Enrique Criado: «Hay gente muy normal de pueblos de Galicia que quiere clonar sus mascotas»

Manuela Viñales, R.R REDACCIÓN/LA VOZ

SOCIEDAD

María Pedreda

El creador de la primera empresa en España que duplica perros y gatos a partir de 50.000 euros, asegura que los precios bajarán y que "dentro de 15 años podrás clonar a la mascota que tuviste cuando eras joven porque el precio va a ser muy bajo»

30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde la oveja Dolly en 1996 la clonación atemoriza, pero intriga. Suele estar asociada con películas de ciencia ficción, con futuros utópicos donde la utilizan para mantener la especie, o crear ejércitos. Se suele creer que es eso, solo ficción. Sin embargo, la clonación existe, y es más común de lo que se piensa, aunque no se realiza en humanos, algo absolutamente prohibido, sino en animales. Al igual que la ciencia avanza, los procedimientos y las pruebas de clonación lo hacen también. En el 2005 el  polémico científico Hwang Woo Suk clonó al primer perro de la historia llamado Snuppy. A partir de ese momento, la replicación de animales de compañía comenzó a crecer rápidamente, así como la controversia de este proceso. Se crearon dos bandos opuestos: quienes sostienen que es maltrato animal, y una práctica poco ética y quienes argumentan que es una «opción ideal» para no perder a una mascota querida. 

Enrique Criado, embriólogo y CEO de Ovo Group fue el que introdujo la clonación de animales en España. Comenzó con  una clínica de reproducción asistida humana en el 2012. Hace 3 años creó Ovohorse, enfocado en reproducción y replicación equina, y hace 8 meses inauguró la clonación de mascotas.

El proceso ronda los 55.000 euros para gatos y perros,  y el tiempo de espera suele ser aproximadamente de ocho meses. Según el CEO, la principal causa para la clonación de estas dos especies es la motivación afectiva: «Es otro animal, que piensa de otra manera, pero que tiene un 99.9% de ADN exactamente igual que el original». Es decir que aunque no sustituye al original, si es educado de la misma forma será «prácticamente el mismo».

A diferencia de lo anterior, el especialista sostiene que el interés por los caballos y camellos es puramente económico. Son animales de gran valor, utilizados para deportes, pero que a la vez son frágiles y propensos a sufrir una lesión. Un ejemplo que pone es el del polista argentino Cambiaso, quien tras la fractura en la pata de Cuartetera, su yegua, realizó este procedimiento. Los dobles resultaron ser «espectacularmente iguales a Cuartetera y funcionan de maravilla», sostiene Criado. Según él, en Argentina casi no se realizan reproducciones equinas en el polo, ya que con el controvertido procedimiento «pierdes menos tiempo, y sabes que a los cuatro años va a tener una potencialidad espectacular para ese deporte, 99,9% del caballo original».

Lo retrata como algo puramente económico: una persona tiene un caballo de dos millones de euros, lo clona para tener un repuesto por si muere y para venderlo a un valor altísimo. La mirada empresarial se observa también en la nueva aplicación Ovo Horse Auctions, donde se subastan embriones, yeguas, potros y clones. 

Aunque en el caso de los caballos el público es prácticamente mundial, en el de los camellos intentan alcanzar el mercado árabe. Criado cuenta que todavía no realizaron clonaciones de este animal, pero es algo que están buscando. Uno de sus planes, es crear en Almería una zona de camellas para criarlas y utilizar sus óvulos para el procedimiento, ya que sostiene que las condiciones climáticas son similares a las de Abu Dhabi.

A su vez, el embriólogo subraya la importancia de guardar las líneas genéticas de los animales, es decir congelarlas, para poder replicarlos en un futuro.  El procedimiento ronda los 3.500 euros. «Dentro de 15 años podrás clonar a la mascota que tuviste cuando eras joven o tus hijos podrán hacerlo con tú mascota porque el precio va a ser muy bajo», sostiene. Recomienda guardar el ADN, servicio que se ofrece en su clínica, ya que «el preció es caro ahora, pero disminuirá hasta los 15.000 euros en el futuro». 

«La gente quiere clonar o guardar la línea celular de sus animales porque no son sus mascotas, son sus hijos», dice el director de Ovo. También desmiente a los medios de comunicación que anunciaron que los principales clientes de la clínica son los rusos que viven en Marbella: «Te sorprenderá saber que hay gente muy normal, de pueblecitos de Galicia, o pueblecitos de Cuenca, que quieren tener la posibilidad ahora, o en un futuro, de recuperar a su mascota»..

Ante la pregunta sobre el cuestionamiento ético del procedimiento, responde: «Es cuestionado porque se desconoce, y porque es más sensacionalista vender que existe un problema ético o moral cuándo en realidad no lo hay».  Argumenta, que debe considerarse como una técnica de reproducción asistida más, y que se normalizará al igual que pasó con la reproducción asistida y con la donación de óvulos

Javier Milei y Barbaran Streisand, entre los clientes de las clínicas

 Aunque Ovo es pionera en España, en Estados Unidos esta práctica ya se utiliza desde hace más de 20 años. Una compañía líder en este procedimiento es Viagen Pets. Codi Lamb, representante de servicio al cliente afirma: «Solo queremos que las personas sepan que es una opción». La empresa nació hace 21 años, y solo clonaba caballos, pero hace 9 años comenzaron también con mascotas. 

