Tres de cada cuatro menores han sufrido violencia sexual en internet

Alfonso Torices MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

La edad de máximo riesgo va de los 13 a los 15 años y un 30% de las víctimas necesitó acudir a un psicólogo, según un trabajo de Fundación Mutua y la Guardia Civil

24 jun 2024 . Actualizado a las 16:43 h.

Acoso sexual, acceso no deseado a pornografía, difusión de imágenes íntimas sin permiso o, todavía mucho peor, corrupción de menores y chantajes o persecución de pederastas. La mayoría de los menores españoles, especialmente los adolescentes, sufren episodios de violencia sexual en su navegación cotidiana por el mundo digital, algunos de ellos muy graves. No es una impresión. Es la conclusión de una investigación monográfica realizada por Fundación Mutua y la unidad central especializada en Mujer y Menores de la Guardia Civil, que han hablado con 2.000 jóvenes y 1.000 padres de niños y adolescentes, una muestra representativa de todo el país.

El resultado de las indagaciones es que hasta tres de cada cuatro menores españoles han sufrido en alguna ocasión violencia íntima en internet, chats, foros o redes sociales. Los ataques más frecuentes, los sufridos dos de cada tres de los niños y adolescentes que saben lo que es la violencia sexual, son la recepción de imágenes de contenido sexual sin solicitarla, el acoso sexual en forma de mensajes insistentes para quedar o buscar relación una íntima, ser víctima de comentarios sexuales no deseados o acceder sin pretenderlo a contenidos pornográficos. Los padecieron el 40% de los consultados.

El otro tercio de las agresiones, aunque más infrecuentes son mucho más dañinas. Son las que vulneran de forma grave la intimidad y la imagen de los chicos y muchas veces les llevan a una situación límite. Las presiones para que envíe contenidos sexuales a un tercero, el espionaje o control digital de la pareja o expareja, el chantaje con difundir imágenes o conversaciones de contenido sexual, la difusión pública de este tipo de materiales o la creación y difusión de imágenes sexuales falsas de la víctima manipuladas con herramientas de inteligencia artificial.

Este tipo de graves agresiones, muchas delitos como el grooming, el sexting indeseado y la violencia de género o futuros delitos como las ultrafalsificaciones, las han sufrido entre el 15% y el 25% de los menores españoles. Son, de hecho, las que más daño hacen a los chicos. Un 30 % de los niños y jóvenes que han experimentado violencia sexual digital han tenido que buscar ayuda en un psicólogo, pero casi la mitad de ellos son víctimas de las agresiones más duras.

La investigación determina que el grupo de edad de máximo riesgo de ataques sexuales es la primera adolescencia, quienes están entre los trece años y medio y los quince, aún con pocas herramientas para defenderse de los depredadores. Hay más víctimas entre las mujeres, pero solo en los ataques menos graves. Cuando la agresión es más dañina, chicos y chicas las sufren por igual.

Un 18% de pederastas

El agresor digital en la mayoría de los casos, en el 52 %, es un conocido de la vida real, un amigo, la pareja o expareja, compañeros, un familiar u otro allegado. Sin embargo, a un 13% de los atacantes solo les conocen de la navegación por la red y casi otro 20% son desconocidos. Entre estos dos últimos grupos estaría parte de los más peligrosos, el 17,4 % de atacantes adultos, los pederastas. No hay una gran diferencia entre el sexo de los agresores, con cierta mayoría de varones. La mayoría son de una edad similar a la de las víctimas o solo tienen algún año más.

 Otro de los puntos más dramáticos del trabajo es el que indica que se trata de ataques que en una gran mayoría se sufren en soledad. En uno de cada tres casos los chicos no cuentan lo ocurrido a nadie, ni siquiera a los amigos. Pero a es que tres de cada cuatro no se lo dicen nunca a sus padres (pese a que el 75% de los que lo hicieron hallaron apoyo). La mayoría calla por vergüenza, falta de confianza o temor a reprimendas, pero un 31% lo hace porque no lo considera un hecho suficientemente grave para contarlo.

Con este habitual manto de silencio no extraña mucho que las denuncias sean casi la excepción. Solo acude a denunciar a las fuerzas de seguridad o al juzgado uno de cada cinco de los atacados. Eso sí, de forma mayoritaria las denuncias se hacen por los casos más graves: pederastas, amenazas o chantajes, difusiones de intimidades especialmente dañinas o ultrafalsificaciones pornográficas. Unos no denuncian porque no le dan tanta importancia a lo ocurrido, pero en el caso de otros es porque ni siquiera saben que están ante un delito o porque creen que decírselo a la policía no servirá de nada.

No compartas datos íntimos

La Guardia Civil aconseja a los padres que eduquen a sus hijos desde niños en el uso responsable de las pantallas, que conviertan en un hábito charlar sobre qué plataformas usan, con quién contactan y si lo hacen con desconocidos, que usen siempre controles parentales (incluido el límite de tiempo de uso) y que acudan de inmediato a la policía ante cualquier agresión.

A los profesores les piden que inculquen hábitos saludables de manejo de la tecnología, que hagan módulos sobre seguridad y prevención online en todos los centros y que formen no solo a alumnos sino también a los padres. A los menores les piden que tengan en cuenta que quien les contacta puede ser alguien diferente a quien dice, que tomen todas las precauciones a la hora de compartir datos e imágenes personales, que no reenvíen nunca contenidos íntimos a otros (que no sean cómplices) y que en el caso de sentirse víctimas lo comuniquen de inmediato a sus padres o profesores y que no borren nada, porque todo pueden ser evidencias o pruebas contra el agresor.