Una oenegé francesa realiza un estudio en el que analiza a los que cuestionan la incidencia humana en el calentamiento global
02 nov 2024 . Actualizado a las 09:52 h.Sus voces suenan muy alto. Se hacen notar mucho en las redes sociales. Tienen altavoces políticos. Son los negacionistas climáticos. Aquellos que niegan los estudios científicos que destacan la incidencia de la actividad humana en el calentamiento global. Los que dicen que los fenómenos extremos son normales. Los que abrazan variadas teorías conspiranoicas. La oenegé francesa Parlons Climat ha realizado un estudio en el que intenta radiografiar a este grupo creciente. Y es creciente porque lo dicen los datos. Según este análisis, recogido por los principales medios galos, en el 2020 un 18 % de la población era escéptica sobre el cambio climático. En el 2020 los eran el 22 % y en el 2023 subieron hasta el 35 %.
Según Parlons Climat, esta posición se extiende entre los franceses independientemente de la edad, su sexo, su lugar de residencia y su entorno social. Pero es cierto que son los mayores de 65 años los que muestra una mayor tendencia a infravalorar las advertencias de los expertos sobre la evolución alarmante de ciertos indicadores objetivos, como la temperatura media global. Además, la extrema derecha es el gran vivero, algo lógico ya que los líderes galos de este espectro político se manifiestan en este sentido.
Las cifras indican que, dentro de los escépticos, hay «un bloque blando» que muestra dudas sobre la incidencia de la actividad humana en el calentamiento global. No niega de forma rotunda la relación y se abre a buscar soluciones, pero limita su importancia.
El bloque duro
Pero existe un sector duro, el 10 % de la población de Francia. Es mayoritariamente masculino y tiene una posición innegociable que encuentra «justificaciones políticas e incluso conspirativas» a las teorías científicas y que se opone frontalmente a la aplicación de políticas públicas con sensibilidad climática. Este grupo muestra una fuerte antipatía por los movimientos de activistas.
En sus conclusiones, Parlons Climat indica que «el escepticismo climático es a menudo una reacción defensiva ante una transición ecológica ante la cual las personas pueden sentirse impotentes y que cuestiona estilos de vida, valores, creencias, identidades e ideologías políticas». Y señala que en el sector blando se pueden conseguir muchos aliados en la lucha contra el cambio climático.