende que el tema debe tratarse de forma «razonada» y «sosegada», analizándose sus distintas implicaciones, con la mercantilización como «línea roja». Quiso apuntar este jueves el presidente gallego que este es un tema complejo, que ha ido provocando cambios de postura y que suscita puntos de vista muy distintos, incluso dentro de un mismo partido. Reconociendo «sinceramente» no «tener un juicio formado al respecto», aseguró que le gustaría escuchar las opiniones de diferentes personas que puedan «aportar» al debate, alejado de la prensa rosa.
Desde Ciudadanos, el único partido político que se ha mostrado abiertamente a favor de la maternidad por sustitución, reprochan a Feijoo su postura esquiva después de que el miércoles Génova se mostrase abierto a debatir para regular la práctica en casos en los que no mediase contraprestación económica. «Nunca encuentran el momento. Todo hay que debatirlo muy despacio. Llevan diez años debatiéndolo», censuró Inés Arrimadas. También en el PSOE critican los vaivenes de los populares y descartan rotundamente la vía altruista. «No hay debate sobre si el dinero debe mediar o no, es una condición para que esta práctica sea posible», sentenció Andrea Fernández, secretaria socialista de Igualdad.
PSOE
En contra. La postura de PSOE es firme: ni con dinero, ni sin dinero por medio aceptan la posibilidad de recurrir a otra mujer para que esta geste un hijo con carga genética propia o donada. Porque, como expuso ayer el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, «no se puede comerciar con el cuerpo de las mujeres» y porque estas, consideró la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, «tienen un papel distinto que jugar en la sociedad que el de ser vientres de alquiler para nadie». Cada vez que tienen la ocasión, los socialistas insisten en que la gestación por sustitución es ilegal en España y, conscientes de que en la práctica se está llevando a cabo en otros países y posteriormente se están registrando aquí los niños, Patxi López ya se plantea si no sería bueno darle una vuelta a la ley para evitar la argucia. Hay que estudiar la fórmula para no «cargar las culpas al niño», precisó ayer. Fuentes parlamentarias han aclarado, sin embargo, que no trabajan en ninguna iniciativa concreta.
CIUDADANOS
A favor, siempre que no se cobre por hacerlo. Aprovechando la polémica abierta, Ciudadanos ha retomado su propuesta de regular la gestación subrogada, siempre sin contraprestación económica y con «límites». Como ya había hecho en el 2017, el grupo de Inés Arrimadas registró ayer en el Congreso una proposición de ley que obligará a los grupos parlamentarios a posicionarse al respecto cuando su toma en consideración sea debatida por el pleno. Para las «miles» de familias que quieren tener hijos y no pueden, plantean una regulación «garantista», que limite a los 45 años la edad máxima de quienes recurren a esta práctica, exija que las mujeres gestantes hayan sido ya madres y establezca como requisito que cuenten con recursos económicos suficientes.

podemos
En contra. Censuran la maternidad subrogada en todas sus formas. Desde el Ministerio de Igualdad, Irene Montero insiste en que en España está considerada como una «forma de violencia contra la mujer» y, de hecho, planteó incluir en la reforma del aborto, que entró en vigor el mes pasado, que se persiguiera con penas de cárcel a los padres que recurrieran a esta práctica en otros países. El Ministerio de Justicia lo frenó, y esa parte del texto fue suprimida.
izquierda unida
En contra. «Ni las mujeres son incubadoras, ni ser padre y madre es un derecho, ni los bebés son objetos de consumo para comerciar». Izquierda Unida dice no a la «explotación del cuerpo de las mujeres» y no a «la trata de seres humanos».
vox
En contra. La formación de Santiago Abascal reafirmó el miércoles su rechazo a los embarazos subrogados después de que su portavoz parlamentario, Iván Espinosa, dijese a los periodistas que su partido no había fijado posición. A través de un comunicado, Vox ha querido dejar claro que se alinea con aquellos a favor de sancionar de forma expresa esta práctica.
bng
En contra. También en el BNG rechazan la «involución» que suponen los vientres de alquiler para los derechos de las mujeres, que, subrayan, no son «una incubadora». Según Ana Pontón, esta cuestión supone «un abuso contra aquellas con menos recursos», preocupada por que «en este momento se pretenda dar pasos atrás en cuestión de derechos femeninos». Por esta razón, la portavoz nacional del Bloque exigió ayer al presidente de la Xunta que aclare su postura al respecto y llevará a la Cámara autonómica una propuesta de declaración institucional para que el resto de grupos parlamentarios se posicionen.
La Iglesia: «La mujer no puede ser una incubadora»
El mayor golpe a la estrategia serena del Partido Popular ha llegado, sin embargo, desde la Iglesia católica, que ha expresado sus «reservas» con la gestación subrogada y ha recordado que «ser madre no es en sentido estricto un derecho». «Comprendiendo el dolor de no poder tener hijos y las dificultades, la mujer no puede ser una incubadora», alegan los obispos, nada sospechosos de coincidir con posiciones izquierdistas en cuestiones de natalidad.
Desde la Conferencia Episcopal advierten que en la gestación subrogada no solo interaccionan una mujer y un hijo, sino también otros actores como «la madre gestante». «Es una persona», enfatizó ayer su secretario general, César García Magán, recordando que «no todo lo que es técnicamente posible es éticamente factible».
También han dado su opinión los obispos sobre el ordenamiento jurídico español, «contradictorio» en su planteamiento sobre los vientres de alquiler, y la posición del Gobierno: «Por una parte se dice que la mujer es dueña de su cuerpo, como en el caso del aborto, en otros no se le reconoce ese derecho».