Muere John Goodenough, el Nobel que inventó las baterías de los móviles y que dio clases en Galicia

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

Goodenough, en una de las conferencias que ofreció en Santiago
Goodenough, en una de las conferencias que ofreció en Santiago SANDRA ALONSO

El químico, que fue investido doctor Honoris Causa por la Universidad de Santiago, visitó la comunidad con frecuencia y mantenía un contacto estrecho con investigadores gallegos

26 jun 2023 . Actualizado a las 20:43 h.

«Soy ya muy mayor para el Premio Nobel y tengo claro que no me lo van a dar». Por una vez el químico alemán John B. Goodenough (Jena, 1922) se había equivocado. Era la contestación habitual al correo electrónico que con regularidad le enviaba a su pupilo Francisco Rivadulla, investigador del Ciqus de la Universidade de Santiago. Pero, aunque tarde, a los 97 años le llegó el máximo reconocimiento de la ciencia, que lo reconocía en el 2019 como el padre de las baterías de ion litio, las que se utilizan desde en los teléfonos móviles a los ordenadores, tabletas o vehículos. Fue un inventor fecundo y siguió trabajando hasta sus últimos días. Incluso poco antes de que falleciese este domingo a los 100 años, justo un mes antes de que pudiera cumplir los 101 años.

Con sus baterías también fue uno de los impulsores de la electrificación de los vehículos y en los últimos años se centró en el desarrollo de dispositivos para el almacenamiento de energía «Esta batería recargable sentó las bases de la electrónica inalámbrica, como teléfonos móviles y computadoras portátiles», dijo la Real Academia Sueca de Ciencias al otorgar el premio. «También hace posible un mundo libre de combustibles fósiles, ya que se utiliza para todo, desde alimentar automóviles eléctricos hasta almacenar energía de fuentes renovables».

En los últimos años, Goodenough y su equipo universitario también habían estado explorando nuevas direcciones para el almacenamiento de energía, incluida una batería de «vidrio» con electrolito de estado sólido y electrodos metálicos de litio o sodio.

Nació el 25 de julio de 1922 en Jena, Alemania, de padres estadounidenses, después de completar una licenciatura en matemáticas en la Universidad de Yale, Goodenough recibió una maestría y un doctorado en física de la Universidad de Chicago. Se convirtió en investigador y líder de equipo en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y más tarde dirigió el laboratorio de química inorgánica en la Universidad de Oxford. En el 2019 se convirtió en el ganador más longevo en la historia de los Nobel, en la categoría de Química.

El químico, a la izquierda, cuando fue investido doctor Honoris Causa en la Universidade de Santiago
El químico, a la izquierda, cuando fue investido doctor Honoris Causa en la Universidade de Santiago XOAN A SOLER

John Bannister Goodenough tuvo una gran relación con Galicia y con los investigadores gallegos. No solo con Francisco Rivadulla, con el que participó en más de veinte artículos científicos y que lo calificó como «a persona máis intelixente que coñecín na miña vida», sino también con el catedrático de la Universidade de Santiago José Rivas, que fue el padrino del químico alemán cuando tomó posesión como doctor Honoris Causa por la Universidade de Santiago el 5 de abril del 2002.


Pero también tuvo un vínculo muy importante con los químicos de la Universidade da Coruña. De hecho, visitó Galicia en repetidas ocasiones, tanto para asistir a cursos como seminarios o impartir conferencias. Incluso para dar clases. Como la que ofreció hace algo más de veinte años en la Universidade da Coruña, cuando un hombre ya mayor, cercano a los 80 años y una educación exquisita, sorprendió a los alumnos, que desconocían de quien se trataba. Fue también en ese momento cuando comentó a los estudiantes de la asignatura de Ciencias Materiales que la batería que tenían en sus móviles y ordenadores había nacido de un experimento suyo y de otros colegas con los que compartió el Nobel: los profesores M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino.
«Lo llevé a clase 2 o 3 veces y quedó encantado con los alumnos. Impartió las clases como un profesor más de Ciencias Materiales y fue muy participativo con los alumnos», recordaba la catedrática de Química Orgánica María Antonia Señarís, que realizo el posdoctorado con una beca Fullbright entre 1993 y 1994 en el laboratorio de Goodenough en la Universidad de Austin (Texas).

El químico alemán de origen estadounidense siguió trabajando hasta prácticamente sus últimos días.