José Cobo, arzobispo de Madrid y elector en este cónclave: «En la Iglesia no todos pensamos igual, hay diversidad de análisis del futuro y del pasado»
SOCIEDAD

El español apuesta por una elección corta y cree que la procendencia del nuevo papa «será importante, pero no determinante»
07 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.José Cobo, arzobispo de Madrid (Sabiote, 1965) es el más joven de los cinco cardenales españoles del cónclave en el que se elegirá al sucesor del papa Francisco. Hombre volcado en la pastoral social y la acogida a los migrantes, asegura que no existe una «polarización exacerbada» entre los purpurados, aunque sí «posturas distintas». «Y eso es lo bueno de la Iglesia», subraya Cobo.
—¿Cuál es el retrato robot del sucesor de Francisco?
—Depende de quién lo haga. Hay un sentimiento común de recoger todo lo que se ha hecho antes. Y se va primando el tema de la evangelización y la misión como el horizonte común para esa figura que se va trazando. Por ahí vamos confluyendo, con distintos toques y matices.
—¿Hay fractura entre los afines a Francisco y los que no lo son?
—No hay fractura, hay opiniones. Es un Colegio Cardenalicio muy diverso, donde cada uno puede explicar su realidad desde nuestras diócesis o los lugares de donde venimos. Más que división lo que sí que hay es subrayados. Cada uno va haciendo un análisis y un subrayado, motivado por la persona que lo hace y por su lugar de procedencia. Yo creo que no se percibe una división formal. Tampoco es como un Parlamento. Aquí es se va intentando converger viendo que en la Iglesia no todos pensamos igual. Hay diversidad de análisis del futuro y del pasado.
—¿Ha encontrado a cardenales que estén incómodos con el pontificado de Francisco?
—Eso lo conocen ustedes muy bien. Muchas veces las cosas que dicen fuera los cardenales se hablan dentro. Somos muy claros. Cuando hablamos dentro se hace con un deseo primero de ensamblar la opinión y siempre con muchísimo respeto. No hay una polarización exacerbada, hay posturas distintas. Y eso es lo bueno de la Iglesia. Algo fenomenal que hizo Francisco es dejar hablar a los diversos y saber que podemos armonizarnos, lo que será un reto para el nuevo papa. No se han acallado las voces diversas y hay que armonizarse.
—¿Cómo vive este momento?
—Es una conmoción. Me hubiera creído antes que iba a ir a Marte que a entrar a la Capilla Sixtina para un cónclave. Lo vivo con muchísimo respeto, estoy sobrecogido por el momento histórico, no solo por cómo hay que hacer las cosas. La responsabilidad de acompasarnos para dar el papa que la Iglesia necesita en este momento. Creo que el Señor ya tiene al papa previsto. Hay que escuchar mucho a los otros.
—¿Y usted, tiene ya una idea de qué nombres podrían votarse?
—Ya nos vamos haciendo a la idea, poquito a poco.
—¿El cónclave será corto?
—Muy corto no. Somos muchos y muy diversos. En otros cónclaves ha habido más bloques, como el de gente de la Curia. Ahora no hay tantos. Sincronizarnos entre el candidato de cada uno y el de los demás va a ser un poco más largo, pero no excesivamente. Tres días vamos a poner, siendo optimistas.
—¿Cuánto hay de novelesco y cuánto de realidad en los supuestos juegos de poder entre grupos de cardenales y acerca de purpurados que cuentan ya con 40 votos asegurados?
—Hay mucha literatura sobre eso. Yo creo que quien lo narra proyecta lo que le gusta. Si alguien dice que un cardenal tiene ya garantizados más de 40 votos, creo que es muy difícil que le haya preguntado a más de 40 cardenales cuál es el nombre que van a poner en la papeleta. Cada votación, y está muy bien que así sea, abre un proceso de escucha y oración y así se va preparando la siguiente. Da espacio a que hablemos según los candidatos que van saliendo. Eso no es algo premeditado. Quedan aún sesiones para seguir hablando y todavía pueden cambiar los candidatos, efectivamente.
—¿Los tiempos están maduros para un papa de África o de Asia, tras haber tenido a uno de América Latina?
—Creo que más que de dónde viene, se va buscando el perfil que responda a ese tapiz que hemos puesto antes. Se va más bien a la persona, independientemente de donde provenga. Es un dato sí, pero solo uno más. Se busca el perfil, de manera que responda a los retos que la Iglesia universal necesita en este momento. La procedencia será importante, pero no determinante.