Cómo ser diplomática

Beatriz Pallas ENCADENADOS

SOCIEDAD

23 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Vestir con pulcritud, tener don de gentes y manejar con destreza las situaciones más espinosas deben ser algunas de las virtudes que adornen por definición a un miembro del cuerpo diplomático. Ninguna de ellas parecen encajar en el molde de Kate Wyler, la embajadora norteamericana que protagoniza La diplomática, la nueva serie adictiva de Netflix. Se trata de un drama político con pizcas de humor cuyo estilo ecléctico cobra sentido cuando se repara en que el currículo de su creadora, Debora Cahn, contempla el paso previo por series tan heterogéneas como Homeland, Anatomía de Grey y El ala oeste de la Casa Blanca. Sin detenerse mucho a observar, se pueden detectar en su fórmula algunas trazas de todas ellas.

Cuando empieza el primer episodio, la especialista en conflictos internacionales está acabando de hacer sus maletas para poner rumbo a Kabul, pero el Gobierno estadounidense alberga otros planes para ella. Esto la obliga a cambiar de pronto el burka por los tacones y el té con pastas en los salones de Londres después de que un ataque en un portaaviones avive tensiones en Oriente Medio. Pero uno de sus mayores obstáculos tendrá que resolverlo en su propia casa, porque el señor Wyler, su marido, no parece dispuesto a mantenerse en un segundo plano mientras ella hace su trabajo.