
Miles de personas degustaron el plato en un día perfecto de sol y frío
24 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La dupla perfecta, sol y frío, invitaba ayer a degustar un buen cocido en la capital gallega del plato. Lalín se vistió un año más de gala para recibir, con su sempiterna hospitalidad, a miles de comensales apasionados de una fiesta de interés turístico internacional que abre el calendario en Galicia. Desde hace meses los restaurantes ya habían colgado el cartel de completo para el día grande de la Feira do Cocido, más viva que nunca con sus 57 años ya a sus espaldas.
Desde primera hora el trasiego de vehículos y autocares hacia la capital de Deza constataba esa movilización masiva para adorar en la mesa a ese animal totémico, el cerdo, transformado en viandas excelsas para el paladar. A los manjares culinarios se sumaban otros ingredientes para disfrutar de una jornada lúdica y festiva, como el Capítulo Xeral da Encomenda do Cocido, con una decena de nuevos cofrades, desde la presidenta del Celta, Marian Mouriño, y la deportista olímpica, Teresa Portela, al escultor Acisclo Manzano o el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Ángel Santalices.
Quien también lució su nueva capa de comendador fue el embajador de Japón, Takahiro Nakamae, pregonero de la LVII Feira do Cocido. Una elección con mucho de casual, como reconocía el alcalde de Lalín, José Crespo, pero que permite consolidar la internacionalización de la fiesta además de explorar vías para atraer visitantes nipones a las tierras de Deza o a Galicia en general, y de colaboración empresarial para llevar a ese país productos cárnicos, donde son devotos de los derivados del cerdo.
Takahiro Nakamae abrió y cerró su pregón en gallego, hecho que ensalzó el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, quien encabezó una interminable lista de autoridades presentes en la fiesta. Agradeció en su discurso en la clausura de la comida oficial que emplease la lengua de Rosalía: «Fixo máis o embaixador falando en galego que algúns que simplemente protestan». Ambos estuvieron antes al pie de cañón en el palco, al abrigo de sus capas, para seguir el desfile de carrozas y comparsas. No faltó un especial atranque de los Xenerais da Ulla, en una edición donde el cocido se hermanó con la filloa de Lestedo.