
La Organización Meteorológica Mundial cifra en un 55 % de probabilidad de que se declare el fenómeno de diciembre a febrero
14 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha publicado una actualización de su previsión sobre el inminente evento de La Niña, que se produce cuando desciende la temperatura del agua en el Pacífico ecuatorial debido al aumento en las fuerza de los vientos alisios del este que intensifican los afloramientos de aguas profundas y frías.
A finales de noviembre, las temperaturas de la superficie del mar estaban ligeramente por debajo de la media en el Pacífico ecuatorial. Sin embargo, este enfriamiento aún no ha alcanzado el grado necesario para poder afirmar que se ha formado un episodio de La Niña. La OMM cifra actualmente en un 55 % la probabilidad de que durante los meses de diciembre del 2024 a febrero del 2025 se declare oficialmente el fenómeno. Posteriormente, el escenario más probable para los meses de febrero a abril del próximo año es la reaparición de las condiciones neutras.
Por lo general, La Niña produce efectos a gran escala opuestos a los de El Niño, en especial en las regiones tropicales. Sin embargo, tal y como reconocen desde la OMM, estos fenómenos climáticos de origen natural ahora tienen lugar en el contexto del cambio climático antropogénico. Esto exacerba los eventos meteorológicos extremos tanto de temperatura como de precipitación además de perder una cierta predictibilidad. El último episodio fue más intenso y duradero de lo previsto.
«El año 2024 comenzó con un episodio de El Niño y va camino de convertirse en el más cálido jamás registrado. Incluso aunque se produzca un evento de La Niña, su efecto de enfriamiento a corto plazo no bastará para contrarrestar el calentamiento causado por los gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera», declaró la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo.
«Las condiciones imperantes desde mayo no se corresponden con un episodio de El Niño ni de La Niña. Pero ni siquiera ese escenario ha evitado que suframos una extraordinaria serie de episodios meteorológicos extremos, como lluvias e inundaciones sin precedentes que, desafortunadamente, se han convertido en la nueva normalidad de nuestro clima cambiante», añade Saulo.