Cuatro médicos evidencian que la «reducción de daños» es márketing de las tabaqueras
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SOCIEDAD

Expertos en la prevención y tratamiento de esta adicción advierten de los conflictos de intereses que tienen muchos de quienes defienden los vapeadores
18 feb 2025 . Actualizado a las 09:12 h.Rodrigo Córdoba, Vidal Barchilón, Francisco Pascual y Joan B. Soriano, cuatro de los médicos españoles más implicados en la que lucha contra el tabaquismo, firman un artículo conjunto en el que ponen en evidencia que las estrategias de «reducción de daños», como la introducción de los vapeadores son, fundamentalmente, márketing de las tabaqueras que sirve para «confundir a las personas que pueden decidir abandonar el tabaco y sus derivados».
En realidad, la denominada reducción de daños es algo mucho más amplio, puede estar basada en cambios de comportamientos o en cambios de productos. Cuando se enfoca desde el punto de vista del sistema sanitario tiene que ver con la terapia sustitutiva de nicotina y los nuevos fármacos para dejar de fumar. Incluso con el recorte del número de cigarrillos diarios. Algo que, como dicen estos especialistas, solo tiene sentido en un período de tiempo corto «como una preparación para el abandono definitivo» porque «fumar un solo cigarrillo al día supone el 50 % del riesgo cardiovascular de fumar 20».
Pero el enfoque de la industria, en el que se centra el artículo, tiene que ver con la «reducción de la percepción del daño». Actualmente este capítulo lo dominan casi por completa los vapeadores, incluyan o no liberación de nicotina.
En el caso de los cigarrillos electrónicos, los que sí llevan nicotina «la publicidad indica que tienen un 95 % menos de riesgo que el cigarrillo convencional. Sin embargo, revisiones recientes concluyen que presentan una morbilidad un 20 % menor que los cigarrillos convencional, pero que el habitual consumo dual [vapeador y pitillo] lo incrementa cerca de un 30 %», según explican Córdoba y sus colegas haciendo referencia a varios estudios científicos.
Para estos médicos esa reducción de daños pregonada por las tabaqueras y por los profesionales que la defienden parte de «una falta premisa», la «supuesta existencia de existencia de un núcleo duro de fumadores que no pueden dejar de fumar o que han fracasado con otros métodos», cuando no existe evidencia científica al respecto. Es más, estos especialistas en el combate del tabaquismo denuncian que los estudios que defienden los vapeadores adolecen de «una calidad de la evidencia muy endeble y preocupantes conflictos de intereses». En realidad, a su juicio, «conducen a una dependencia permanente de la nicotina y dificultan su abandono completo», del mismo modo que «las interferencias de la industria contribuyen a la ralentización de la caída de la prevalencia de fumadores».
El filtro y los pitillos «light»
La incorporación de un filtro a los cigarrillos se produjo después de los primeros estudios de los años cincuenta que empezaron a relacionar el cáncer con el tabaco. El filtro disminuía el riesgo de aspirar alquitrán, pero el número de cánceres de pulmón siguió aumentando.
En los setenta surgieron los pitillos light, con menor contenido de alquitrán o nicotina. En realidad, son iguales que los otros pero con una línea más de agujeros en el filtro para que entre más aire y menos humo al inhalar. «Cincuenta años después del inicio de su comercialización sigue sin haber evidencia de que sean menos tóxicos», dicen los expertos.