«True Detective»: auge y caída de una serie que busca una nueva oportunidad con Jodie Foster

Mikel Labastida VALENCIA / COLPISA

SOCIEDAD

EFE

La famosa producción regresa, diez años después de su estreno, con una cuarta entrega

15 ene 2024 . Actualizado a las 10:27 h.

True Detective es una de las series más célebres de este siglo. Y también la que ha protagonizado la trayectoria más irregular y atropellada. Encumbrada en su debut, vapuleada en su siguiente temporada, prácticamente ignorada en la tercera. Pese a esta deriva nadie ha podido olvidar lo que supuso su estreno, y también lo que supuso que, más tarde, no estuviese a la altura de sus inicios. Ahora regresa con un nuevo intento. Apodada Noche polar, la cuarta temporada se desarrolla en Alaska y está protagonizada por Jodie Foster y Kali Reis. Se estrena el 15 de enero y consta de seis entregas. En España se podrá ver a través de HBO Max y Movistar Plus+.

En el 2010 Nic Pizzolatto publicó Galveston, su primera novela, una sórdida obra sobre un matón que fue aplaudida por su capacidad para romper las reglas que reinan en el género policíaco. Fue aplaudida, estudiada, traducida a varios idiomas por el interés que generó en todo el mundo. Cuatro años después debutaba en televisión como creador y guionista de una serie, True Detective, con la que volvía a conseguir el mismo efecto. Planteó un thriller que se alejaba de los patrones clásicos, acaparó la conversación y recibió toda clase de elogios.

La ficción partía de un esquema clásico: un cadáver, una investigación, dos detectives. Pero se alejaba de estas premisas enseguida para proponer una narración oscura, en la que el caso pasaba a un segundo plano para centrarse en las figuras golpeadas de los agentes, en su deriva emocional, en su deteriorada relación. «Ciertos espectadores la sintieron como algo diferente, aunque venía de fusionar ideas ya existentes. Creó escuela en el terreno del thriller televisivo y llamó la atención de un público amplio», explica el crítico Borja Crespo.

Matthew McConaughey y Woody Harrelson, pareja improbable, se unieron al proyecto y lograron construir unos personajes soberbios que buscaban su redención. A esto hay que sumar unos valores técnicos notables que la convirtieron en el fenómeno del año y en uno de los títulos más significativos de esa edad de oro de las series acontecida a principio de siglo.

«Gustó por la atmósfera, que ya aparece tanto en los títulos de crédito, copiados hasta la saciedad, como en la canción de apertura, y que se mantiene a lo largo de toda la serie. Es una atmósfera inquietante, asfixiante, que envuelve todo el misterio y que acaba contagiando al espectador. Pero, sobre todo, y al margen de una fotografía extraordinaria, una dirección soberbia y dos grandes interpretaciones, lo que atrapa de esa temporada no es tanto la resolución del caso como ver a los detectives frente al abismo», apunta la colaboradora de Pantallas Rosa Palo.

Cuando HBO anunció una segunda temporada de True Detective costó entender cómo continuaría una historia que parecía cerrada. Fue entonces cuando la cadena aclaró que solo se mantendría el título, pero que tanto la trama como los protagonistas variarían. «No repitió el mismo esquema, buscó transitar por otros caminos y esta deriva no gustó a los fans. No es fácil cambiar radicalmente, aunque lleves el mismo sello», apunta Crespo.

Pizzolatto seguía al frente y al reparto se incorporaban Colin Farrell, Vince Vaughn y Rachel McAdams para encarnar a dos agentes de policía y a un criminal cuyos caminos se cruzan en una investigación. No solo es que no lograse repetir el éxito anterior, sino que concitó un rechazo generalizado. «Intentó abarcar demasiado yéndose muy lejos de la primera. Muchísimos protagonistas cada cual con un trauma mayor. La trama a descubrir era inmensa, más liosa que la anterior. El público se había enamorado de los protagonistas anteriores y aquí se echaba en falta alguien tan llano, tan campechano y tan real como el 'Marty' de Woody Harrelson», indica el periodista Carlos G. Fernández. «Se pasaron de rosca: lo que en la primera temporada eran diálogos profundos y brillantes, en esta se convierten en algo forzado e intensito», añade Rosa Palo.

Cuando volvió, cuatro años después, con una tercera tanda de capítulos, esta vez con Mahershala Ali y Stephen Dorff, muchos espectadores todavía se sentían traicionados y no le dieron otra oportunidad. «La tercera estaba mucho mejor, pero también se arriesgó con una época y unos personajes muy alejados de la primera temporada», asegura Crespo. Es lógico por tanto que se tardase en dar luz verde a una nueva temporada. Pero el hecho de lograr involucrar a Jodie Foster en el proyecto ha conseguido que se vuelven a depositar esperanzas en el proyecto. El que no está esta vez es Pizzollatto. Issa Lopez es ahora guionista y showrunner. En ella recaerán todas las miradas por lo que suceda con esta historia sobre una veterana detective que regresa a la carga cuando le llaman tras la desaparición de un grupo de científicos. «Alaska parece una buena tercera vía. Jodie Foster es la gran esperanza, está claro, si el guion está a su altura, es decir, si consigue ser adulto y realista y nos ponga sobre la mesa un buen caso y buenos interrogantes. El mayor recelo es que se quede en nada nuevo, que decepcione por no haber intentado ser audaz», argumenta Carlos G. Fernández. «El rollo nordic noir nunca viene mal. El recelo es lógico: que no esté a la altura de la primera temporada, aunque que alguien como Issa López esté a los mandos puede aportar otra perspectiva y reverdecer laureles», concluye Rosa Palo.