En Galicia, que festejó el gordo en el 2022, cada persona gasta de media 74,56 euros
22 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El latido del 22 de diciembre lo marcan las voces de los niños de San Ildefonso, con su particular villancico. Llega el sorteo más esperado de todos, el que da el pistoletazo de salida de verdad a estas fiestas, el de la lotería de Navidad. ¿Quién no tiene alguna participación o décimo? Gran parte de España estará pendiente de los bombos del Teatro Real de Madrid, que empezarán a girar a las nueve de la mañana y estarán en movimiento unas cuatro horas.
Cada gallego gasta una media de 74,56 euros, según la cifra estimada por la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae). Son unos tres euros más que el desembolso del 2022 y supera la media estatal, situada en 71,67 euros. Y esa subida tiene su explicación. El gordo (05490) se paseó por Galicia en el último sorteo de Navidad, que dejó más de 375 millones de euros en la comunidad, con A Fonsagrada y A Coruña como grandes polos de la fortuna. En la localidad lucense, con una única administración, la cuenta salía a 55.000 euros por vecino. Por eso este año multiplicaron sus ventas.
Más series
Además, este año el cebo total es mayor. Se repartirán 2.590 millones de euros en premios, lo que supone un incremento de 70 millones con respecto a los que se otorgaron el pasado. Esta subida se debe a que se han aumentado el número de series, pasando de 180 a 185. Es decir, desde el 12 de julio se pusieron a la venta 185 millones de décimos por un valor de 3.700 millones.
Este jueves miles de españoles formaban colas para comprar los últimos décimos. En las administraciones con solera, esas que alguna vez fueron tocadas con la fortuna, se amontonaban los clientes en la tarde noche. También esperaban en fila a la entrada del Teatro Real personajes ya clásicos que querían tener su asiento para presenciar en directo el sorteo. El llamado obispo de la lotería llevaba desde el día 15 esperando a las puertas del recinto para conseguir un sitio digno de su atiendo. Junto a él, una falsa duquesa de Alba, un Sancho Panza y un soldado romano. Todos ellos disfrazados con algún motivo de la lotería. Todos con sus décimos. Todos deseando que le canten su gordo.
Llevan más de cuarenta años comprando el número de lotería de Navidad que había en el bar de su padre
María Iglesias, y medio centenar de amigos y familiares, juegan al 17940 cada semana desde mediados de los setenta
María Doallo
Dice Jorge Anta, propietario de la administración que encabeza el ránking de venta de lotería de Navidad en Ourense, que este tipo de juegos no son exclusivamente una cuestión de azar. «Tienen algo de mágico, aunque solo sea por la ilusión que provocan», afirma. En su negocio, situado en el centro de la ciudad de As Burgas, recibe a diario por estas fechas a personas con diferentes motivos para comprar sus décimos. Algunos escogen el número porque se ha hecho viral, otros tienen predilección con la terminación y luego están los que compran un número que tiene historia. Eso es lo que le pasa a María Iglesias y a su marido, Benito Cachaldora, que llevan casi cinco décadas abonados al 17940. La tradición la empezó el padre de María, Pepe Montecarlo. Se apellidaba Iglesias pero todos le conocían por el nombre de su bar, uno que tenía en el casco viejo de Ourense. Lo abrió en 1969. «Al poco tiempo empezó con la lotería y los clientes la compraban casi sin excepción», cuenta María.
Su padre falleció, pero los que lo querían, familiares, amigos y clientes, no fallan en su tradición de comprar el 17940. Lo sabe bien Casimiro Fernández, que era uno de los clientes más fieles del Montecarlo. «Había unha peña abonada a este número e o Pepe colleuno cando o deixaron libre. Dende entón, fai máis de 45 anos, non pasa unha semana sen que xogemos a lotería con el», admite. Y es que no solo participan en el sorteo extraordinario de Navidad. «Ahora los abonados somos nosotros y jugamos todos los sábados sin excepción, todas las semanas del año», afirma Benito. Cerca de cincuenta ourensanos compran el 17.940 como una peña, en honor a Pepe Montecarlo. «Lo juegan tíos y primos de mi mujer, amigos íntimos que estaban siempre en el bar, mi hermano, mi hermana...», dice Benito. «Es que claro, después de tantos años, no podemos dejar de jugarlo. A mi padre le encantaba la lotería, le gustaba esa incertidumbre y confiar en el azar. Nosotros seguimos con esto por él, en su honor», apunta María. «E cando alguén falta, como por exemplo este ano que morreu un gran amigo noso, o Gerardo, pois cólleo a súa familia», añade Casimiro.
El 17940 es mucho más que un número para estos ourensanos, es una forma de mantener viva una tradición, de estar unidos a los que ya no están. Y eso que nunca tocó. «Alguna vez una pedrea o algo así, pero poco más. Por eso yo creo que este año salir en el periódico nos va a dar suerte y nos va a caer el gordo», bromea Benito. De ser así, el dinero del premio se quedaría en Ourense porque el número se vende íntegramente en la provincia. A veces se han acercado a premios cuantiosos: un año tocó el 17930 y otro el 71940.
«Yo me volvería loca de felicidad si cae en este número», afirma María, que tiene claro qué es lo primero que haría. «Cuando aún vivía mi padre, siempre decía que me iría corriendo para el bar a brindar con él», añade. Ahora el Montecarlo está cerrado, pero la reacción sería la misma. «Pasaríamos por la Administración Anta a celebrar y luego un brindis en la puerta del bar de Pepe», dice Benito. María, Casimiro y Jorge Anta están de acuerdo. «Hasta que no nos toque el gordo no vamos a dejar de jugar este número. O acaba él con nosotros o nosotros con él», termina Benito. ¡Mucha suerte!