Francia imputa varios delitos al fundador de Telegram y le prohíbe salir del país

maría rego COLPISA

SOCIEDAD

Albert Gea | REUTERS

Pável Dúrov está acusado de doce cargos, muchos vinculados al crimen organizado, pero quedó en libertad bajo fianza de cinco millones de euros

29 ago 2024 . Actualizado a las 22:36 h.

Pável Dúrov tendrá que cambiar radicalmente de vida. El cofundador de Telegram, de 39 años y residente en Dubái, no podrá abandonar Francia durante una larga temporada como consecuencia de la investigación abierta por la Justicia gala por no actuar contra la difusión de contenidos delictivos -pornografía infantil, por ejemplo- en su servicio de mensajería cifrada, que supera los 900 millones de usuarios activos. El tribunal de París encargado de la causa le imputa una docena de cargos, muchos de ellos vinculados al crimen organizado, y, aunque el miércoles decidió dejarle en libertad bajo control judicial y una fianza de cinco millones de euros, le prohibió la salida del país. La defensa del multimillonario de origen ruso tachó de «absurdas» las acusaciones.

La figura de Dúrov, nacido en San Petersburgo aunque se fue de Rusia hace una década a raíz de un conflicto con las autoridades, está envuelta en misterio. Sus intervenciones en público son contadas y sobre su vida han trascendido escasos detalles, como su costumbre de bañarse en hielo o que no prueba ni gota de café ni de alcohol. Tampoco se sabe por qué el pasado sábado voló en su avión privado hasta París -algunas fuentes apuntan a que tenía allí una cena- pese a que sobre él pesaba una orden de detención de la Oficina de Menores de la Dirección Nacional de Investigación Criminal de Francia. Fue arrestado en el aeropuerto parisino de Le Bourget procedente de Bakú, la capital de Azerbaiyán, donde el presidente ruso, Vladímir Putin, estuvo también hace unos días. El Kremlin negó que ambos se vieran allí.

Los jueces de instrucción del caso contra Dúrov, cuya fortuna asciende a unos 14.000 millones de euros, según la revista Forbes, le acusan de «complicidad en la administración de una plataforma en línea por permitir una transacción ilícita, en banda organizada», algo que en Francia se castiga con hasta diez años de cárcel. En la lista de delitos aparecen asimismo su negativa a cooperar en las interceptaciones autorizadas por la ley en Telegram, el blanqueo de crímenes o la connivencia en hechos tan graves como la distribución de imágenes de pornografía infantil, narcotráfico, estafa y asociación de malhechores a través de la plataforma de mensajería con sede en Emiratos Árabes Unidos. La Justicia gala, que abrió la investigación a principios de julio, tiene también en su punto de mira al otro 'padre' de la aplicación, Nikolai, hermano de Pavel, contra quien existe igualmente una orden de arresto.

Una causa «absurda»

La defensa del multimillonario ruso, quien cuenta con pasaporte francés, sostiene que Telegram se ajusta a la legalidad: «Está conforme en todos los puntos a las reglas europeas sobre lo digital, es moderador con las normas idénticas a las otras redes sociales». El abogado David-Olivier Kaminski mostró su incredulidad por las acusaciones y aseguró ante el tribunal que «es totalmente absurdo pensar que el responsable de una red social pueda estar involucrado en hechos criminales» que serían cometidos a través de su plataforma.

El servicio creado por los hermanos Dúrov en 2013 es una de las principales alternativas a las opciones de mensajería online estadounidenses, criticadas a menudo por la explotación comercial de los datos personales de sus usuarios. Los detractores de Telegram sin embargo, argumentan que esta aplicación alberga en ocasiones contenidos ilegales, desde imágenes sexuales extremas a la compraventa de droga, además de fake news. La plataforma, además, ejerce un papel clave en la guerra de Ucrania al ser utilizada activamente por políticos y observadores tanto de ese país como de Rusia. El Kremlin reconoció que los delitos que se le imputan a Dúrov son «muy graves» y pidió que el caso no se convierta en una «persecución política». El propio Emmanuel Macron, presidente francés, subrayó que la causa carece de tinte político alguno. Al cofundador del servicio de mensajería se le abrió el miércoles otra investigación por «violencia grave» contra uno de sus hijos -nacido en 2017- por unos hechos ocurridos en París.