El actor de 60 años también detalla sus problemas con el alcohol y su traumático divorcio de Rebecca Romijn
19 oct 2023 . Actualizado a las 18:27 h.Para más de una generación, el tío Jessi es ese familiar que todos querían tener, el guay con el que se podía hablar de cosas que no se le contaban al los padres. Ahora, el actor que le dio vida, y que quedó prácticamente encasillado en ese personaje, John Stamos, está a punto de publicar sus memorias a los 60 años. Bajo el título de If You Would Have Told Me (Si me lo llegas a contar...), saldrán al mercado del próximo día 24 de octubre en Estados Unidos.
La revista People, como ya hizo con la biografía de Britney Spears, adelanta varios fragmentos de este libro. En él Stamos revela que sufrió abusos sexuales cuando era niño por parte de su niñera, su adicción al alcohol y su traumático divorcio con Rebecca Romijn.
«Empecé a escribirlo y ahí fue cuando de repente todo me vino. Y entonces pensé: 'No, esta noche no es sobre mí, es de sobre los niños. Voy a dejarlo de lado hasta que sea el momento adecuado. Si no, seré un farsante. Es como: venga ya'», asegura el intérprete.
«Será una página, algo así, pero sentía que tenía que hablar de ello. Era raro. Fue algo cuando yo tenía, creo, 10 u 11 años. Nunca tendría que haber lidiado con esos sentimientos», añade ya que ni fue consciente en el momento, ni durante parte de su vida, ya que lo enterró entre sus recuerdos.
«He hecho mucho trabajo por las víctimas. Y sentí que recordaba algo, ligeramente. Siempre estuvo ahí, pero lo almacené, lo dejé de lado, como hace la gente, supongo», añade. Además no recuerda con claridad lo ocurrido: «Es como si te estuvieras haciendo el muerto para que parara. Pero no era algo del todo agresivo. No sé, pero no era algo bueno».
Ahora, ya de adulto y como padre de un niño de cinco años fruto de su relación con la modelo y actriz Caitlin McHugh, asegura que «si descubriera que alguien le ha hecho algo así a mi hijo... esa sería otra historia».
Pero no solo habla de esos abusos, también confiesa lo mal que lo pasó tras romperse su primer matrimonio, con la también actriz Rebecca Romijn. «Mi primer matrimonio me destrozó. Me destrozó durante mucho, mucho tiempo», recuerda. «La odiaba. No podía creerme lo mucho que la odiaba, y eso arruinó mi vida. Lo veo mirando hacia atrás, y hablo sobre ello en el libro, porque el cuarto paso de Alcohólicos Anónimos es soltar todas tus quejas, todo lo que te hicieron. Y ahora puedo decir: ‘Nada'», reconoce. «Empiezas a pensar: a lo mejor ella no era un demonio. Quizá yo tenía tanta culpa como ella», añade.
Fue justo en ese momento en el que comenzó su adicción al alcohol, porque además coincidió con la pérdida de su padre. «Cada vez me hundía más, no me animaba. Me rodeaba de gente que no debía», confiesa. Su detención por conducir ebrio le hizo darse cuenta de que algo iba mal y que debía ponerle remedio. Justo en ese momento llegó también la vuelta de la serie que le lanzó a la fama, contada ahora a través de sus sobrinas televisivas, Madres forzosas. «Es duro, pero quizá de forma distinta. Para mí no es tan duro porque todavía tengo fresca en mi cabeza la imagen de mí mismo esposado en medio de aquella calle. Estaba sentado en un bordillo o algo así. Solo pensar en ello me dan ganas de vomitar. Nunca más», asegura.