Israel Temprano: «Galicia puede ser líder en Europa en la revolución de la energía limpia»

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN

SOCIEDAD

CESAR QUIAN

El investigador de la Universidad de Cambridge, referente mundial en el desarrollo de baterías de almacenamiento eléctrico que regresa a Galicia para dirigir un laboratorio en la UDC, advierte sobre el enorme potencial de su campo: «Las empresas nos sacan a los estudiantes de las manos»

07 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El talento retorna a Galicia. Israel Temprano Farina (A Coruña, 1976) se ha incorporado al Cica de la Universidade da Coruña para dirigir el Laboratorio de Sistemas de Transición Energética (Liste). Lo ha hecho con cargo al programa de investigación y docencia del Ministerio de Ciencia Beatriz Galindo, dirigido a captar a investigadores excelentes que trabajan en el extranjero. Temprano, que ha desarrollado su carrera científica en el exterior, es investigador principal en la Universidad de Cambridge, donde se ha situado como uno de los referentes en el desarrollo de tecnologías de almacenamiento energético. También es científico principal de la Red Europe de investigación de baterías (Alistori-ERI) y asociado de la británica The Faraday Institution. En los primeros años compaginará su actividad en A Coruña con la de Cambridge para culminar los proyectos que mantiene activos con la institución británica.

—Viene de un grupo muy potente de la Universidad de Cambridge, referente mundial en su ámbito. ¿Aspira a conseguir algo parecido en Galicia?

—Me gustaría tener un grupo grande y potente, con bastante gente formándose en el campo de las tecnologías de gestión energética. Mi especialidad son las baterías, pero la idea es ampliar el campo a sistemas de generación de electricidad o captura de carbono de la atmósfera. El modelo para mi es el grupo en el que estoy en Cambridge, que es el más grande del departamento de Química y somos casi 60 personas.

—¿Las baterías son clave para la transición energética?

—Absolutamente claves. Hoy en día la transición energética es fundamental. La economía mundial de aquí en adelante va a ser completamente diferente y hay un énfasis muy grande en electrificar todos los aspectos de la economía que se puedan: transporte, consumo en hogares, industria y demás. Y las baterías son una pieza clave del puzle para acelerar esa transición energética.

—Galicia es una potencia en generación eléctrica. ¿Con un almacenamiento adecuado podría lograr la independencia energética?

—Sí.Rápidamente y sin muchos problemas. Hay muchos países en el norte de Europa que tienen una gran capacidad de generación eléctrica a través de fuentes renovables que ya tienen un 100 % de su consumo eléctrico copado por energías renovables en una proporción del tiempo bastante amplia. Hay días que no necesitan combustibles fósiles. En Galicia esto es completamente factible, porque también tenemos el soporte de estaciones hidroeléctricas. Con un poco extra de almacenaje energético que puedan aportar las baterías sería bastante fácil incrementar el porcentaje de electricidad producido por las renovables y llegar al 100 % en breve. Galicia está en pole position para ser líder en España y Europa y estar en cabeza de la revolución de la energía limpia.

—La pieza clave son los sistemas de almacenamiento energético. Pero, ¿en qué fase estamos?

—Uno de los retos principales es la integración de los diferentes sistemas. Es decir, compatibilizar, por ejemplo, las baterías con las plantas hidroeléctricas. Con la tecnología en baterías que tenemos actualmente, ya podríamos avanzar muchísimo y hacer las cosas mucho mejor de lo que hacemos ahora, como lo demuestran países como Dinamarca o Noruega. La segunda cuestión es la capacidad de producción de baterías.

—¿No es suficiente?

—Solo en Europa hay más de 50 gigafactorías planificadas actualmente. Hay una demanda de baterías enorme, pero por ahora no es posible fabricar baterías a la velocidad que se requiere para copar la demanda. Hace falta incrementar la capacidad de producción y, en este sentido, uno de los principales factores limitantes es la falta de mano de obra especializada. Una de las cosas que intentaremos promover en la UDC es incrementar el nivel de docencia especializado en sistemas electroquímicos y baterías, para que que los estudiantes  puedan acceder a este nuevo y fructífero mercado laboral y promover la fabricación de baterías en Europa a mayor velocidad.

—¿Pero la tecnología actual es lo suficientemente madura?

—Es madura, pero todavía tiene mucho margen de mejora. Es madura en el sentido de que las baterías hoy en día si las gestionas correctamente te pueden durar muchísimo. Hay coches Tesla que sobrepasan el millón de kilómetros sin problemas porque la gestión se hace muy bien. Pero estamos todavía en las primeras décadas de evolución de las baterías de litio-ion, y la velocidad de innovación en este campo es impresionante. A mayores estamos estudiando nuevas arquitecturas de baterías que son completamente diferentes a las de litio-ion y que pretendemos estudiar en la UDC. Baterías especialmente diseñadas para diferentes aplicaciones, como puede ser las baterías de flujo-redox para el almacenaje a gran escala, que es lo que se necesita para acelerar la producción de electricidad con las renovables.

—Al almacenaje a gran escala es a lo que me refería.

—Sí, pero quiero enfatizar que hay mucha desinformación sobre las baterías. Y la impresión que tiene el público en general es que todavía no están maduras como para hacer la función de almacenaje energético. Se puede mejorar, esto es cierto, pero con la tecnología actual se puede hacer mucho ya. En Australia, por ejemplo, hay sistemas de baterías enormes que pueden almacenar suficiente energía para diferentes territorios durante porciones importantes del día. Se están instalando sistemas que valen miles de millones de euros para aprovechar las renovables. Esto se puede hacer aquí, ya con las tecnologías que tenemos. Cierto es que se pueden mejorar y hacer otras diferentes arquitecturas, y a eso nos dedicaremos en el laboratorio Liste, pero quiero dejar claro que las baterías son más duras de lo que la gente se piensa.

