Un estudio británico muestra que la ansiedad ante el aumento de las temperaturas está desencadenando problemas psicológicos entre la población más joven, pero también respuestas activas
02 sep 2023 . Actualizado a las 13:46 h.Se entiende como «angustia climática» el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que produce observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones. La interiorización de los grandes problemas medioambientales está desencadenado problemas psicológicos en una población cada vez más concienciada, especialmente en los más jóvenes, pero también reacciones activas. No siempre la ansiedad bloquea; en algunos casos, mueve a la acción.
Un equipo de investigación del Imperial College de Londres y la Universidad de Queensland (Australia) se interesó por la salud mental y el bienestar general de un grupo de jóvenes del Reino Unido de entre 16 y 24 años, preguntándoles de qué manera la crisis climática ha afectado positiva o negativamente a su vida y chequeando su participación en acciones proambientales y climáticas. Uno de cada diez aseguraron sentirse frecuentemente muy agobiados por cómo afectará el cambio climático a su futuro y, aunque muy pocos manifestaron haber experimentado situaciones climáticas extremas, la mayoría se declararon molestos por la degradación medioambiental de lugares que les importaban, frustrados por la falta de acción e invadidos por sentimientos de culpa y vergüenza al respecto. Sin embargo, los que más angustiados se mostraron fueron los más propensos a afirmar que la acción por el clima les aportaba sentido y satisfacción.
El miedo como motor
Tanto las emociones positivas —como la esperanza— como las negativas —como la rabia y la frustración— se relacionaron con el activismo climático, mientras que la culpa, la vergüenza, la tristeza y el miedo se asociaron con una menor adopción de medidas.
Los resultados del trabajo, publicado en la revista PLOS Global Public Health, sugieren además que los problemas de salud mental existentes pueden hacer que una persona sea más vulnerable a esta angustia climática. Sus autores advierten que estas conclusiones «ponen de relieve la necesidad de un apoyo psicosocial específico y adaptado al clima para mantener el compromiso de los jóvenes y, al mismo tiempo, cuidar su salud mental».