Cerca de 100.000 menores están en riesgo de convertirse en adictos al juego en España

SOCIEDAD

Uno de cada diez chicos de entre 14 y 18 años hizo apuestas «online». Los psicólogos clínicos afrontan ahora una «epidemia» gestada durante años
28 ene 2025 . Actualizado a las 12:41 h.«Hay que poner en valor los datos salir del ámbito en el que nos dejamos llevar por el sensacionalismo en el juego, el consumo de pornografía o el uso problemático de internet». Es la reflexión que lanzó ayer el secretario de Estado del ministerio de Sanidad, Javier Padilla, en la presentación del «Informe sobre adicciones comportamentales 2024». Es cierto que en todas las áreas analizadas la tendencia se mantiene estable o incluso ha bajado con respecto a los estudios que se vienen realizando desde el 2019, lo que tampoco oculta que, «sin dejarnos llevar por el apocalipsis», sí existe un grave problema.
De todos los parámetros analizados el más preocupante es el que atañe al juego, especialmente en el grupo de edad de 14 a 18. Si bien en la población general, de 18 a 65 años, se ha registrado un descenso de diez puntos, entre los menores se ha detectado un aumento de un punto. Hasta 441.671 menores de esta franja de edad, un 17,7 % han declarado haber jugado dinero de forma presencial, bien en bingos, tragaperras o loterías, mientras que otros 266.999, un 10,7 % confiesan haberlo hecho de forma «online». Lo más inquietante lo supone el hecho de que esta práctica es ilegal para los menores de edad. «Por su edad no podrían jugar, pero encuentran resquicios para poder hacerlo», constata el director del Plan Nacional sobre Drogas, Juan Ramón Villalbí.
Igual o más grave aún es el hecho de que el 4 % de estos estudiantes, un total de 99.812, presentan un uso problemático con el juego, lo que significa que están en riesgo de convertirse en ludópatas. La alarma que causa semejante tasa es fácil de explicar si se compara con la de los españoles en edad de laboral, los de entre 15 y 64 años, en los que el riesgo de adicción no supera el 1,4 %. Este perfil problemático se asocia también con el consumo de alcohol y drogas. Pero el problema no es igual entre todos los estudiantes de secundaria. La tasa de juego problemático es mucho mayor entre los varones de 14 a 18 años, con el 6 % de ellos en serio riesgo, tres veces más que sus compañeras de pupitre, entre las que están el peligro el 2%.
De estos jóvenes en riesgo de adicción, el 6,4 % confiesan haber gastado más de 300 euros en un solo día, mientras que un 9,1 % han destinado a este fin entre 61 y 300 euros. El perfil de jugador problemático en estas edades se asocia fundamentalmente con el abuso de la compra de premios en videojuegos (51 %) seguidos de las apuestas deportivas (35,2 %) y las criptomonedas y compra de activos financieros en el mercado electrónico, el trading, que irrumpen por primera vez en este tipo de estudios con un 26,8 %. «Son un riesgo emergente», según destacó el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla.
El único dato positivo en este apartado es que el porcentaje de jugadores problemáticos adolescentes no ha subido desde el 2021 y es algo inferior al del 2019. Pese a todo, un 29 % de estos escolares en riesgo se han gastado más de 30 euros diarios en juegos de azar en el último año.

