Antía González, madre de la primera vacunada contra la bronquiolitis: «Da tranquilidad porque en los primeros meses es cuando lo pillan todo»

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Antía González Pombo dio a luz el domingo a las seis de la tarde y este lunes, a primera hora, todavía a medio desayunar, se encontró «con todo el sarao». El Sergas eligió el Hospital Teresa Herrera de A Coruña para iniciar la campaña de inmunización contra el virus respiratorio sincitial (VRS) y a su hija, la pequeña Lía, le tocó ser la primera. Se topó por tanto con el equipo sanitario, el de prensa del Chuac coruñés y hasta el propio conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña

Antía y Alejandro, el padre de la recién nacida, habían visto los carteles publicitarios que anunciaban la campaña en el hospital, pero con la emoción y el ajetreo propio de esos días para nada tenían en mente que les iba a tocar la aplicación de esta profilaxis.

«Vino el chico de prensa —que lo conozco porque yo trabajé unos meses en el gabinete— y nos dijo que habíamos sido seleccionados y que iba a venir el conselleiro a dar el visto bueno», relata la madre, que siguió la broma y describe la escena con humor: «Allí estábamos, tres del gabinete, el del vídeo... y, ala, primera banderilla».

Pese a lo inesperado, pocos padres como ellos en Galicia están más al tanto de lo que es un anticuerpo monoclonal y para qué sirve esta especie de vacuna. «Ya la conocíamos porque nuestro hijo Roque, que tiene tres años, nació en el 2020 con una cardiopatía y se lo daban como una vez al mes, pero era solo para niños con problemas de corazón, respiratorios...», detalla Antía, que explica que el medicamento no era de la misma marca pero para ellos ya resulta en cierta medida familiar. De hecho, en ningún momento se plantearon si Lía se lo iba a poner o no.

«Las vacunas las ponemos todas, incluso las que son voluntarios. Y esta da mucha tranquilidad. No sé si inmuniza del todo, pero por lo menos le protegerá unos meses. Al principio, sobre todo si tienen hermanos que van al colegio, es cuando lo pillan todo», concluye Antía, que no puede tener mejores palabras para el hospital y el equipo que la atendió. Le tocó de matrona una vecina a la que conocía previamente y una de las mejores habitaciones en la que incluso pudo dar a luz sin necesidad de que la trasladasen a otras dependencias. «Pudimos hasta poner música y la verdad es que todo genial. Es como si estuviese en un resort pero de parto», resume la madre, que espera recibir mañana el alta junto a la nueva integrante de su familia.