José Luis Jiménez, médico: «Los pacientes con ELA y los tetrapléjicos copan los casos de eutanasia en Galicia»

SOCIEDAD

Asegura que en España el número de prestaciones es inferior al esperado
04 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En marzo del 2021 se aprobaba en España la Ley de Eutanasia, que regula el derecho de toda persona que cumpla las condiciones exigidas a solicitar y recibir ayuda para morir. Cuatro años después, el Colegio Médico de Ourense abordó el tema en una conferencia a cargo de su vicepresidente y miembro de la Comisión de Eutanasia de Galicia, José Luis Jiménez.
—¿Cuál es el balance de los cuatro años de la ley?
—Son poco más de tres y medio realmente porque, aunque la ley es de marzo de 2021, la comisión de garantías, que es absolutamente necesaria para su desarrollo, se empezó en julio. El balance es que el número de solicitudes en Galicia es bajo, como es en todo el Estado español. Si lo comparamos con los otros países que la tienen, que no son muchos, como Bélgica, Holanda y Luxemburgo el porcentaje de muertes por eutanasia con respecto a los fallecimientos totales es bajo. También si lo comparamos con países que lo aprobaron poco antes que España, en el 2020, que son Canadá y Nueva Zelanda. Ahí también hay un porcentaje significativamente mayor de solicitudes. Colombia lo tiene en la Constitución desde el 2008, pero realmente no hay datos.
En España todavía son pocos, pero han ido creciendo. Los datos del 2024 aún no son públicos, aunque el Sergas los ha dado y son similares a los del 2023. Galicia se sitúa en el medio de España en solicitudes.
—¿Hay diferencias entre comunidades?
—En la gráfica que presenta el Ministerio de Sanidad destacan País Vasco y Cataluña, también Canarias y Baleares. No hay un sistema de datos todavía muy bien establecido, pero sí es suficiente como para ver que hay un porcentaje más alto. En Galicia el 0,05% de muertes son por proceso de ayuda para morir, frente a los decesos totales. La media del Estado es 0,08 % y en Euskadi está en 0,20 %. Son pocas pero van creciendo. La duda que tenían algunos sectores religiosos y otros determinados ideológicos de la «pendiente deslizante» queda descartada.
—¿Que es la «pendiente deslizante»?
—Era un concepto que decía que se empezaba por esto y luego íbamos a cargarnos a los viejitos antes para quitarnos el gasto... Hubo muchísima oposición a la ley que ya no hay, basada en algo que ya se ha demostrado que no existe. No hay ninguna «pendiente deslizante». Al revés, lo que hay seguramente es un número probablemente inferior al esperado de prestaciones.
—¿Hay un perfil de paciente?
—En Galicia, y también en España, los pacientes neurológicos, con ELA, tetrapléjicos o parapléjicos, o con esclerosis múltiple —no las demencias—, son los que copan la mayor parte de casos. Luego vienen los oncológicos. Era de prever que los pacientes con cáncer, que son más desde el punto de vista global, adelantaran porcentualmente a los neurológicos y no se da. Es más fácil que los oncológicos mueran en proceso, seguramente porque no miden bien los tiempos y piden la eutanasia cuando ya están pues cerquita de la muerte. Y la prestación necesita unos días para desarrollarse.
—¿Quizás es que conservan más la esperanza?
—También eso. De hecho ha habido varios casos de que la pidieron, luego les ofrecieron una nueva línea de tratamiento, la llevaron, se les concedió y luego al final se murieron con el permiso de eutanasia sin utilizar. Hay un pequeño porcentaje de pacientes que no son neurológicos ni oncológicos. Son los pluripatológicos, por ejemplo, ancianos con enfermedades crónicas múltiples o no tan ancianos, bronquíticos crónicos, insuficiencias cardíacas... Personas que tienen varias enfermedades distintas pero que tienen un sufrimiento igual de potente que lo que puede tener una ELA o un enfermo con cáncer terminal. De eso hay muy poquito.
«Hay problemas de designación de médico responsable»
Cumpliendo estrictamente los plazos que marca la ley, el proceso para aceptar o denegar una solicitud de ayuda para morir debería resolverse en algo más de 50 días. Algo que en Galicia se consigue, asegura Jiménez.
