La traumática historia real tras «Mi reno de peluche», la serie del momento en Netflix sobre un cómico acosado y violado

P. V. LA VOZ

SOCIEDAD

El cómico escocés Richard Gadd interpreta su propia historia real en «Mi reno de peluche»
El cómico escocés Richard Gadd interpreta su propia historia real en «Mi reno de peluche» NETFLIX

El humorista escocés Richard Gadd da vida a sus propias experiencias trágicas, desde la violación que sufrió a manos de un mentor a la obsesión malsana por parte de una mujer de mediana edad

22 abr 2024 . Actualizado a las 09:19 h.

La serie Mi reno de peluche es una rara avis en el catálogo de Netflix. Una curiosa serie británica de solo siete capítulos, que bascula entre el drama más traumático y la comedia más negra para contar un truculento episodio autobiográfico del comediante y autor escocés Richard Gadd, que además escribe y protagoniza la miniserie. Y que se ha convertido, para sorpresa de todos, en la serie más vista del momento en la plataforma de streaming

No es para menos. Esta historia, que narra el acoso del cómico por parte de una mujer de mediana edad y una violación por parte de un mentor en la industria televisiva, no deja indiferente a prácticamente nadie. Hasta el punto de que, dados los acontecimientos ahí revelados, a muchos espectadores les sorprende descubrir que la historia es real, y ha llevado a muchos a preguntarse qué partes son verdad y cuáles están ficcionadas.

A esta incógnita ha respondido el propio Richard Gadd en varias entrevistas recientes, donde ha revelado más detalles de los hechos mostrados y también ha contado cuál es la situación actual de la mujer que lo atosigó durante años. 

Gadd, que en la serie interpreta a una versión ficcionada de sí mismo llamada Donny Dunn, ha confirmado que sí se trata de una experiencia autobiográfica, aunque reconoce que ha cambiado, por cuestiones narrativas, tanto los nombres de los protagonistas como la cronología de algunos eventos, e incluso ha «retorcido mínimamente algunas vivencias para crear algunos clímax dramáticos».

Martha, interpretada por Jessica Gunning, representa a la acosadora en la vida real del protagonista
Martha, interpretada por Jessica Gunning, representa a la acosadora en la vida real del protagonista NETFLIX

Pero, en lo esencial, todo es verdad. «Es emocionalmente veraz, obviamente: me acosaron y abusaron de mí de forma severa», recalca el creador de esta historia que fue primero una obra de teatro y ahora se ha convertido en exitosa serie de Netflix.

Gadd fue objeto de acoso, en la vida real, por una mujer 20 años mayor que, en la serie, recibe el nombre de Martha. Todo comenzó en el 2015, y de la forma más inocente, al igual que se puede ver en la serie. El comediante, que trabajaba en un bar de Londres, le dio a la mujer una taza de té gratis. Un gesto ínfimo de bondad que, de algún modo, abrió la puerta a una obsesión. 

Pero él, aunque víctima de esta historia, no evita su parte de la culpa. «Sería injusto decir que ella es una persona horrible y que yo era la víctima, eso no es del todo cierto», le comentó a la revista Time, en la que reconoce que él también hizo «un montón de cosas mal que hicieron que la situación fuese a peor» y que, en aquel momento, él distaba mucho de ser «una persona perfecta». «El flirteo tontorrón, las excusas cobardes de por qué no podíamos estar juntos, y eso sin mencionar los prejuicios internalizados y la lástima sexual», enumera entre las razones. 

La admiración de la mujer hacia él, que lo llamaba con cariño baby reindeer —como es el título original de la serie— parecía, a priori, inofensiva. «Al principio, todo el mundo en el pub pensaba que era gracioso que yo tuviese una admiradora», le dijo a The Times. Pero la situación fue volviéndose más tensa hasta acabar siendo prácticamente insoportable. «Empezó a invadir mi vida, a seguirme, a aparecer en todos mis bolos, esperándome a la puerta de casa, y mandando miles de notas de voz y correos electrónicos», comenta. Y no es un decir. Concretamente, la mujer le mandó 41.071 mails, 350 horas de mensajes de voz, 744 tuits, 46 mensajes de Facebook y 106 páginas de cartas, nada menos. Los que se muestran en la serie son, por cierto, los correos electrónicos literales que él había recibido.

No solo a él dirigió su acoso. La depredadora sexual también contactó a los padres del cómico y a la mujer —en la serie con el nombre de Teri, interpretada por Nava Mau— con la que el protagonista había empezado a tener citas poco antes de que comenzase el hostigamiento. La relación no llegó a ninguna parte precisamente por la insistencia de la agresora.

A todo esto se sumaban varios aspectos de la propia vida de Richard Gadd que no hacían más que agravar su delicado estado emocional. La historia de obsesión empezó precisamente cuando él intentaba curar otro traumático episodio de su vida: el acoso y violación que sufrió por parte de un mentor en la industria televisiva —llamado Darrien en la serie—. Una dura experiencia que lo había dejado tocado anímicamente, lo había llevado a cuestionarse su sexualidad y le hacía despreciarse a sí mismo. Como terapia, Gadd había explorado ya esta experiencia de violencia sexual en un premiado show, titulado Monkey See, Monkey Do. Precisamente fue su éxito con este monólogo lo que apasionó a la que se iba a convertir en su acosadora. Ella acudía a todos los que podía, los boicoteaba, se ponía en pie y, dirigiéndose al público, se presentaba como su novia. 

El cómico acabó yendo a las autoridades para denunciar el acoso, pero sin éxito. Él mismo reconoce que las leyes «son estúpidas» a la hora de proteger a las personas de algo así, y los agentes de policía minimizaron la situación, a pesar de que ella ya había sido arrestada con anterioridad por un episodio similar. «Buscan blanco y negro, bueno y malo, y no es así como funciona», lamenta Gadd, «realmente puedes joder mucho la vida de una persona dentro de los parámetros de la legalidad, y eso es una locura».

Sobre cómo acaba la historia —y sin desvelar lo que pasa en la serie—, Gadd no revela cuál es la situación actual de su depredadora sexual de cara a la ley, aunque desliza que tiene «sentimientos encontrados» sobre la resolución real. «No puedo dejar de enfatizar cuánto tiene ella también de víctima en todo esto», justifica el protagonista, «porque al final, el acoso es una forma de enfermedad mental, y sería injusto pintarla como un monstruo, porque ella no está bien; es el sistema el que le ha fallado».