Al igual que Criado, la representante de Viagen menciona que las críticas son fruto de la desinformación, «ojalá sea algo que podamos corregir, pero, al final del día, entendemos que esto no es algo para todas las personas o para todas las mascotas». Sostiene que trabajaron muy duro en mejorar el funcionamiento del proceso para que todos los animales reciban un cuidado y tratamiento «estupendo». 

El precio no varía mucho del de la empresa española. Para perros y gatos el valor es de 50.000 euros, y en el caso de los caballos asciende hasta los 85.000 euros. A pesar del elevado precio, no aseguran que el comportamiento y el aspecto sea igual al animal original. La apariencia puede variar. Es común encontrar diferencias en el número, forma y lugar de las manchas, ya que es un aspecto que no es 100% genético. 

La representante cuenta que, al año, reciben varios miles de muestras para preservar el ADN, y en términos de proceso de clonación trabajan con cientos de clientes. Aunque la mayoría provienen de Estados Unidos y Canadá, el resto del mundo no está eximido de la práctica. Europa constituye una gran parte de sus clientes, seguido por Asia y Sudamérica. Remarca que trabajaron y trabajan mucho con clientes españoles. «Por extraño que parezca, hoy nos acaban de enviar una muestra desde España», cuenta. 

A su vez, Codi resalta que es una práctica que realizan muchas personas notables, pero sostiene que: «No podemos hablar mucho de ellos, pero dos de nuestros clientes fueron el presidente Javier Milei, y Barbara Streisand». El caso del presidente argentino y sus cuatro perros Murray, Milton, Robert y Lucas, clones de Conan, no pasó desapercibido para la empresa. Milei los contactó cuando aún empezaban. «A falta de una mejor manera de decir esto, no nos dimos cuenta de lo buenos que éramos», admite la representante de Viagen. Es decir, que nacieron más cachorros de los esperados. «Él, afortunadamente, estaba muy emocionado y feliz de tener tantos cachorros».

Ahora mismo tienen lista de espera , pero normalmente en el caso de los perros, desde que la persona se apunta a la lista hasta que recibe el cachorro pasan aproximadamente 9 meses. En el caso de los gatos, el tiempo se alarga hasta el año y medio. La muestra de ADN es recogida por el veterinario del país de origen y se envía al laboratorio en Texas. Una vez que nacen, las crías se quedan en la guardería hasta que cumplen las nueve semanas, pero no pueden entrar en España hasta la semana número 16 por los requerimientos de vacunas. Según cuenta Codi, muchas veces los cachorros se quedan con un entrenador hasta que puedan entrar al país.

Su labor se extiende más allá de las mascotas: participaron en esfuerzos de conservación de especies en peligro de extinción junto al gobierno estadounidense.También realizan el procedimiento en animales de servicio como perros policía o militares.

Los detractores de la clonación animal: «Es una tremenda estupidez»

José Manuel Castro Tubío, genetista e investigador, describe esta actividad como: «Una tremenda estupidez» ya que consiste en pagar por la esperanza de obtener el mismo animal que tenías pero «nunca va a ser el mismo». El científico aclara que, aunque la apariencia pueda ser muy similar, el comportamiento y las cualidades serán distintas. El carácter depende del ambiente, es decir de todo lo que un ser vivo experimenta a lo largo de su trayectoria vital, y por mucho que la persona intente preservarla igual, no se van a repetir exactamente las mismas condiciones. También menciona variables ajenas al control,  como el clima, o las acciones de otros, que afectan en cómo se forjará el comportamiento de la mascota.

En lo que respecta al procedimiento, Tubío no considera que suponga un riesgo para el animal. Es complejo, ya que requiere de un útero para gestar, pero también es una práctica que realizan las mujeres que alquilan su vientre: «Si no es peligroso para un humano, no va a ser para un perro». El principal problema radica en la ética: «Es egoísmo puro y duro de una persona, querer tener una mascota igual a la anterior, pensando estúpidamente que se va a repetir, aunque no lo vaya a hacer», menciona el genetista. A su vez, resalta: «Obligas a un animal a gestar, en el caso de las personas le preguntas, no las obligas». 

Tampoco recomienda la clonación en especies en peligro de extinción. «Seguramente muchos defensores del procedimiento exponen esto para justificarse», aclara. Explica que la clonación animal no genera nueva variabilidad genética: y cuando una especie se encuentra en peligro de extinción suele ser por esto. «Se está manteniendo el problema a lo largo del tiempo, no solucionándolo, la solución para una especie es la reproducción». 

«Es arriesgado en España montar algo así, yo creo que eso tiene más sentido en Estados Unidos o en otros países», comenta el científico. Aunque con el tiempo los costes se abaraten, la consideración ética va a seguir firme. A su vez, se muestra convencido de que estas empresas van a dejar de ser rentables, principalmente porque las personas se darán cuenta de que lo que se vende es «una mentira encubierta», pero también porque las administraciones van a regular la actividad. Este último punto lo sostiene por el aumento del cuidado animal, sobre todo en investigaciones. La reflexión de Tubío sobre el tema es: «No entiendo cómo es posible que se permita sin ningún tipo de regulación simplemente por el ánimo de lucrarse económicamente o por el ánimo egoísta de una persona concreta de tener una mascota».