La Agencia Espacial Española alerta de una potente tormenta solar que podría provocar anomalías en satélites y comunicaciones
SOCIEDAD

Una intensa explosión solar golpeó la Tierra este domingo, provocando una tormenta geomagnética. El fenómeno ha provocado auroras boreales en latitudes inusuales
02 jun 2025 . Actualizado a las 18:11 h.Una potente tormenta solar impactó este domingo sobre nuestro planeta. El fenómeno, provocado por una gran explosión en la superficie del Sol, ha generado una oleada de partículas que han llegado a la Tierra entre las 8 y las 11 de la mañana. Su potencial para alterar el campo magnético y afectar a las redes eléctricas o a la navegación por satélite ha llevado a la Agencia Espacial Española (AEE) a emitir una advertencia a todos los operadores espaciales y terrestres.
Hasta el momento, no se han detectado problemas graves, aunque la AEE, junto con la Agencia Espacial Europea (ESA), sigue vigilando de cerca la situación. El impacto mantuvo durante horas niveles considerados severos. Según el comunicado de la agencia española, se registraron valores equivalentes a un índice geomagnético Kp 8, en una escala que va del 0 a 9, que se corresponde con el «nivel de tormenta severa».
En las siguientes horas, las condiciones se calmaron ligeramente, con un Kp alrededor del 7, aunque los modelos de probabilidad apuntaban a que la actividad podría intensificarse de nuevo en las 24 horas posteriores. Aun así, la AEE no prevé ninguna situación de peligro, algo que podría darse en caso de que el índice Kp alcance el nivel 9, de riesgo extremo.

El centro de Predicción de Clima espacial de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense y la ESA han clasificado el evento como una tormenta geomagnética de nivel G4 —en una escala que va desde el G1 al G5—, por lo que se convierte ya en una de las mayores de los últimos años. Aunque las últimas observaciones indican un nivel G2, las predicciones apuntan a episodios de mayor intensidad a lo largo de este lunes.
El fenómeno ha tenido también efectos visibles, con la aparición de auroras boreales en latitudes inusuales. En Estados Unidos se han registrado luces del norte en hasta 27 estados, entre ellos, Carolina del Norte o Virginia.
Las consecuencias extremas de las tormentas: de las telecomunicaciones al apagón
La alerta de la AEE no es, ni mucho menos, una exageración alarmista. Los expertos llevan tiempo alertando de la posibilidad de una tormenta solar extrema con el potencial de tener efectos devastadores para las comunicaciones y la tecnología del planeta.
No es algo puramente teórico. Hay algunos antecedentes como para preocuparse. La más llamativa sucedió el 1 de septiembre de 1859, cuando la conocida como llamarada de Carrington golpeó el planeta y afectó significativamente a la red de telégrafos, el sistema de comunicación más avanzado de la época. Las líneas comenzaron a fallar en todo el mundo, y algunas estaciones llegaron a arder.
En el año 2012, el Sol sufrió un episodio de magnitud similar, aunque por suerte no llegó a impactar en la Tierra, sino que se perdió en el cosmos.
Las tormentas solares son frecuentes. La mayoría son de dimensiones modestas, y en muchas ocasiones no se eyectan en dirección a la órbita de la Tierra, por lo que no suponen ningún potencial peligro para el planeta.
Pero los estudiosos del espacio alertan que, tras un período de aletargamiento, el Sol está regresando a uno de los períodos de máxima actividad, cuyo apogeo llegará en este 2025. Este aumento de erupciones solares se ha anticipado desde comienzos de 2024, con eventos destacados en mayo, cuando la tormenta solar histórica (G5) dejó auroras boreales visibles en España, y ahora en junio.
En estas fases, el astro llega a eyectar hasta tres erupciones diarias. «La cuestión no es si va a pasar, sino cuándo; cómo afectará a nuestra civilización y qué se puede hacer al respecto», advirtió el profesor de Física de la Universidad de Vigo Jorge Eiras en su informe Las tormentas solares geomagnéticas, amenaza silenciosa de una sociedad hipertecnológica.
Como explica en su informe, el consenso científico establece las posibles consecuencias del impacto de una llamarada solar de gran intensidad, semejante a la del antes mencionado «evento Carrington». Los efectos serían graves, especialmente en una sociedad tan hiperconectada como la actual.
Con una alta probabilidad, se vería dañada, al menos temporalmente, la red de satélites, lo que comprometería tanto las comunicaciones como la red GPS, con especial incidencia para barcos y aviones. También se produciría un apagón en las redes de alta frecuencia, y serían generalizados los incendios en los transformadores de las zonas afectadas, con un posible efecto dominó que podría provocar un apagón eléctrico generalizado.
En caso de que los efectos se dilatasen durante un tiempo, se verían afectadas las centrales nucleares, al verse comprometida su refrigeración; el suministro de agua y la red de internet.