Barbie presenta su primera muñeca con síndrome de Down

P. V. LA VOZ

SOCIEDAD

Mattel continúa su apuesta por la integración con una figura con la que quiere «erradicar los estigmas a través de los juguetes» y ayudar con ello a «construir un mayor sentido de la empatía»

19 oct 2023 . Actualizado a las 12:59 h.

Barbie se ha convertido, a lo largo de sus más de seis décadas de historia, en la línea de muñecas más inclusiva del mercado. La figura evolucionó desde ese modelo de chica pin-up, con curvas y piernas largas, que tanta devoción como críticas motivó desde su lanzamiento, a la representación de la diversidad de los cuerpos femeninos y de las diferentes ocupaciones, a medida que la mujer accedía socialmente a todo tipo de trabajos. De esas Barbies rubias y morenas de tez lánguida iniciales se pasó a muñecas de todo tipo: afroamericanas, trabajadoras, estudiantes, ingenieras, científicas, calvas, en silla de ruedas, con audífonos o atletas paralímpicas. Y, ahora, Mattel lanza, por fin, la primera Barbie con síndrome de Down.

El fabricante de juguetes se ha asociado, en esta ocasión, a la Sociedad Nacional de síndrome de Down de Estados Unidos para conseguir que «más niños a encontrar una muñeca que los represente», según ha explicado Lisa McKnight, la encargada de Barbie dentro de Mattel. El objetivo, dentro de la apuesta de la empresa por una mayor inclusividad, es inspirar a todos los niños, dada la «importancia del rol que tiene Barbie en las primeras experiencias en la infancia». Esta nueva muñeca servirá para «erradicar los estigmas a través de los juguetes» y ayudar con ello a «construir un mayor sentido de la empatía», ya que «el objetivo es hacer que los niños con síndrome de Down se vean en Barbie, al mismo tiempo que se anima a otros a jugar con muñecas diferentes a ellos».

La nueva muñeca, que ya está a la venta en la web de la compañía, pertenece a la gama Barbie Fashionista y representa una Barbie sensiblemente diferente a la clásica en su aspecto físico. Tiene la cara un poco más redondeada, con ojos almendrados y orejas más pequeñas y, además, han querido representar también una de las características más comunes en quienes presentan esta afección: tener una sola línea en las palmas de las muñecas.

La barbie con síndrome de Down junto al grupo de barbies de la gama Fashionista
La barbie con síndrome de Down junto al grupo de barbies de la gama Fashionista MATTEL | REUTERS

En cuanto a su look, en este caso Mattel ha optado por usar un vistoso vestido con los colores amarillo y azul, relacionados con el síndrome de Down, y unas plantillas ortopédicas de color rosa en los tobillos, usadas por muchos de los niños que tienen esta condición genética.

La figura se completa, además, con un colgante con tres flechas rosas, que representan la tercera copia el cromosoma 21, que es lo que define el síndrome de Down. Este trastorno genético, como explicaba el experto Salvador Martínez, «es la consecuencia de una alteración en el número de cromosomas» y ninguna persona con síndrome de Down es igual a otra, ya que, de todos los signos que suelen describir a esta condición, «ninguno de ellos los tiene todos».

La carrera de Barbie por la integración

Barbie se lanzó al mercado en el año 1959, y supuso toda una revolución. En aquel momento, la mayoría de las muñecas que se fabricaban representaban a bebés, pero Ruth Handler pensaba, tras ver el comportamiento de su hija Barbie, que las niñas preferirían jugar con algunas que tuvieran cuerpo ya de mujer. La idea fue rechazada, pero durante un viaje a Alemania, Handler descubrió una figura que representaba a una mujer sexi, pensada para el público adulto, que enseguida traspasó las fronteras germanas y llegó a Estados Unidos. Mattel compró los derechos y recuperó la idea inicial de Ruth, dándole a la muñeca el nombre de la hija de esta. Así nació Barbie, y solo unos años después, su novio Ken, también nombrado por otro de los hijos del matrimonio Handler.

