La escena icónica de «Clanes» se rodó en un agujero de una obra de Oleiros

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Samuel, interpretado por Diego Anido, mientras cae sobre él la mezcla de cemento
Samuel, interpretado por Diego Anido, mientras cae sobre él la mezcla de cemento JAIME OLMEDO / NETFLIX

Netflix y Vaca Films planifican sus producciones con criterios ecológicos

04 ago 2024 . Actualizado a las 16:57 h.

No hizo falta desplazar montones de camiones ni construir grandes decorados. Una masa viscosa que simulaba cemento y un agujero ya existente en la obra de ampliación de la Vía Ártabra en Oleiros le bastaron a Vaca Films para rodar la secuencia más icónica de Clanes, la serie gallega que se ha convertido en uno de los mayores éxitos recientes de Netflix.

El enterramiento de Samuel (el personaje de Diego Anido) en hormigón, que luego acaba teniendo un impacto significativo en el desarrollo de la trama, es el mejor ejemplo de cómo funcionan hoy en día los rodajes. La creciente conciencia ambiental de los profesionales del sector y las exigencias de las propias empresas para optar a determinadas ayudas financieras hacen que los planes de sostenibilidad se estén imponiendo como un elemento insoslayable de las producciones.

En este caso concreto, como explica Emma Lustres, productora de Vaca Films, «el agujero ya estaba hecho, los camiones estaban allí y únicamente hubo que añadir el atrezo y algún vehículo más». La dificultad, por tanto, era más organizativa que técnica, pero valió la pena porque «todo lo que exista siempre es mejor que hacerlo», como dice Lustres. La creadora explica que ellos no son «de construir en plató». Prefieren los escenarios y decorados naturales: «bares que ya existen, casas...» y no solo por un motivo ecológico y económico, sino «por realismo». Aunque «un plató es más versátil porque puedes tirar paredes y colocar la cámara donde quieras», en sus trabajos «más del 90 % son espacios naturales, tanto interiores como exteriores». Eso les obliga a «ser un poco como un circo ambulante», pero les rinde porque, según destaca Lustres, les encanta «contar las cosas con el espacio, verlas en lugar de simplemente contarlas» porque «el lugar agarra la historia y enmarca a los personajes».

Para minimizar ese impacto ambiental, al margen de las particularidades creativas, siguen pautas de cualquier empresa convencional como priorizar el tren sobre el avión, alquilar los coches más ecológicos disponibles, encargar el cátering con productos de comercio local, separar los residuos, utilizar iluminación led... Por ejemplo, cada miembro del equipo tiene su propia botella rellenable y así evitan tirar constantemente envases de plástico.

Para que todo eso ocurra, además de un compromiso generalizado, se hace imprescindible la intervención de profesionales como Paloma Andrés, de Mrs. Greenfilm, que se ocupa de asesorar a las productoras durante los rodajes y, sobre todo, antes de que den comienzo. Empiezan a colaborar «unas diez semanas antes» ya «leyendo el guion, hablando con la gente de arte...». Ahí «se activa la maquinaria», como apunta la especialista, para «incluir el cuidado del planeta como una variable más, recortar el gasto de agua, medir los consumos energéticos, reducir la huella de carbono...» Todo ello con los condicionantes propios de las obras cinematográficas. Por ejemplo, en Clanes, simulando una descarga de droga sin dañar las dunas de la playa.

De hecho, Paloma Andrés está convencida que esta manera de trabajar se puede vender como un activo. Igual que en las producciones tradicionales se presumía con cosas como «construimos tanto vestuario o inventamos el verano en invierno», ella propone sacar pecho de «la cultura del aprovechamiento». Incluso comparten decorados entre obras distintas, algo impensable en los grandes rodajes de antaño. Esto implica «mucha planificación, solicitar permisos, conocer la normativa local...», pero ella está convencida de que eso va a ser ya «la nueva normalidad», algo tan común como «pagar la seguridad social de los trabajadores». Y, además, con efectos en cuanto a concienciación porque «las sociedades responden muchísimo a lo que ven en las pantallas». Incluso propone un lema ahora que está de moda esforzarse por atraer rodajes al territorio: «Vengan, vengan, pero no nos lo estropeen».