Así se ligó a mil hombres una joven que moldeó su cuerpo con inteligencia artificial
SOCIEDAD
La sospechosa, que los chantajeaba con la difusión de vídeos sexuales, ni siquiera tenía ordenador: actuaba con un móvil, un par de aplicaciones y un aro de luz en una vivienda repleta de basura
17 dic 2024 . Actualizado a las 12:05 h.La foto que ilustra esta historia corresponde al interior del domicilio de la detenida. La imagen dibuja a la perfección la metáfora que resume la «operación Curvas»: lo que ves, o lo que quieres ver, y la realidad. Una joven madre que vivía entre basura, pero que en redes sociales, con ayuda de un simple aro de luz y la inteligencia artificial (IA), parecía una modelo. Así se ligó a más de mil hombres para intentar sextorsionarlos.
Todo empieza con una solicitud de amistad. En la foto de perfil aparece una chica joven, muy guapa y con un cuerpo escultural. Aceptas por esa extraña mezcla de atracción y curiosidad. En ese momento no lo sabes, pero acabas de abrirle la primera puerta de tu intimidad a una [presunta] extorsionadora en potencia que amenazará con arruinarte la vida.
La chica existe, pero no es como tú imaginas. Se ha retocado la cara —a partir de una foto real suya— con una aplicación del móvil que utiliza inteligencia artificial. Pero sobre todo ha moldeado su cuerpo, que no se parece al de las imágenes. Y así empiezas a chatear con ella, o más bien con lo que ves y con lo que quieres creer que hay detrás de ese perfil.
Ella ha aprovechado esas primeras conversaciones para, a tus espaldas, crear un grupo en redes sociales con todos tus contactos, a los que ha tenido acceso desde el mismísimo momento en que aceptaste su solicitud de amistad. Ese grupo tendrá una misión a la hora de culminar la sextorsión. Pero eso será más adelante.
Los especialistas de la Sección de Ciberdelincuencia de la policía han detectado varios modus operandi en las conversaciones con los más de 1.000 hombres que contactaron y flirtearon con la sospechosa tras conocerla en redes sociales.
Al principio, según la investigación, se hacía pasar por escort y llegaba a quedar con los hombres que mostraban más interés. Les proponía una habitación en un hotel para alimentar la fantasía y, al parecer, les exigía previo pago de los servicios sexuales por bizum. Pero ella no acudía a la cita. Con un hombre en concreto llegó a repetir la jugada hasta en dos ocasiones y en ambas lo dejó tirado y sin el dinero que le entregó.
Al final, se centró en la sextorsión. En las conversaciones, cada vez más subidas de tono, la joven enviaba fotos y vídeos íntimos, siempre retocados con IA. Algunos, incluso, eran de una mujer manteniendo relaciones sexuales en distintos lugares; se desconoce si eran de ella o capturados de internet, lo que parece más probable.
El siguiente paso, después de enviar las imágenes, era buscar el intercambio. Les pedía a los hombres con los que chateaba —solo en una de las cuentas tenía más de 13.000 seguidores— que le mandaran ellos también fotos o vídeos íntimos. Algunos se grababan a sí mismos desnudos o se mostraban delante de la webcam.
Llegados a este punto, la joven exuberante con la que creías haber ligado mostraba su verdadero rostro. Ya tiene lo que quería de ti: una imagen sexual con la que amenazarte y chantajearte. Y aquí es donde entraba en juego el grupo creado con tus contactos: publicaba ahí el vídeo para que tú y todo tu entorno pudierais verlo.
De los mil hombres con los que ligó, al menos 311 supuestamente fueron extorsionados y muchos de ellos llegaron a pagar. La joven consiguió transferencias por un importe total de 16.300 euros en apenas ocho meses. En el concepto, los hombres escribían expresiones como «envío por acuerdo de parar amenaza» o «borra, por favor».
La policía sabe de la cifra negra en este tipo de casos. La mayoría no denuncia por pudor o por vergüenza. De las 311 víctimas, solo cuatro acudieron a la comisaría para poner los hechos en conocimiento de los agentes. Dos de esas denuncias, presentadas en Málaga, dieron lugar a la «operación Curvas» y a la detención de la principal sospechosa.
A los agentes les llamó la atención que, por primera vez, detrás de la trama no había una organización de delincuentes con potentes equipos informáticos. Solo una chica con un móvil, unas cuantas aplicaciones de retoque de imágenes y un aro de luz comprado en Amazon erguido entre la basura y la suciedad que poblaba la casa. El retablo que mejor simboliza la metáfora. En internet, nada es lo que parece.