El gurú de la secta de Castellón violaba a las niñas ante un mural de Peter Pan, según la Fiscalía
SOCIEDAD

Antonio G. L. murió en prisión el año pasado, con lo que solo se sentarán en el banquillo las cinco mujeres y el hombre que, presuntamente, forzaban a las menores para que él pudiese agredirlas
16 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En la habitación de los horrores, donde el gurú violaba a niñas de 12 y 13 años, había un mural con secuencias de Peter Pan. A esa estancia subió la niña O., obedeciendo a su madre, donde la desnudaron. Antonio G. L., el líder de la secta de Vistabella (Castellón), le dijo que debía aplicarle una de sus terapias de curación, para «darles luz a los ovarios», y abusó sexualmente de ella, según el escrito de acusación que la Fiscalía ha remitido a la Audiencia Provincial de Castellón, a la espera de un juicio que se celebrará en abril. Desde los 4 años, O. vivía en la casa de la secta, cuando su madre la llevó consigo. Nueve años después, el Tío Toni la comenzó a violar.
La madre de O. era una de las mujeres «con preocupaciones o problemas de salud» que habían sido captadas por la secta «atraídas por el poder sanador de la imposición de manos, hasta prometer la sanación física de padecimientos y enfermedades», indica el documento.
El Tío Toni, casado con una de las acusadas, «aplicaba en los genitales de las asistentes vibradores o consoladores hasta que alcanzaban el orgasmo, introducción de objetos o dedos y penetraciones vaginales».
Como O., que ahora tiene 35 años y presenta estrés postraumático y psicosomático, según los psicólogos del caso, otros siete menores que vivían en aquella casa sufrieron este tipo de agresiones sexuales y se les «preguntaba con 13 o 14 años si ya se masturbaban».
Sus testimonios representan la base de la acusación a los responsables de la secta, cinco mujeres de entre 47 y 73 años y un hombre de 56, que no es Antonio G. L., el líder, que murió en prisión dos años después de su captura, en mayo del 2022. Tenía 65 años y desde 1990 había creado un «grupo seudorreligioso y sectario» y se había atribuido «poderes especiales [...], valiéndose de la abducción psicológica de sus fieles» con el fin de «satisfacer sus deseos sexuales».