Siete comunidades se plantean seguir los pasos de Galicia y regular la venta de bebidas energéticas

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La competencia la tiene la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), que depende del Ministerio de Consumo. Beberse una lata equivale a tomarse dos cafés solos con 15 azucarillos

23 oct 2023 . Actualizado a las 17:36 h.

Galicia abre camino. Después de que la semana pasada la Xunta anunciase su intención de prohibir por ley la venta de bebidas energéticas a menores de edad, hasta otras siete comunidades han manifestado su voluntad de tomar medidas al respecto. De hecho, solo Madrid y Extremadura se han desmarcado explícitamente de la causa.

El plan del Ejecutivo gallego pasa por equiparar estos refrescos estimulantes al alcohol, restringiendo su comercialización y limitando su publicidad, que se dirige principalmente al público adolescente a través de patrocinios deportivos y colaboraciones con videojuegos. Su idea es hacerlo con una nueva ley de prevención de adicciones entre los jóvenes que, según el presidente, Alfonso Rueda, pasará en «pocas semanas» por el Consello de la Xunta para «seguidamente» ir al Parlamento y entrar en vigor en cuestión de «meses». La Consellería de Sanidade ultima estos días los detalles del borrador del anteproyecto, pendiente de que «los expertos» delimiten sobre qué productos se pondrá la lupa. La norma también pretende abordar el uso de vapeadores y otros sustitutivos del tabaco.

Una vez abierta la veda, varios Gobiernos autonómicos han confirmado su determinación de mover ficha, aunque pocos han sido categóricos: solo Castilla y León y la Comunidad Valenciana han comenzado a abordar la cuestión. Según el consejero de Sanidad castellanoleonés, Alejandro Vázquez, se trata de un asunto que «hay que estudiar bien» porque «tiene muchos componentes»: se adoptará una decisión una vez que se analicen «todas las variables». Desde el Ejecutivo de Carlos Mazón avanzan que su Oficina de Salud Mental y Adicciones ya está llevando a cabo un «estudio sensato, reflexivo y sereno» sobre esta problemática «con el ánimo de hacer un abordaje que pueda resolverla». Adelantan, además, que solicitará al Ministerio de Sanidad tratar el consumo compulsivo de estas sustancias en un Consejo Interterritorial de Salud.

Fuentes de la Consellería de Salud de Baleares también consideran que regular el consumo y la venta de bebidas energéticas a menores de edad es una iniciativa a «explorar y valorar», y en Cantabria y en La Rioja no lo descartan. En Castilla-La Mancha están abiertos a estudiarlo y en Navarra «se está planteando».

El País Vasco y Aragón prefieren la pedagogía. Aunque lo considera un «asunto relevante», el Gobierno de Urkullu lo evaluará dentro de la estrategia para fomentar estilos de vida saludables y una alimentación sana de la juventud, según fuentes consultadas por Efe, y el de Azcón estudia el diseño de acciones concretas para concienciar a los adolescentes del riesgo que suponen estas bombas de cafeína y azúcar. De momento, no contemplan prohibirlas. Asturias, por su parte, «declina» valorar la medida impulsada en Galicia.

Consultado al respecto, el Ministerio de Sanidad recuerda que la competencia la tiene la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), dependiente del Ministerio de Consumo. Ya en el 2022, este organismo advirtió de que niños y adolescentes debían evitar el consumo de refrescos energéticos.

Una lata es como dos cafés solos con 15 azucarillos

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, una bebida energética de 330 mililitros aporta 105,6 miligramos de cafeína, lo que equivale a 1,3 cafés solos, pero el formato más popular entre los adolescentes es la lata de medio litro, que contiene unos 160 miligramos de cafeína —dos cafés—. Beber dos latas en un día supondría sobrepasar la dosis aguda de cafeína, entre los 300 y los 400 miligramos.

A este estimulante hay que sumarle la cantidad de azúcar que contienen estas fórmulas: hasta 11 gramos por 100 mililitros, es decir, unos 75 gramos en cada lata de medio litro o, lo que es lo mismo, 15 sobres de azúcar. Al no poder cerrarse, una vez abiertas suelen consumirse enteras, triplicando la dosis diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, las bebidas energéticas contienen otros ingredientes como taurina, guaraná, ginseng y vitaminas del grupo B. Su consumo supone un riesgo alto de hipervitaminosis para la vitamina B3.