Por lo que respecta al conjunto de españoles en edad laboral, el juego presencial presencial ha bajado y se mantiene sin cambios el online, al tiempo que se ha reducido el problemático, con un descenso del 46 % en cuatro años. Lo que también deja claro el estudio es que quien hace apuestas deportivas tiene cinco veces más riesgo de estar en situación de riesgo y que este peligro sube cuatro veces para quien opta por jugar online. El juego, en cualquier caso, es un problema de salud en España, pues es esta clase de problema el que lleva a pedir ayudar al 80 % de quienes acuden a las unidades especializadas en adicciones sin sustancia de los hospitales públicos.
Más de 4.000 personas a tratamiento
Estos son los datos relativos a encuestas, pero los datos reales de personas en tratamiento por adicciones del comportamiento también son relevantes. Son un total de 4.670 ciudadanos de todas los edades las que estaban a tratamiento en el 2022, de las que el 82 % recibieron asistencia por el abuso del juego. El 9,3 % restante se encontraban en terapia por trastornos por uso compulsivo de internet, móviles, dispositivos electrónicos, redes sociales o videojuegos, mientras que un 3,4 % fueron ingresados por adición a las compras y un 2,9 % por adiciones relacionadas con el sexo.
El abuso problemático de Internet ha disminuido
En cuanto a las otras variables recogidas en el estudio del Plan Nacional sobre Drogas, el informe revela que el uso problemático de Internet se ha mantenido estable en los últimos años en la población general e incluso ha descendido tres puntos en los adolescentes de 14 a 18 años, pero existen riesgos emergentes como las criptomonedas o el trading -la compra y venta de valores financieros- en las que un 26,8 % de los chavales admite haber jugado dinero.
El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, valoró que, en general, los datos son «positivos».
Atendiendo a Internet, las personas de entre 14 y 18 años han visto reducida en un 3 % por ciento la prevalencia del uso problemático respecto al 2021, aunque sigue siendo del 15,3 % en hombres y del 25,9 % en mujeres. Las cifras son muy inferiores en las personas de entre 15 y 65 años, con un 3,6 % y un 3,7 % en mujeres.
Son cifras que se salen, según Padilla, de los «discursos catastróficos» que rodean el uso de Internet por parte de los menores. «De la misma manera que no cerramos parques porque durante un tiempo había gente consumiendo heroína en algunos de ellos, no tiene sentido hacer una enmienda a la totalidad al consumo de Internet porque haya prácticas que puedan tener una repercusión en la salud de nuestra población», ha apostillado.
Casi la mitad de jóvenes consumió porno en el último mes
El acceso a la pornografía fue otro de los parámetros analizados. Así, en el grupo de 14 a 18 años, un 66,8 % ha admitido haber consumido pornografía al menos una vez en su vida, un 58,6 % en el último año y un 44,5 % en los últimos 30 días, siendo el uso mucho más mayoritario en hombres (66,8 %) que en mujeres (19,3 %).
En cuanto a la población de entre 15 y 65 años, un 63,8 % ha reconocido haberlo consumido, de los que un 29 % lo han hecho en el último año y un 18,2 % en el último mes. El consumo también es mayor en hombres y disminuye a medida que aumenta la edad.
«Hasta un 80 % de los hombres y casi un 50 % de las mujeres han visto pornografía alguna vez en la vida, (...) más frecuente en las franjas de edad más jóvenes, menos frecuente en las franjas de edad más avanzadas, y en general, de los que han utilizado pornografía alguna vez en la vida, (...) la gran mayoría de lo han hecho solos, algunos en pareja y algunos con amigos», constata el trabajo.

Los psicólogos clínicos afrontan ahora una «epidemia» gestada durante años
Los pacientes de 20 a 35 años son mayoría y cada vez reciben a más mujeres
j. v. lado
El estancamiento o incluso reducción en algunos aspectos de la adicción al juego que apuntan las estadísticas de Sanidad de momento no se ve por ningún lado en los despachos de los psicólogos clínicos de dentro y fuera de Galicia consultados.

