Pedro Duque: «No me importaría volver al espacio, pero el futuro es de Sara»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los astronautas Sara García y Pedro Duque participaron en A Coruña en una jornada del Consello Social de la UDC.
Los astronautas Sara García y Pedro Duque participaron en A Coruña en una jornada del Consello Social de la UDC. Germán Barreiros

La nueva astronauta española confía en tener la oportunidad de ir a la Luna

29 may 2023 . Actualizado a las 22:20 h.

De un soñador a otro, de un maestro a una alumna aventajada. Así fluyó la conversación entre los dos. Él es Pedro Duque y ella, Sara García Alonso: presente y futuro de la exploración espacial española. Ambos son astronautas, él retirado y ella en la reserva, a la espera de que en algún momento se presente una oportunidad. Fue algo que soñó de niña, pero que empezó a vislumbrar hace veinte años cuando Duque cumplió con su segundo y último viaje al espacio. En ese momento Sara vivía en León y tenía 14 años. Su anhelo infantil ya no se veía un imposible. «Es el único español de la Agencia Espacial Europea que ha viajado al espacio. Fue inspirador, porque veías a un compatriota cumplir un sueño que tenían tantas personas. Y entonces veías que tú también podías hacerlo».

Años más tarde, García Alonso, investigadora contra el cáncer en el CNIO, decidió presentarse a las pruebas de la Agencia Espacial Europea (ESA). Fue seleccionada como reserva, mientras que su compañero, el también leonés Pablo Álvarez, pasó a formar parte de la plantilla oficial de cinco astronautas de la ESA.

Sara sabe, no obstante, que también tendrá una oportunidad de entrar en la órbita. Y, por qué no, de viajar incluso a la Luna. Mientras tanto sigue los consejos de Pedro Duque en una complicidad que quedó este lunes de manifiesto en el encuentro organizado en el Palexco de A Coruña por el Consello Social de la Universidade da Coruña (UDC), donde ofrecieron las conferencias «O círculo virtuoso da ciencia e a innovación», en el caso del ex ministro de Ciencia, y «Misións espaciais tripuladas no século XXI» ante una sala abarrotada.

Ahora, más que maestro y alumna, son amigos. «Pedro fue de las primeras personas en felicitarnos, a Pablo y a mi, y hemos estado en contacto desde entonces. Para mi es un orgullo y una ilusión tenerlo a nuestro lado», confiesa la joven.

Referentes

Duque, sin embargo, le resta importancia: «Dar consejos a los jóvenes astronautas es lo normal. Todos los países lo hacen, siempre que tengan a alguien que se acuerde de como era esto y que tenga la ilusión de contar con que haya un relevo». Recuerda que él no tuvo ningún referente español, pero aún así cumplió su anhelo. «Cuando yo era pequeño España era un país en el cual los niños no podían permitirse tener cierto tipo de sueños, porque era un país atrasado y con un dictador. Pero hemos mejorado muchísimo y una de las formas de verlo es que tenemos un potente programa espacial. Tenemos que llevar la cabeza muy alta, en esto y en todo lo demás. No tenemos que tener envidia ni achantarnos ante nadie de ningún país de Europa, por mucho producto interior bruto per cápita que tengan», responde con seguridad y orgullo.

A sus 60 años tampoco le importaría regresar al espacio y seguir el ejemplo del mítico John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra y que repitió experiencia espacial en 1988, a sus 77 años, acompañado por Pedro Duque. El español, sin embargo, ve muy difícil que surja una nueva oportunidad, porque «los profesionales son ellos ahora, Sara y Pablo. Son el futuro». Pero si apareciera no lo dudaría: «Claro que no me importaría volver al espacio», asegura.

Entiende que Pablo y Sara son el relevo. Y lo creen. La joven astronauta está convencida de que, aún siendo una astronauta suplente, le llegará su ocasión. Incluso a la Luna. «¿Por qué no? —se pregunta— En mi caso, y a diferencia de Pablo, si hay oportunidades de vuelo tendría una misión más ad hoc, y probablemente más corta. Entonces no necesitaré una formación tan continuada como ellos, pero teniendo en cuenta cómo están creciendo el sector aeroespacial es fácil que surjan algunas oportunidades que se ajusten a mi perfil». Y Duque asiente.

«Tenemos que llevar mucha más gente a la Luna» 

Puede que muchos no lo sepan, pero los pañales absorbentes, el microondas, los teléfonos inalámbricos, el microondas de la cocina o el desarrollo del GPS son inventos surgido de la tecnología espacial. Y son solo unos pequeños ejemplos de lo que la investigación en este ámbito ha aportado y puede seguir haciéndolo. Por eso es importante que España, como está haciendo, apueste por este campo. No solo en exploración, que también, sino por las oportunidades que ofrece en el desarrollo de satélites de comunicaciones y de otro tipo y en los proyectos de observación de la Tierra. Fue el mensaje que dejaron en A Coruña, en la jornada organizada por el Consello Social de la UDC, tanto Pedro Duque como Sara Garcia Alonso. España puede y debe estar situada en primera línea en el renacer espacial. «Hay desde luego un incremento muy fuerte y muy explosivo de las inversiones en temas espaciales. Existen ya dos utilizaciones del espacio que ya son suficientemente comerciales. Por un lado, las constelaciones de satélites de comunicaciones y los sistemas de observación de la tierra, que están sirviendo a muchísimas industrias y que están creando negocios y mercados, porque se requieren muchos más cohetes y a precios más reducidos.

Simbiosis positiva

Y aparte está la exploración, y los países que pretenden ser punteros quieren explorar antes que los otros. «Tenemos que llevar a mucha más gente a la Luna», apunta Duque, que advierte que la competencia tecnológica entre países será lo que llevará al hombre a Marte. Según él, existe un «sistema doble simbiótico» entre las empresas y la ciencia, que se retroalimentan con intercambios de inversión y encargos de investigación y desarrollo, además de con productos y tecnología.

Se trata de una serie de procesos que, para Pedro Duque, son beneficiosos para la sociedad en su conjunto por su trascendencia e impacto.

Y Sara apunta que en esta carrera la inteligencia artificial será de gran ayuda, como lo prueba el proyecto de la ESA para crear un gemelo digital de la Tierra para «realizar simulaciones que permitan gestionar y prevenir el cambio climático». Y ambos creen en la Agencia Espacial Española.