El aire cálido africano dejó en Galicia los primeros 41 grados del verano

SOCIEDAD

Marcos Miguez

Las máximas descienden hoy, pero siguen los avisos en la mitad sur

24 jul 2024 . Actualizado a las 09:36 h.

Galicia experimenta estos días en primera persona el intenso calor que bate récords por toda la Tierra desde hace ya un año y medio. El 2023 fue el más cálido a nivel global en dos milenios y el 2024 va camino de superarlo. La comunidad gallega ha estado al margen por una razón muy sencilla: las principales piezas meteorológicas que influyen en el noroeste peninsular han ejercido de barrera. Sin duda, el factor más determinante ha sido el comportamiento del anticiclón de las Azores. Lleva meses con una configuración en forma de cuña. Su influencia ha sido débil y no ha conseguido canalizar aire desde África hacia la Península.

Pero en cuanto se abrieron las puertas del horno africano, las temperaturas se han desbocado por completo. En solo una semana, la Agencia Estatal de Meteorología ha declarado dos olas de calor. En Galicia, el ascenso ha sido tan notable como brusco. Ayer se vivió la jornada más cálida del verano, superando a la del lunes. Tras una noche que fue ecuatorial, con mínimas por encima de los 25 grados en ciudades como Vigo, el termómetro ya marcaba 30 grados a las 11 de la mañana en localidades como Ponte Caldelas. A las 13.20 horas Ribas de Sil llegaba a 34.

El nordés se intensifica

La ola de calor alcanzó ayer su pico máximo. Las temperaturas hoy seguirán siendo muy altas, pero iniciarán una tendencia descendente progresiva debido al nordés. La Aemet mantiene el aviso naranja en la zona del Miño de Ourense por valores que podrían volver a llegar a 40 grados. En las Rías Baixas y el sur de Lugo seguirá activo también uno amarillo ante la previsión de que puedan alcanzarse 36 grados. Mientras, en las provincias de Lugo y A Coruña, el viento de componente norte podría propiciar humedad de tipo bajo y un ligero descenso de las máximas.

El jueves, tal y como reconoce MeteoGalicia en su previsión, las altas presiones y los vientos de componente norte continuarán siendo determinantes. El día comenzará con un estrato de nubes bajas en la mitad norte, dejando una tarde de cielos despejados. Las temperaturas experimentarán otro ligero descenso. Desaparecen los avisos de la provincia de Pontevedra y solo estarán activos en la zona del Miño de Ourense.

El viernes se espera la llegada de un frente muy debilitado que afectará a la costa noroeste con nubes e incluso alguna precipitación muy débil. Habrá un descenso térmico generalizado y muy notable. Vigo y Pontevedra descenderán hasta los 27 grados. Solo en Ourense se superarán los 30.

Durante el fin de semana se espera un contraste entre la Galicia del norte, con algo más de nubes y temperaturas discretas y la del sur, con cielos más despejados y máximas más altas, aunque no habrá avisos por valores extremos.

Arbo, Ourense y Leiro: el triángulo más caluroso

El calor africano fue intenso y generalizado, pero en Galicia hay una máxima: cuanto más lejos del Atlántico, mayor será la temperatura. Ayer apretó con más fuerza que en ninguna otra zona en el triángulo más caluroso de la comunidad que abarca el sureste de la provincia de Pontevedra y el suroeste de Ourense.

En una situación de cielo despejado, aire cálido y viento en calma, las máximas más elevadas siempre se registran en Ourense, Leiro y también en la localidad pontevedresa de Arbo. Se puede incluir también a la localidad ourensana de Arnoia.

En estos tres municipios juega un papel fundamental la orografía. De hecho el mecanismo que eleva tanto las máximas es el mismo que se produce en la cuenca Badwater, situada en el Valle de la Muerte, en el desierto de Mojave (California). Se trata del lugar más caluroso de la Tierra, donde las temperaturas alcanzan con facilidad los 54 grados. Al clima seco y cálido propio de una zona desértica se suma el elemento orográfico. Cuando el aire caliente asciende, queda atrapado por las montañas y la presión atmosférica, que le obligan a descender nuevamente. De esta forma, se crean corrientes circulares que concentran el calor sobre la superficie.

Este mismo fenómeno ocurre en las tres sartenes de Galicia. Por ejemplo, la ciudad de As Burgas se encuentra dentro del valle del Miño, donde también se crea un efecto de cuenca. La masa de aire africana llega a la capital ourensana y queda atrapada debido al efecto de las altas presiones y las zonas altas que la custodian. Al final se acaba generando un proceso de recalentamiento del aire que dispara las máximas.

En el caso concreto de Leiro, situado en la comarca do Ribeiro, hay que añadir además la influencia del llamado efecto Foehn, otro fenómeno atmosférico que incrementa las temperaturas. Cuando el aire se encuentra con una montaña se ve obligado a ascender. A medida que sube pierde temperatura y humedad y suele acabar condensando en la zona más altas de la montaña, produciendo un tipo de lluvia de carácter orográfico. Sin embargo, cuando pasa al otro lado se invierte. El aire comienza a descender, a secarse y a ganar temperatura, hasta ser 10 grados más cálido.