El volcán que cambió el clima en 1831

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La misteriosa erupción se produjo en el volcán Zavaritskii, en la isla Simushir, de los Kuriles, en una foto actual. La explosión generó una caldera de 3 kilómetros de ancho que reveló espectaculares capas rojas, negras y blancas formadas por depósitos eruptivos pasados
La misteriosa erupción se produjo en el volcán Zavaritskii, en la isla Simushir, de los Kuriles, en una foto actual. La explosión generó una caldera de 3 kilómetros de ancho que reveló espectaculares capas rojas, negras y blancas formadas por depósitos eruptivos pasados

Resuelven un misterio climático de casi 200 años

05 ene 2025 . Actualizado a las 10:27 h.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de St Andrews ha conseguido resolver un misterio climático de casi 200 años. En 1831, una erupción volcánica masiva arrojó partículas a la atmósfera, reflejando la luz solar y provocando un enfriamiento global de aproximadamente 1 grado. Este clima frío, bien documentado en todo el mundo, provocó pérdidas generalizadas de cosechas y hambrunas devastadoras. Ahora se ha determinado que aquella erupción se produjo en las Islas Kuriles, al norte del océano Pacífico.

Aquel drástico cambio climático quedó reflejado en la obra del compositor Felix Mendelssohn, que escribió durante su viaje de verano a través de los Alpes en 1831: «Tiempo desolador, ha vuelto a llover toda la noche y toda la mañana, hace tanto frío como en invierno, ya hay nieve profunda en montañas próximas».

La de 1831 es la «erupción misteriosa» más reciente de la Tierra. Si bien los científicos sabían que se trataba de un evento importante que provocó cambios climáticos y agitación social, la identidad del volcán responsable seguía siendo desconocida y ferozmente debatida hasta ahora.

El artículo publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences explica cómo el equipo analizó los registros de núcleos de hielo del evento de 1831 e identificó una «coincidencia perfecta de huellas dactilares» de los depósitos de ceniza.

«Solo en los últimos años hemos desarrollado la capacidad de extraer fragmentos microscópicos de ceniza de los núcleos de hielo polar y realizar análisis químicos detallados sobre ellos. Estos fragmentos son increíblemente diminutos, aproximadamente una décima parte del diámetro de un cabello humano», explica el investigador Will Hutchison, autor principal.

El volcán responsable de la erupción de 1831 era muy remoto, pero tuvo un impacto global significativo en el clima y graves consecuencias para las poblaciones humanas. Identificar las fuentes de estas misteriosas erupciones resulta crucial, ya que permite a los científicos mapear y monitorear las regiones de la Tierra con mayor probabilidad de producir eventos volcánicos que alteren el clima.