León XIV, a los periodistas: «Desarmemos las palabras y ayudaremos a desarmar la Tierra»
SOCIEDAD
El papa, en su primera audiencia con los medios, pide la liberación de los reporteros encarcelados y defiende la libertad de prensa
12 may 2025 . Actualizado a las 17:47 h.León XIV, como ya hizo su antecesor, el papa Francisco, decidió que su primera audiencia tras su elección el pasado jueves como obispo de Roma fuera con los más de 4.000 periodistas que han estado siguiendo su elección al solio pontificio y a quienes se les permitió llevar un acompañante. A las 11:00 de la mañana en punto, como estaba previsto, Robert Prevost, de 69 años, hizo su irrupción en el Aula Pablo VI del Vaticano, donde los asistentes le dedicaron un aplauso cerrado que se prolongó durante alrededor de un minuto. Reaccionó a la ovación con humor, afirmando en inglés que «los aplausos al inicio» no significaban mucho y que lo importante era si se producían también al final.
Tras su discurso, en el que recordó a los periodistas encarcelados, saludó uno a uno a un grupo de representantes de los medios, a quienes reconoció que está pensando en viajar próximamente a Nicea. En esa ciudad de la actual Turquía tendrán lugar desde finales de este mes las conmemoraciones del 1.700 aniversario del concilio que marcó un hito en el diálogo ecuménico. Otra visita internacional que podría hacer es a Ucrania, cuyo presidente, Volódimir Zelenski, mantuvo este lunes una conversación telefónica con León XIV para agradecerle el apoyo en la guerra, ponerle al día sobre la marcha de las negociaciones de paz e invitarle a viajar a territorio ucraniano. Adonde no parece por el momento que el nuevo papa tenga intención de ir es su país natal, Estados Unidos, ya que respondió que «no será pronto» cuando uno de los participantes en el encuentro le preguntó si iba a regresar a su tierra.
En el texto que tenía preparado y que leyó en italiano y sin responder a preguntas, León XIV fue analizando algunos de los grandes desafíos que afronta hoy la comunicación y agradeció el trabajo de los reporteros que han estado volcados en informar sobre la situación de la Iglesia católica desde que, el pasado 14 de febrero, fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma el Papa Francisco. El anterior Pontífice falleció el 21 de abril, propiciando la convocatoria del cónclave del que salió elegido Prevost como nuevo obispo de Roma. Retomando el llamamiento que hizo para lograr una paz «desarmada y desarmante» desde el balcón central de la basílica de San Pedro en su primer mensaje como Papa el 8 de mayo, León XIV pidió a los periodistas que «desarmen las palabras y contribuyan a desarmar la Tierra», de manera que pueda construirse «una comunicación desarmada y desarmante» para construir «una mirada diversa sobre el mundo».
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Ocho veces se vio interrumpido Prevost en su discurso por los aplausos de los presentes, como cuando mostró la solidaridad de la Iglesia con «los periodistas encarcelados por haber buscado y contado la verdad», exigiendo a continuación que fueran liberados. A estas palabras unió un significativo gesto, pues entre el puñado de reporteros a los que saludó personalmente estaba Paola Ugaz, informadora peruana que destapó junto a su colega Pedro Salinas la trama de abusos sexuales y financiera del Sodalicio, un grupo católico ultraconservador suprimido por Francisco poco antes de fallecer. Este movimiento atacó y amenazó a los reporteros y también arremetió contra Prevost cuando era obispo de Chiclayo, en Perú. Resultó muy llamativo el saludo que se dedicaron León XIV y Ugaz, que le colocó sobre los hombros una bufanda en tonos azules realizada por mujeres peruanas de pocos recursos antes de tomarse una foto con él. Prevost remarcó en su conversación con la reportera su solidaridad con los periodistas perseguidos y se despidió diciéndole que en su país debían «esperar pronto noticias mías».
«Solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres»
En su discurso, el nuevo pontífice insistió en que «la Iglesia reconoce en estos testimonios —pienso en los que cuentan la guerra incluso con el coste de la vida—, la valentía de quien defiende la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a ser informados, porque solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres». Asumió luego de manera implícita las dificultades que tienen muchas instituciones eclesiales a la hora de manejar su relación con los medios, al afirmar que la Iglesia debe «aceptar el desafío del tiempo» para no caer en una comunicación «fuera del tiempo y de la historia». Citando a San Agustín, inspirador de la orden de los agustinos a la que pertenece, dio las gracias a los periodistas por «salir de los estereotipos y de los lugares comunes» a través de los cuales se «lee a menudo la vida de la Iglesia». En la parte final de su alocución, destacó que uno de los «desafíos» más importantes de la comunicación es «hacernos salir de la ‘torre de Babel' en la que a veces nos encontramos, de la confusión de lenguajes sin amor, a menudo ideológicos y facciosos».
En el primer baño de multitudes de su pontificado en que acabó convirtiéndose la audiencia con los periodistas, algunos reporteros aprovecharon para hacerle regalos a León XIV o pedirle que bendijera o firmara objetos. Un estadounidense, por ejemplo, logró que le firmara una pelota de béisbol, mientras que algunas informadoras le dijeron en broma que si quería jugar con ellas al tenis, el deporte preferido de Prevost, o si incluso aceptaría participar en un partido benéfico con Andre Agassi.
Otra reportera bromeó con el nuevo Pontífice ya que ella iba vestida totalmente de blanco y le dijo entre risas que «no tenía ninguna ambición de papisa». Pese a que era su primera vez rodeado de tantos periodistas, a León XIV se le vio tranquilo y con soltura, aunque al principio del encuentro no tenía muy claro si era él o un asistente quien debía entregar los rosarios que se regalan en estas ocasiones a las personas que hablan con el Papa.