Mónica García, ministra de Sanidad: «La pandemia nos enseñó que nadie está a salvo si no estamos todos a salvo»

SOCIEDAD

La titular sanitaria conversa con el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias con motivo del quinto aniversario del estado de alarma. Fernando Simón admite que las medidas se podían haber implementado de otra manera, que no tiene sentido confinar a alguien que vive en el monte, pero que con la información de entonces se hizo lo correcto. Asegura que «jamás» aceptará dirigir la Agencia de Salud Pública si se elige a dedo
14 mar 2025 . Actualizado a las 16:10 h.«Aprendimos que la ciencia nos salva y que la información veraz nos salva. Y aprendimos que los sistemas públicos importan, que nuestros impuestos importan, que hay una red que siempre nos va a cubrir en los peores momentos». Así se expresó la ministra de Sanidad, Mónica García, este viernes en el evento 5 años después: memoria, aprendizaje y futuro del covid-19 celebrado en la sede del Instituto de Salud Carlos III, en Madrid, donde durante hora y media conversó con el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. «La pandemia nos enseñó que nadie está a salvo si no estamos todos a salvo», añadió la titular sanitaria. Ambos recordaron aquellos días, ella en la primera línea de la atención sanitaria —en el 2020 trabajaba como anestesióloga en un hospital madrileño—, él como portavoz de cada paso que tomaban los expertos, al frente de la comunicación de la situación epidemiológica. Hicieron también autocrítica, repasando qué se pudo hacer, si no mejor, sí diferente y, tras echar la vista atrás y situarse en el presente, admitieron todo lo aprendido.
«Sobre el futuro, la pandemia nos dejó enseñanzas que son aplicables a nuestro día a día y a nuestra forma de pensar. En primer lugar, nos dejó claro que en el mundo ya no hay llaneros solitarios, no puede haberlos, que vivimos en un mundo global. Que hay que trabajar de forma coordinada y conjunta. Y esto implica tratar de equilibrar el desequilibrio que hay entre los países. No podemos consentir situaciones de desequilibrio como la que se dio con respecto al acceso a las vacunas», reflexionó Fernando Simón. Por su parte, Mónica García reconoció que, personalmente y en concreto en Madrid, echó de más un exceso de propaganda, las mentiras, los bulos y el negacionismo, y de menos, una evaluación de las políticas sanitarias. «¿Qué supusieron, en qué se tradujeron, se evitaron muertes?», se preguntó.
Consultado sobre lo que, en caso de volver atrás, no volvería a hacer o lo que cree que no debería repetirse, Fernando Simón dijo, tajante, que lo que se hizo, con la información que había en aquel momento, «fue lo correcto». «Es cierto que las medidas se podrían haber aplicado mejor, afinado más, pero eso entonces no lo sabíamos. Un confinamiento como el que se hizo quizás se podría hacer más suave en algunas situaciones o en algunas circunstancias. No tiene sentido que una persona que vive sola en el monte esté confinada en su casa», explicó. Añadió que sí le hubiese gustado haber hecho cosas antes de la pandemia, que para responder bien a una crisis sanitaria como la que arrancó hace ahora cinco años debe trabajarse previamente, en período interpandémico, y que eso es lo que se está haciendo ahora. «Estamos estableciendo muchos grupos de comunicación intersectoriales para que, cuando vuelva a haber una situación como la del 2020, que esperemos que no la haya, pero que es probable que sí la haya, no tengamos que hacernos esta pregunta —comentó—. Hay que trabajar en este período para estar preparados, sabiendo que nunca estaremos preparados al cien por cien».
¿En algún momento tuvo que defender Fernando Simón alguna decisión del Gobierno con la que no estaba de acuerdo? «Nunca —aseveró en el encuentro—. Nunca he defendido ni defenderé posiciones políticas que no concuerdan con el criterio clínico». Y añadió: «Sí puedo decir que se dio la situación contraria, que hubo propuestas políticas que se pusieron sobre la mesa y que conseguimos que se pospusieran. La pandemia fue evolucionando y los sanitarios tuvimos que entender también que a medida que la situación iba mejorando iban entrando en juego otros factores, otros sectores. Pero nunca, ni en el Gobierno central ni creo que en las comunidades, los técnicos de salud pública defendieron una posición política que fuera en contra del sistema sanitario».
En opinión de la ministra, todas las administraciones que pusieron por delante la salud y la protección de la gente lo hicieron con la evidencia que había en ese momento. Repasando los últimos años, mencionó que haber tenido entonces una Agencia de Salud Pública, como la que se está poniendo en marcha ahora, aprobada el jueves en el Congreso, «hubiese ayudado». Puso también en valor los esfuerzos orientados a tener autonomía estratégica a nivel europeo para que España pueda tener sus propios medicamentos sin depender de terceros y cómo el consejo interterritorial de salud se reveló como instrumento de trabajo y diálogo entre Gobierno y comunidades, mucho más que un órgano consultivo.
Sobre la Agencia de Salud Pública, los medios de comunicación quisieron saber qué posibilidades había de que Fernando Simón tomase sus riendas. «Creo tanto en la independencia de este organismo que nosotros [el ministerio] no vamos a tener la potestad de decidir; habrá un concurso», sentenció García. En la misma línea se posicionó el aludido: «La credibilidad no se consigue poniendo a la gente a dedo. La dirección de la Agencia de Salud Pública se tiene que decidir mediante un proceso competitivo. Y no sé si me presentaré o no, pero sí puedo decir que, si en algún momento se decidiese, por error, que esa persona tiene que ser alguien nombrado a dedo, yo nunca jamás seré director».
No quiso dejar pasar Simón la oportunidad de enviar un mensaje a quienes con sus críticas —«minoritarias, comparadas con todo el agradecimiento recibido», matizó— intentaron sesgar y manipular la información. «No podemos dejar que la sociedad esté condicionada por la información que las personas odiadoras quieren darnos», subrayó. Al hilo, citó un estudio reciente publicado en la revista Nature que revelaba, tras haber hablado sus autores con 351 profesionales que comunicaron durante la pandemia, que hasta un 15 % habían recibido amenazas de muerte, que en concreto a las mujeres se las amenazaba con agresiones sexuales y que la mitad de estas personas habían tenido que soportar insultos y provocaciones relacionadas son su desprestigio profesional. «Si todos ellos se hubiesen quitado de en medio, se hubiesen quedado comunicando aquellos que estaban de acuerdo con lo que esos odiadores querían que se dijese. Y eso no se puede permitir —razonó—. Yo nunca me plantee dimitir».