—Bien, ¿pero estamos lejos o no de poder guardar energía, por ejemplo, durante varios días?

—Depende. Con las baterías actuales de ion-litio se habla de almacenajes en torno a cuatro, ocho, incluso doce horas. Hay otras arquitecturas que se diseñan para el futuro, como las del flujo-redox, que son fácilmente escalables, mucho más baratas y con mucho menos impacto ambiental. De hecho ya las hay de este estilo. Por ejemplo, en Japón, que son tan grandes como un campo de fútbol y que dan energía a casas durante un día entero. Actualmente utilizan vanadio como elemento electroactivo, pero el problema es que es tóxico y se requiere de la minería del vanadio para producirlo. Pero las de flujo-redox que estudiamos nosotros, en lugar de emplear vanadio utilizan moléculas orgánicas que se pueden producir sin necesidad de una industria minera y de manera muy eficiente, sin problemas para el medio ambiente. Y son mucho más baratas.

—¿Qué tecnologías van a explorar en su laboratorio?

—Nosotros vamos a investigar casi todos los tipos posibles de baterías de diferentes arquitecturas. Vamos a mejorar las de litio-ion actuales para que puedan almacenar más energía utilizando menos material, que se degraden menos y que se reduzcan los costos y el impacto ambiental. A mayores también estudiaremos otras arquitecturas como son las de sodio-ion; las de litio-aire, que son las más ligeras que se pueden diseñar y que a mayores tienen la ventaja de que no necesitan ningún metal como el cobalto, niquel o manganeso. También investigaremos las de litio-azufre, que utilizan azufre en el cátodo, y las de flujo-redox

—Me había dicho una vez que un coche podría recorrer 5.000 kilómetros con una batería eléctrica. ¿Estamos más cerca?

—Coches eléctricos con una autonomía de 1.000 kilómetros ya los tenemos. Simplemente es cuestión de poner una batería de lition-ion mas grande. Las baterías de litio-aire son tan ligeras que si pusiéramos la misma cantidad se multiplicaría la autonomía por cinco, de ahí los 5.000 kilómetros a los que te refieres. Mi predicción, sin embargo, es que los coches eléctricos normalmente no van a tener más de 1.000 kilómetros, sino en torno a 500 kilómetros de media. Los vehículos eléctricos se van a diversificar, al igual que los de combustión interna. Va a haber coches pequeños, con baterías pequeñas, que van a hacer 300-400 kilómetros, y otros de más largo recorrido con baterías más grandes, que ya existen y se pueden utilizar. Hoy en día lo que se necesita es coches eléctricos más baratos, así que si conseguimos aumentar la densidad energética de las baterías, simplemente se pondrán menos baterías en los coches para alcanzar la misma autonomía, pero a menor precio.

—¿Qué avances se esperan en un futuro cercano?

—La siguiente generación que viene son dos tipos de baterías de litio-ion completamente diferentes. Unas son las que llamamos LFP, o de litio-hierro-fosfato, que son mucho más baratas y se degradan menos, pero que tienen menor densidad energética. Entonces los coches baratos van a ir por ese camino, con autonomías de 300-400 kilómetros. Y las otras, las de más alta densidad energética y con autonomías de 500 a 1.000 kilómetros, serán más caras.

—¿Y la carga?

—En Cambridge estamos estudiando baterías que puedan cargar en menos de 5 minutos. Si tú tienes un coche que se puede cargar en menos de cinco minutos, pues no necesitas que un coche haga 1.000 kilómetros. Es un salto importante. Y hoy en día ya hay coches en el mercado cuya batería se carga del 10 % al 80 % en quince minutos. Quiero remarcar que esta tecnología ya tiene un nivel de maduración bastante bueno y compañías como Tesla, Nio, BYD en incluso Toyota ya están anunciando la salida inminente de baterías con mucha más densidad energética, con coches de 1.000 kilómetros de autonomía y que se pueden recargar completamente en 30 minutos o menos.

—En este escenario de desarrollo de nuevas baterías, ¿Galicia puede tener un hueco?

—Muchos de estos saltos en tecnología no son realmente saltos, sino la acumulación de pequeños descubrimientos que hemos estado haciendo investigadores en este campo en todo el mundo. Muchos de estos descubrimientos los hemos hecho nosotros aquí en la Universidad de Cambridge y en la Faraday Institution, de la que soy miembro. Laboratorios como el que estamos creando en la UDC son los que alimentan el desarrollo de esta industria. Yo quiero llevar mi parte de esta red global a Galicia y a la UDC, y también me gustaría trabajar con industrias locales para que se puedan incorporar a la cadena industrial de baterías y, en general, de sistemas para la aceleración de la transición energética. Yo creo que hay mucho potencial en Galicia y lo que se necesitan son dos cosas. 

—¿Cuáles?

—Una es una buena educación para generar mano de obra especializada en este campo, en el que va a haber muchísimo trabajo durante las próximas décadas. Y, por otro lado, generar conocimiento, generar descubrimientos que puedan ayudar a empresas locales, nacionales y europeas en general a competir en el ámbito del almacenamiento energético.

—¿Habrá trabajo asegurado en el sector?

—Aquí en Cambridge las empresas nos sacan a los estudiantes de las manos. Cualquier persona que tenga un grado, un máster o un curso en este ámbito tendrá una salida laboral probablemente garantizada en las próximas décadas.