José Manuel Recouso, de la Asociación Galega de Ludópatas en Rehabilitación (Agalure) va más allá. Aunque no entra a valorar estos datos concretos porque todavía no los ha analizado, incide en que la metodología en muchos casos de este tipo condicionan los resultados. «As preguntas teñen que ser encubertas, porque acontece o mesmo que co alcoholismo: sabes que o que estás facendo está mal e tratas de tapalo», señala el profesional que pone distintos ejemplos. «Cando lle preguntas a unha persoa canto bebe, igual che contesta que ‘‘o normal´´, pero resulta que en realidade despois diche que bebe oito cubatas cando sae o fin de semana e iso, evidentemente, non é ‘‘normal´´. E se lle dis que sustancias consumen, a resposta é que ningunha. Entón pregúntaslle: ¿tabaco e alcohol? e dinche: ‘‘Ai! tabaco e alcohol si´´», relata.
Sara Meca, que trabaja en la ciudad de Valencia, también confirma que a su consulta no paran de llegar pacientes con este tipo de problemas. Asegura que en la mayoría de los casos «son gente joven de entre 20 y 35 años». Lo que sí cree que se puede estar dando es un trasvase «del juego presencial al virtual», aunque considera que la problemática es muy parecida. «La sintomatología mayoritaria es la ansiosa, inicialmente, y luego la depresiva, por la desesperanza», señala la directora del clínica G. Sin Adicciones, que suele ver como sus pacientes muchas veces presentan cuadros asociados de insomnio o dolores de cabeza y también como, en algunos casos, arrastran este problema aparejado a otros como el consumo de alcohol y de distintas sustancias estupefacientes.
Evidentemente, no todas las personas que juegan tienen una adicción. Ni siquiera son mayoría las que acaban con un trastorno, pero los que sí desarrollan una patología casi siempre comparten el problema de no verle sentido a la vida. Además, como sus deudas van en aumento, tienen mucho más riesgo de caer en estafas, buscar préstamos clandestinos o incluso llegar a delinquir.
Anular el pensamiento crítico
Los adictos sí comparten muchas disfunciones con los usuarios, especialmente los más jóvenes, enganchados a las pantallas o a la pornografía, que son los campos de estudio principales del psicólogo José Luis García. A su juicio, nada de esto ocurre de manera casual. Detrás hay «una industria imparable», además ahora espoleada con el triunfo de Donald Trump en EE.UU. «Lo único que busca es que seamos consumidores compulsivos adictos a las pantallas y que no tengamos pensamiento crítico», afirma el profesor universitario, que ve estos fenómenos «especialmente peligrosos para la gente joven, inmadura, cuyo cerebro está en construcción y que no tiene todavía capacidad para tomar decisiones evaluadas». Todo esto se traduce, desde su punto de vista, en una serie de disfunciones que afectan directamente a la salud, como son «trastornos alimenticios del tipo de la anorexia y la bulimia», la participación en «retos virales de alto riesgo» e incluso «autolesiones».
Las apuestas a través de internet agudizan el efecto de «non ver o valor dos cartos»
La ludopatía, al contrario que otras adicciones, suele salir a la luz por la vía económica. Al margen de que el jugador patológico trastoca por completo su estilo de vida, hasta el punto de que todo gira en torno al juego, el elevado gasto, el pedir dinero prestado a amigos o familiares y la acumulación de deudas acostumbran a revelar el problema. Por eso, como destaca José Manuel Recouso, los casos más llamativos empiezan a verse en edades en las que las personas empiezan a contar con cierto poder adquisitivo. Eso no implica que no haya jóvenes que se juegan «a paga da avoa», pero no es lo más habitual.

En lo que sí coinciden la práctica totalidad de los adictos al juego es en «non ver o valor dos cartos», algo que para Recouso todavía se agrava más en las modalidades digitales porque al perder el contacto físico con el dinero todavía se banaliza más. La utilidad del dinero es «apostalo para ver se se recupera o perdido», pero eso nunca pasa «porque se gañan volven a apostar ata que o perden todo», señala el psicólogo, que cita ejemplos dramáticos de personas que llegan a jugarse el dinero del pago del alquiler o de la hipoteca. Además, advierte de que en este campo sí avanza la igualdad porque cada vez hay más mujeres con los problemas tradicionalmente atribuidos a los varones.
Contratan a neurocientíficos
Para el profesor José Luis García, nada de esto es casual. Detrás hay empresas que «contratan a los mejores psicólogos y neurocientíficos» para enganchar a la gente y quitarle lo más preciado que tienen, que no solo es su dinero, sino también su tiempo. De ahí que el problema no sean solo las apuestas, sino que hay jóvenes gastando lo que no tienen «en criptomonedas» o «supuestas inversiones financieras».