Barbie representaba el ideal de belleza de la época. Era guapa, de piernas largas, curvas marcadas y pecho prominente, y vestía, en su primera versión, un bañador tipo de la época con estampado de cebra.

La muñeca fue objeto tanto de adoración como de críticas. A muchos les espantaba la sexualización femenina, a otros la superficialidad y muchos otros la culparon de la perpetuación de un ideal de belleza muy concreto y nocivo para muchas mujeres. 

La frivolidad de la Barbie no era solo cuestión de imagen física. La propia Mattel incidía en Barbie como una mujer guapa y con pocas luces o ambiciones, lo que dio lugar a no pocas parodias. Aún en 1992, algunas de las frases que repetían las muñecas eran «¿tendremos alguna vez suficiente ropa?» o “las mates son tan difíciles”. Las críticas de las mujeres universitarias estadounidenses hicieron que la compañía tuviese que retirar esa partida de Barbies.

Y sus medidas físicas, que se corresponderían con un 91-46-84 en una mujer de 1,75 metros, están muy lejos del modelo saludable que se promueve en la actualidad, y fomentaban, en opinión de muchos, la anorexia. De hecho, también fue a finales de los 90 cuando, para atajar las críticas, Mattel comenzó a cambiar el molde del cuerpo para que la muñeca tuviese una cintura más ancha.

La carrera de la Barbie por la integración fue progresiva, aunque llegó tarde. En 1997, el mismo año en el que se había cambiado el molde, Mattel lanzó una Barbie en silla de ruedas, aunque tenía un problema: no cabía en el ascensor de la casa de la muñeca. La accesibilidad aún tardaría más en llegar.

La muñeca de Mattel representó con sus figuras la entrada de la mujer en el mundo laboral
La muñeca de Mattel representó con sus figuras la entrada de la mujer en el mundo laboral MARIO ANZUONI | REUTERS

Aunque la primera Barbie con otro color de piel hizo su debut en 1967, muchos niegan que se trate de la primera afroamericana. Lo único que hicieron fue usar el mismo molde, por lo que se trataba de una muñeca con rasgos caucásicos, pero de color negro. Hasta el año 2009 no apareciera la primera Barbie afroamericana realista, con la gama So In Style, cuando la empresa creó un nuevo molde que representaba mucho más fehacientemente los rasgos de una mujer afroamericana.

Lo cierto es que, con el tiempo, la apuesta de Barbie por la representación fue creciendo exponencialmente. Lo que al principio era mostrar a la muñeca en profesiones vinculadas a las mujeres, poco a poco se fueron incluyendo otras que hacían a las niñas soñar con otro tipo de ocupaciones en su futuro. Barbies científicas, deportistas de élite, ingenieras o astronautas empezaron a poblar las estanterías de las tiendas de juguetes. Y, en muchos casos, se tomaban incluso ejemplos de mujeres de éxito, como la pintora Frida Kahlo, la tenista Venus Williams o la astronauta Samantha Cristoforetti. Una lista de ejemplos motivadores que fue creciendo mucho con los años.

Algunas Barbies que mostraban mujeres de éxito, en una exposición sobre la popular muñeca
Algunas Barbies que mostraban mujeres de éxito, en una exposición sobre la popular muñeca MARIO ANZUONI | REUTERS

Además, se comenzaron otro tipo de mujeres diferentes. Con diferentes colores de piel, con tallas más diversas, embarazadas o con vitíligo. Entre ellas, fue famoso el caso de la Barbie calva, en representación a las niñas que se habían quedado sin pelo por los tratamientos contra el cáncer, y que venía con una colección de pelucas, sombreros o pañuelos para la cabeza. 

Ahora, por fin se ven representadas, a través de la muñeca más famosa del mundo y que tendrá pronto una esperada película dirigida por la aclamada Greta Gerwig, también las niñas con síndrome de Down.