Científicos japoneses logran retrasar el alzhéimer en ratones con una vacuna

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Ilustración de la afectación cerebral producida por el alzhéimer
Ilustración de la afectación cerebral producida por el alzhéimer

«Si es efectiva en humanos supondrá un gran paso», dicen los investigadores

15 ago 2023 . Actualizado a las 11:16 h.

Las personas que sufren alzhéimer en etapas ya avanzadas dejan de sentir ansiedad y los ratones vacunados por un equipo de científicos de la Universidad de Juntendo, en Tokio, la mantienen. Por lo tanto, aunque son indicios todavía muy preliminares de un estudio que ni siquiera ha sido revisado por otros investigadores se presentan como verdaderamente esperanzadores.

«La enfermedad de Alzheimer ahora representa entre el 50 % y el 70 % de los pacientes con demencia en todo el mundo. La nueva prueba de vacuna de nuestro estudio en ratones apunta a una forma potencial de prevenir o modificar la enfermedad. El desafío futuro será lograr resultados similares en humanos», dice el autor principal del estudio, Chieh-Lun Hsiao, para quien «si la vacuna pudiera resultar exitosa en humanos, sería un gran paso adelante para retrasar la progresión de la enfermedad o incluso prevenirla».

Este aparente éxito nace de otro trabajo llevado a cabo por científicos de esta misma universidad. Desarrollaron una vacuna para eliminar las células que expresan la glicoproteína asociada a la senescencia (SAGP). Pretendían —y lo consiguieron— minimizar en los ratones algunas enfermedades relacionadas con la edad, como la ateroesclerosis o la diabetes tipo 2. Además, un segundo estudio detectó que las SAGP se expresan en gran medida en las células gliales de las personas con alzhéimer. Y, a partir de ambos, este último grupo de investigadores decidió probar si la vacuna podría resultar útil para atacar las células de los ratones en las que estas SAGP se expresan más de lo normal.

Los resultados no han podido ser más llamativos. Los ratones vacunados redujeron significativamente los depósitos de proteína beta amiloide, que forman las placas que desencadenan esta enfermedad, si se les compara con los del grupo de control que solo recibieron un placebo. El astrocito, la célula más frecuente de las gliales que funciona como un marcador de la inflamación, se redujo de manera significativa. Además, en un prueba de comportamiento con un dispositivo tipo laberinto, comprobaron que a los seis meses de edad —la vacuna se les administró a los dos y los cuatro meses— los ratones inmunizados tendieron a comportarse como animales sanos, mostrando un nivel superior de conciencia sobre su entorno.

Actuar sobre la microglía

Este experimento, en los que a todos los ratones se les indujo la enfermedad y a unos se les vacunó y a otros no, también les sirvió para comprobar que las SAGP —proteínas relacionadas con el envejecimiento— se localizan muy cerca de las microglías, que tienen un papel muy importante en la defensa inmunitaria del sistema nervioso central. De hecho, estas microglías ayudan a eliminar las placas de proteínas que se presume que provocan el alzhéimer, pero al mismo tiempo también pueden dañar los neuronas y, por tanto, agudizar el deterioro cognitivo de las personas afectadas.

«Al eliminar la microglía que está en estado de activación, también se puede controlar la inflamación en el cerebro. Una vacuna podría apuntar a la microglía activada y eliminar estas células tóxicas, reparando en última instancia los déficits en el comportamiento sufridos en la enfermedad de Alzhéimer», destaca Hsiao, quien da cuenta de que otros equipos ya intentaron lo mismo y ellos están en condiciones de añadir un plus. «Estudios anteriores han tenido éxito en la reducción de los depósitos de placa amiloide y los factores inflamatorios. Sin embargo, lo que hace que nuestro estudio sea diferente es que la vacuna también alteró el comportamiento de estos ratones para mejor», concluye el científico.