De las redes sociales a las webs eróticas: cómo los menores se inician en el consumo de pornografía

Lucía Blanco, R. R. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MABEL RODRÍGUEZ

El acceso a los móviles facilita que los jóvenes visualicen material de tipo sexual a partir de los 11 años, según los expertos

16 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si buscas en Google la palabra porno, en menos de un segundo dispones de 7.230.000.000 resultados. Las webs con contenido erótico y las redes sociales ofrecen estos materiales casi sin restricciones por edad. Tan solo un clic puede separar a los más jóvenes de los contenidos de tipo sexual, un consumo que comienza cada vez a más corta edad. «Empiezan sobre todo porque tienen un acceso más temprano a los dispositivos móviles», dice Jorge Gutiérrez, impulsor de la asociación Dale Una Vuelta (DUV), que informa sobre la pornografía y sus efectos. Las cifras terminan por dar la voz de alarma. «Comienzan en torno a los 11 años y se convierte en un consumo habitual a los 13», asegura Antonio Rial, doctor en Psicología Social y profesor de la USC.

El entorno social y familiar tienen mucho que ver en esta práctica. «El teléfono es un cohete hacia el porno y a las familias les cuesta controlar el acceso a la tecnología porque se ha normalizado. Además, estamos en una sociedad donde el sexo se ha convertido en un producto en lugar de una experiencia compartida», detalla Alejandro Villena, psicólogo, sexólogo y director clínico y de investigación en la oenegé DUV. Estas razones explican que la visualización de este tipo materiales se haya incrementado en los últimos años en España. «En torno al 90 % de los adolescentes habría consumido pornografía, mientras que hace tres o cuatro años eran tres puntos menos», añade Rial.

Los chicos se encuentran entre los principales usuarios. «El consumo es como mínimo tres o cuatro veces mayor, pero se están estrechando las diferencias con respecto a las chicas». La tecnología provoca que las fuentes de acceso a la pornografía cambien. Ahora compartir escenas sexuales a través de los dispositivos es la principal vía de entrada, según el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia de Save The Children. «Si en las generaciones anteriores los adolescentes intercambiaban revistas o películas pornográficas, con la expansión de internet y los smartphones este intercambio es de memes, gifs, fotos, enlaces a vídeos o vídeos», recoge el estudio.

Carga erótica en las redes sociales

Precisamente, la progresiva erotización de las redes sociales tiene mucha influencia en el fenómeno. «Está claro que TikTok no es una web porno, pero la carga erótica que tiene a día de hoy es indiscutible», defiende Antonio Rial. La industria pornográfica se beneficia de que las plataformas concentren este tipo de contenidos: «Hay un empeño por su parte de mostrar a actores y actrices deseables, vendiéndolos como que ganan mucho dinero, y que es normal publicitar el cuerpo y exhibirlo», cuenta Villena. 

A estas plataformas se le suma la aparición de servicios como OnlyFans que representa «la pornografía 3.0 porque es más interactiva, tienes mayor protagonismo y más exclusividad con la persona que está al otro lado de la pantalla», señala Jorge Gutiérrez. Aunque presenta restricciones de edad, los expertos alertan de la presencia de menores en estos canales. «Hay chicas de 16 años con un perfil y es un círculo vicioso, porque comienzan a compartir contenido erotizado en Instagram, sigue en TikTok, llega a OnlyFans y termina en una web erótica», especifica Rial.

La publicidad también provoca que accedan casi de manera inconsciente. «Se encuentran ventanas emergentes con imágenes que les producen una sensación tan fuerte, que se les quedan grabadas y al cabo de un tiempo vuelven por curiosidad», explica el impulsor de Dale Una Vuelta. Un fenómeno al que algunos autores se refieren como una «violación psicológica» del menor.

Webs sin límite de edad

Todos estos canales funcionan como «puertas de entrada que están ahí y que si se normaliza esa pornografía suave, luego es más sencillo dar el salto a cualquier plataforma», argumenta Alejandro Villena. Que barreras tradicionales como la edad, el coste o la necesidad de mostrar la identidad hayan casi desaparecido también facilitan la incorporación de los menores a los portales. «En la inmensa mayoría de webs de contenido pornográfico no piden ningún tipo de verificación de edad. Te preguntan si tienes más de 18 años y ya está», anuncia Gutiérrez.

Algunos países han decidido tomar cartas en el asunto, como Francia que ha presentado un proyecto de ley para cerrar webs pornográficas que no filtren a menores. «Hay que ver qué sistema funciona mejor y respeta más el anonimato de otras personas. Pero los propios portales de contenido tienen que dar un paso adelante», añade. Por el momento, a nivel nacional las leyes son «aún muy blandas y hay muchas lagunas, hace falta un trabajo a nivel jurídico de consensuar y de desarrollar», señala el profesor de la USC. 

Pornografía, primer contacto con la sexualidad

Para muchos chicos, la pornografía se convierte en su primera toma de contacto con la sexualidad, con los riesgos que eso conlleva. «Aprenden a excitarse con cousas que non son naturais porque as outras persoas non son suxeitos, non contan para nada, só importo eu e a miña adicción», dice Concha Rodríguez, psicóloga sanitaria. La profesional alerta de la falta de educación sexual y emocional al respecto«Teñen sensacións moi fortes sen ningunha responsabilidade, porque non aprenden a regulalas, senón a saltar dun impulso sexual a unha conduta sen pasar polas emocións». 

La prevención comienza con el diálogo. «Como el consumo no deja señales físicas ni visibles claras, no es fácil detectarlo. Pero hay que confiar en tus hijos e hijas desde que son pequeños para que puedas preguntar y averiguar que hay un problema», sostiene Gutiérrez. Sin embargo, existen pequeñas alertas que pueden indicar un uso abusivo de este tipo de contenidos. «Que tengan un modo de hablar cada vez más sexualizado, que se aíslen en la habitación o en el baño para ver material variado en sus móviles o tablets, el descenso en el rendimiento escolar, no cuidar el sueño o la falta de habilidades sociales pueden funcionar como señales», concluye el experto.