—Se está mejorando mucho la gestión. Los tiempos son parecidos a los que plantea la ley. Estamos por 58 o 59 días, realmente se hace bastante rápido.
—¿Cómo es el proceso?
—En Galicia si alguien quiere pedir la eutanasia puede sacar un anexo de la web del Sergas y llevarlo a la dirección asistencial de su área sanitaria. Y ahí empieza el proceso. La dirección asistencial asigna al médico responsable y está pendiente del cumplimiento de los tiempos. Eso facilita bastante las cosas. Lo que pasa es que las direcciones asistenciales tienen problemas para elegir médicos responsables. Porque mucha gente no quiere.
—¿Lo notan mucho?
—Nosotros no tenemos la información directa como comisión. Bebemos de la información que tiene la unidad técnica de la Subdirección Xeral del Sergas, que a su vez está suministrada por las direcciones asistenciales. Y no llegan a ese nivel de detalle. Aunque no tenemos datos exactos, sabemos que hay problemas de designación en algunos casos.
—¿Por qué?
—No porque sean objetores, eso sí que está contemplado en la ley. Pero si un director asistencial llama a un médico y le dice «este señor ha pedido la eutanasia y quiero que seas el médico responsable», a veces dice «no quiero».
—¿El paciente puede elegir a su médico responsable?
—Tiene derecho a solicitar a alguien en concreto, no a exigir.
—¿Está completo el registro de objetores?
—La ley indica que tiene que haberlo, pero en Galicia todavía no lo hay. Sabemos que tienen el decreto más o menos pergeñado, pero todavía no ha salido. Es cierto que cada dirección asistencial tiene sus registros.
«No hay grandes denegaciones, en el conjunto del Estado fueron el 24 % en el 2023»
«En Galicia todos los casos de solicitud de eutanasia han sido por gente con capacidad de decisión. La ley ofrece dos posibilidades: para los pacientes que tienen capacidad y dicen ‘‘yo quiero la eutanasia'', y para aquellos que no son capaces y que hayan hecho un documento de instrucciones previas en el que indiquen que desean la eutanasia en determinadas condiciones. Pero esa opción no se ha dado en ningún caso en Galicia».
—¿Es porque las instrucciones previas las hacen personas sanas?
—A pesar de que ha habido un incremento en Galicia de instrucciones previas, seguramente desde la idea de eutanasia, siguen siendo porcentajes muy bajos. El engranaje para utilizarlas no es fácil, porque tiene que haber un representante, alguien que diga «este señor que está aquí querría que en este caso se le practicara la eutanasia». Quienes están elaborando sus teorías en este sentido, creen que España tiene menos casos de eutanasia porque tenemos una estructura familiar muy particular, muy de apoyo, muy importante. Esa estructura y la cultura lleva a que, si el representante es un familiar, le cueste tomar la decisión.
—¿Hay pocas solicitudes o muchas denegaciones?
—A nivel de España ha habido unas 1.515 solicitudes hasta el 2023, de las cuales acabaron en prestación en torno a la mitad. Los demás remataron en otras situaciones. Hay gente que fallece antes de que se acabe con el procedimiento, otros se vuelven para atrás y también hay alguna denegación, no son muchas. A nivel del Estado hay más que en Galicia. Normalmente no son grandes denegaciones. En el 2023, en España hubo un 24 % de denegaciones —el médico responsable consideró que no, o el médico consultor o la comisión, que son los tres pasos que hay que dar para llegar a la autorización— y en Galicia fueron el 15 %.
—¿El 15 %?
—Sí. Hablamos del 2023, si miramos el conjunto, todavía menos. En Galicia en el 2024 hubo 14 denegaciones, el 12 % nada más. Nueve fueron reclamadas, porque el paciente puede hacer una reclamación en la Comisión de Garantías. Y ahí seis tuvieron resolución favorable. Lo que pasa es que luego algunas, incluso con resolución favorable, acaban falleciendo porque no toman la decisión sobre la elección del día y de la hora. A veces dicen «vamos a esperar dos meses a que venga mi hijo de no sé dónde», y fallecen antes.