Muere una joven de 22 años al someterse a una rinoplastia en una clínica que conoció en TikTok

LA VOZ REDACCIÓN

SOCIEDAD

Los investigadores, que sospechan que falleció por un «shock» anafiláctico por la anestesia, han abierto una causa contra el cirujano estético y su colega tras no encontrar en la clínica los documentos necesarios para la operación de nariz

15 nov 2024 . Actualizado a las 16:59 h.

Una joven italiana de 22 años, Agata Margaret Spada, falleció el 7 de septiembre después de someterse a una rinoplastia en una clínica de Roma que había visto publicitada en TikTok. Ahora, los médicos del centro médico del cirujano Marco Antonio Procopio están siendo investigados por un posible homicidio imprudente. Los investigadores no han podido encontrar los necesarios documentos de consentimiento informado ni el historial médico de la fallecida en la clínica.

Margaret conoció al cirujano Marco Antonio Procopio a través de anuncios en TikTok. Tras buscar su número de teléfono en Google, contactó con la clínica Procopio Medicina y Cirugía Estética en Roma para someterse a una operación de nariz. El 4 de septiembre, partió de su Siracusa natal junto a su novio hacia la capital italiana para la intervención programada, se cree que con los 2.800 que costaba en efectivo. Era una intervención sencilla y, aparentemente, sin riesgos.

Las cosas se torcieron enseguida. Poco después de administrarle anestesia local, la joven de 22 años empezó a sufrir temblores, náuseas, mareos y, poco después, cayó en coma. Fue hospitalizada de urgencia en el hospital de Sant'Eugenio de Roma. Pero ya no hubo nada que hacer. Tras tres días de empeoramiento irreversible, falleció.

A falta del examen de autopsia, que se realiza este viernes, la hipótesis más probable es que se haya tratado de un shock anafiláctico. Pero hay muchas incógnitas sobre el proceso y sobre el propio centro médico, que está bajo sospecha de peligrosas negligencias. Están siendo investigados tanto el cirujano estético Marco Antonio Procopio como uno de sus colegas, quienes iban a participar en una operación que nunca llegó a comenzar.

En la clínica, los investigadores no encontraron ni documentos ni registros médicos o relacionados con la cirugía ni tampoco el historial médico de la paciente a la que nunca llegaron a operar. Tampoco el necesario certificado de consentimiento informado firmado por ella, que le habría advertido de los riesgos de la operación. Y, además, falta también la placa o letrero externo que identifica la licencia del negocio.

El otro gran enigma está en el contenido de la sustancia que le inyectaron como anestesia, que podría dar la clave sobre qué fue lo que le causó la supuesta reacción alérgica violenta que le causó la muerte.

Una vez conocido eso, y si la hipótesis de la anafilaxia letal se confirma, tocará conocer si a la joven se le hicieron las preguntas pertinentes sobre posibles intolerancias y si ella misma las conocía.

Según medios locales, los investigadores sospechan que el centro de belleza no disponía de la herramientas necesarias para hacer frente a emergencias de este tipo y creen que, además, tampoco tenía las autorización para hacer operaciones invasivas, como las que anuncian en su web, sino simples retoques estéticos temporales.

Una de las claves está en el novio de la víctima, que estuvo en la clínica en todo momento. Al parecer, intentó entrar al quirófano cuando vio que las cosas no iban como se esperaba, y recogió con su teléfono móvil pruebas que pueden servir para reconstruir lo sucedido ese día, entre ellas un vídeo con el intento de reanimación de su novia.