Una proteína que nos protege del virus abre una vía para tratar el hígado graso no alcohólico

Raúl Romar García
R. ROMAR REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

USC

Ha sido identificado por un equipo del Cimus de Santiago

31 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La grasa se acumula en el hígado sin una explicación aparente. ¿La consecuencia? En los casos más graves puede causar cirrosis, insuficiencia hepática e incluso cáncer de hígado. Es lo que ocurre con la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que aunque tiene una mayor prevalencia en personas obesas puede afectar a cualquier persona. Es una patología para la que no existe tratamiento y que afecta ya al 25 % de la población española con una incidencia que crece año tras año.

No existen alternativas terapéuticas, pero sí una esperanza gracias a un estudio llevado a cabo por investigadores del grupo de Metabolismo Molecular del Cimus de la Universidade de Santiago (USC), que ha identificado una diana terapéutica en una proteína cuya modulación podría ayudar a revertir la enfermedad. El trabajo se ha publicado en la revista científica Hepatology, de referencia en su ámbito.

La protagonista de este nuevo avance científico se llama MAVS y, en su función habitual, desempeña un papel esencial a la hora de protegernos frente al ataque de los virus, ya que activan la respuesta inmunitaria para hacer frente a la infección. Pero en una propiedad desconocida hasta ahora se ha visto que también tiene capacidad para regular la grasa. Si su actividad se silencia se reducen la acumulación de lípidos en el hígado, mientras que si se sobreexpresa aumentan.

Para llegar a esta conclusión los investigadores analizaron primero la actividad de esta proteína en muestras de 216 personas de una base pública, tanto de pacientes como individuos de control. Y luego también se analizaron muestras de biopsias.

Una vez que se obtuvieron datos sólidos se realizaron ensayos en cultivos celulares en 3D, que posteriormente se refrendaron en un modelo animal en el que se alimentó a ratones con una dieta muy alta en grasas saturadas y colesterol. «Lo que vimos es que si bajábamos la cantidad de esta proteína, si silenciábamos su actividad, conseguíamos revertir el acumulo lipídico en el hígado, mientras que si la sobreexpresábamos la cantidad de grasa aumentaba», explica Eva Novoa, que llevó el peso del trabajo junto a Natália Lima, mientras que la coordinación corrió a cargo de Rubén Nogueiras. También participaron en la investigación otros grupos del Cimus, al igual que de las universidades del País Vasco, Navarra, Ámsterdam (Países Bajos), Lille (Francia) y Lübeck (Alemania), así como el CiC bioGUNE de Bilbao.

El estudio no solo abre una vía para desarrollar una opción terapéutica frente al hígado graso no alcohólico, sino que la proteína también podría utilizarse como marcador para la detección temprana de la enfermedad. Queda todavía mucho trabajo por delante, pero el camino está abierto para que otros grupos más aplicados sigan la senda y la diana terapéutica se pueda llevar a ensayos clínicos en humanos. «El trabajo que hemos hecho es muy sólido y consistente y nos ha llevado cuatro años de trabajo, pero es investigación básica. Para avanzar más se necesitan muchos más recursos que no tenemos», advierte Eva Novoa.