YouTube, porno y emoticonos, así sortean los niños los controles parentales

Tamara Montero
tamara montero REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Jóvenes con teléfonos móviles en la mano delante del Instituto Alfredo Brañas de Carballo
Jóvenes con teléfonos móviles en la mano delante del Instituto Alfredo Brañas de Carballo ANA GARCÍA

Los expertos aconsejan comunicarse y usar pantallas en espacios comunes

05 ago 2024 . Actualizado a las 08:54 h.

Ocho años. Es la edad que marcan algunos expertos para el primer acceso a la pornografía en España. Los datos apuntan a que más de la mitad de los menores españoles tienen su primer contacto con el porno antes de los 13 años y de hecho, Save the Children marca en 12 la edad media, de acuerdo con el informe (Des)Información sexual: pornografía y adolescencia. Los riesgos y los problemas derivados del consumo a edades tan tempranas de contenido pornográfico llevan un tiempo en el debate social y de hecho, el Gobierno ha anunciado que pondrá en marcha un carné digital para limitar el acceso de los menores de 18 años a páginas web pornográficas, que desde España consultan cada mes casi un millón de jóvenes con menos de 16 años.

La cuestión que emerge ahora es si es posible evitar que la juventud acceda a contenido sexual desde edades tan tempranas. «Internet va mucho más rápido y estamos siempre corriendo detrás, siempre hay nuevas tendencias». Lo explica Emily Lawrenson, responsable de comunicación de Qustodio, plataforma creada en Barcelona para el control parental.

Esas tendencias incluyen, por ejemplo, el uso de emoticonos en las búsquedas que pueden llevar a contenido pornográfico en redes como YouTube, que, de hecho, es la plataforma de streaming preferida por los niños y adolescentes españoles, con un consumo medio de 44 minutos al día, según el informe Nacer en la era digital: La generación de la IA de Qustodio.

«Cada emoticono tiene su significado y quizás online es distinto al que vas a usar en un chat con tus amigos. Los algoritmos saben lo que quiere decir este emoticono y van a servir contenido adecuado al significado», aclara Lawrenson. Un ejemplo concreto es el uso del emoji de la llama, que si en su día se utilizaba para decir que algo estaba muy bien, ahora tiene el significado de caliente, con lo que su uso en una barra de búsqueda puede llevar a contenido sexual.

Las propias plataformas están poniendo en marcha mecanismos para limitar el acceso a contenido no adecuado para su edad a los menores y, por ejemplo, YouTube ha lanzado YouTube Kids, donde el acceso a este contenido no funciona y sigue siendo adecuado para las edades más jóvenes. La parte negativa de estas nuevas tendencias es que se trata de una búsqueda que puede sortear los controles parentales y no se ve en el historial, ya que solo aparecen emoticonos y muchos padres pueden pensar que no hay nada malo, afirman desde Qustodio.

¿Qué se puede hacer entonces para prevenirlo? Sobre todo, fomentar un uso responsable de las tecnologías y, al igual que se traslada la necesidad de una alimentación sana y nutritiva, hay que optar por establecer una dieta digital también saludable. «Cuando acceden a este tipo de contenido los padres nos asustamos», reconoce la responsable de comunicación de Qustodio. Lo importante es no juzgar. «Lo primero es mantener la calma y también reaccionar de una manera que no culpabilice al niño porque no sabemos por qué está mirando este tipo de contenido online».

Quizá haya accedido por curiosidad o puede que haya llegado a él por accidente «y ambas razones son válidas». Así que lo más importante, recomiendan desde Qustodio, es mantener la calma, «tener una conversación muy abierta e intentar saber por qué está mirando este tipo de contenido», aconseja Emily Lawrenson.

La clave es que los adultos se conviertan en el punto de referencia para los menores a la hora de hablar de cómo se sienten cuando se topan con este tipo de contenido y que acudan primero a ellos. Y eso se consigue siempre con una comunicación abierta y sin culpas, remarcan desde Qustodio, para generar ese clima de confianza a la hora de abordar estas cuestiones.

Es importante también que los más jóvenes sepan a qué riesgos se están exponiendo si consumen pornografía a edades tan tempranas. Puede afectar en el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños y niñas, generando una distorsión de la percepción de la sexualidad, confusión e incomodidad, e incluso problemas de imagen y autoestima y problemas para relacionarse afectivamente con otras personas.

Los expertos llevan mucho tiempo alertando de cómo el acceso al porno tiene efectos perniciosos también en el desarrollo sexual y puede desarrollar conductas adictivas y problemas emocionales y de disfunción sexual no solo entre los niños y adolescentes, sino también entre la población adulta. Los expertos han establecido paralelismos entre el consumo de pornografía y el abuso de sustancias.

Otra recomendación es promover el uso de la tecnología en familia. Eso no significa que haya que estar todo el tiempo vigilando la pantalla de los menores para saber a qué tipo de contenido están accediendo, sino más bien promover que se utilicen en espacios comunes, en los que convive la familia, como puede ser un ordenador compartido o incluso ver YoTube con la smart tv del salón, de modo que las familias sean conscientes del tipo de vídeos que están viendo los pequeños.

Eso evita que los niños y jóvenes puedan consumir contenidos encerrados en una habitación sin que los adultos sepan exactamente en qué está consistiendo su dieta digital. «De ese modo ni sabemos a qué están accediendo ni tampoco su reacción, si ellos lo ven bien o mal y entonces lo guardan en secreto».