Neutrófilos, las células del sistema inmune que también crean escudos para proteger la piel

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

CNIC

El hallazgo del CNIC, publicado en «Nature», abre nuevas vías para cicatrizar las heridas y para el tratamiento de la diabetes, las enfermedades inflamatorias y el envejecimiento

19 mar 2025 . Actualizado a las 18:30 h.

Neutrófilos. Son células inmunitarias de la piel, glóbulos blancos, que nos ayudan a defendernos de las infecciones. Es su función más conocida, pero ahora un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) acaba de descubrir un nuevo e inesperado papel: la generación y remodelación de la matriz extracelular de la piel. Es como una especie de escudo que contribuye a mantener la resistencia e integridad de la piel, un hallazgo fundamental que podría inspirar tratamientos para enfermedades de la piel, la inflamación, la diabetes y el envejecimiento. El trabajo se publica en la revista científica Nature.

El estudio demuestra que el sistema inmunológico no solo combate infecciones, sino que también refuerza físicamente la piel para prevenirlas, por lo que también se abren nuevas vías para entender su funcionamiento.

Los neutrófilos producen la matriz extracelular que «es esencial para mantener la estructura y función de la piel y otros tejidos, actuando como una barrera ante la entrada de microorganismos y sustancias dañinas», explica Andrés Hidalgo, líder de la investigación.

La investigación, asegura el primer autor, Tommaso Vicanolo, ha demostrado que estos neutrófilos refuerzan la piel en condiciones normales y reaccionan de manera activa ante las lesiones, formando estructuras protectoras alrededor de heridas para evitar la entrada de bacterias y toxinas. Además, el estudio revela que esta función estructural de los neutrófilos está regulada por la vía de señalización del TGF-?. Al desactivar este mecanismo, los investigadores observaron una disminución en la formación de matriz extracelular, lo que produjo una piel más frágil y permeable. «Esto sugiere que la interacción entre el sistema inmunológico y los componentes estructurales del organismo es más compleja de lo que se creía», explica Hidalgo.

Otro resultado fascinante que se desprende de la investigación es que estos neutrófilos actúan de manera circadiana, regulando la producción de matriz extracelular según el ritmo biológico del organismo, de modo que en los ratones la piel es más resistente durante la noche que durante el día gracias a la acción de los neutrófilos. «Este hallazgo abre nuevas posibilidades para investigar cómo los ritmos internos del cuerpo influyen en la regeneración y reparación de tejidos», aseguran los investigadores.

Para Hidalgo, actualmente en la Yale University School of Medicine (EE.UU,), el descubrimiento de neutrófilos que producen matriz extracelular no solo amplía el conocimiento sobre la inmunidad innata, sino que también plantea nuevas estrategias para el tratamiento de enfermedades de la piel y trastornos inmunológicos. En concreto, «es probable que estos hallazgos tengan implicaciones en el desarrollo de terapias que fortalezcan la barrera cutánea en pacientes con enfermedades inflamatorias o alteraciones inmunológicas, incluyendo pacientes con diabetes o individuos de elevada edad».

Este avance, que es el resultado de una colaboración de varios equipos del CNIC con laboratorios de Alemania, Estados Unidos, Singapur y China, «supone un cambio en la forma en que percibimos el papel del sistema inmunológico en la protección del cuerpo», añaden los investigadores. El estudio tiene además implicaciones en procesos fibróticos y cáncer que el grupo del Dr. Hidalgo está actualmente estudiando. Este estudio ha sido financiado por la Fundación “la Caixa”, la Fundación Boehringer Ingelheim y la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia.

«Los hallazgos de este trabajo van más allá del papel clásico de los neutrófilos en la respuesta frente a infecciones, y los posiciona como reguladores estructurales del tejido que contribuyen a su protección. Comprender mejor esta función podría ayudar a explicar enfermedades en las que la estructura del tejido está dañada, como la fibrosis o los problemas en la cicatrización de heridas. Si estos mecanismos también se dan en humanos, podrían abrirse nuevas posibilidades para mejorar el tratamiento de heridas crónicas o enfermedades que afectan el tejido conectivo», apunta Silvia Vidal Alcorisa, investigadora titular del Institut de Recerca del Hospital Sant Pau en una reacción al estudio recogida por SMC España.