En los próximos cinco años, el clima entrará ya en un escenario que no se esperaba hasta finales de siglo
22 jun 2023 . Actualizado a las 19:27 h.En diciembre del 2015, el mundo se reunió en Francia en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) organizada por Naciones Unidas para aprobar el histórico Acuerdo de París, que sustituye al antiguo Protocolo de Kioto.
El éxito más importante de aquella cumbre sobre cambio climático celebrada en la capital francesa fue el compromiso por parte de las naciones del planeta de poner en marcha todas las medidas posibles para evitar que la temperatura media global no supere este siglo 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. Desde entonces, la cifra define la política climática mundial.
Ese valor no es producto del azar ni un invento de los gobiernos. Se trata de un límite que señala la ciencia a partir del cual se pueden poner en marcha los llamados puntos de no retorno del sistema climático. La estabilidad del clima de la Tierra depende de ciertos mecanismos de regulación, entre los que estarían la selva amazónica, el hielo del Ártico y la Antártida y las corrientes oceánicas, entre otros.
Si el calentamiento global se desboca, alguna de estas piezas puede alcanzar un punto crítico de desestabilización y generar una especie de efecto dominó que empuje a las demás. Un caso. La selva del Amazonas alcanzaría ese escenario si pasase a emitir más dióxido de carbono del que captura. En ese caso la masa forestal más grande del mundo pasaría a convertirse en parte del problema y no de la solución.
Sin embargo, esa frontera térmica parece a día de hoy una utopía más que una meta real. Nadie parece creer en esa cifra y su función actual está pensada más para presionar a la comunidad internacional para que se tomen medidas. Todos las proyecciones señalan que el aumento de la temperatura media se moverá entre 2,5 y 3 grados a finales de siglo al ritmo actual de emisiones. De hecho, algunas previsiones señalan que los tres grados podrían llegar muchos antes, alrededor del 2070.
Respecto al grado y medio, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció ayer que existe un 66 % de posibilidad de que se alcance ya antes del 2027 debido al aumento de los gases de efecto invernadero y al fenómeno de El Niño. «Además, existe una probabilidad del 98 % de que al menos uno de los próximos cinco años, y el período de cinco años en su conjunto, sea el más cálido registrado», apunta el informe de la OMM.
La última actualización del evento oceánico que se produce en el Pacífico apunta a que será un episodio fuerte o muy fuerte. «El fenómeno se combinará con el cambio climático inducido por el hombre para llevar las temperaturas globales a un territorio desconocido. Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medio ambiente. Necesitamos estar preparados», asegura el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.
«Se pronostica que las temperaturas medias globales seguirán aumentando, alejándonos cada vez más del clima al que estamos acostumbrados», añade Leon Hermanson, científico experto de Met Office que dirigió el informe.
El estudio pone el foco en el Ártico, donde se espera un calentamiento mucho más intenso que en el resto del mundo, una circunstancias que tiene un impacto en el clima del hemisferio norte. «En comparación con el promedio de 1991-2020, se pronostica que la anomalía de la temperatura será más de tres veces mayor que la anomalía media global. Los patrones de precipitación pronosticados para el promedio de mayo a septiembre de 2023-2027, en comparación con el promedio de 1991-2020, sugieren un aumento de las precipitaciones en el Sahel, el norte de Europa, Alaska y el norte de Siberia, y una reducción de las precipitaciones para esta temporada en el Amazonas y partes de Australia».