Un volcán entra en erupción en Islandia por duodécima vez en los últimos cinco años

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Lava emergiendo tras una erupción volcánica cerca de Grindavík, en la península de Reykjanes.
Lava emergiendo tras una erupción volcánica cerca de Grindavík, en la península de Reykjanes. ICELANDIC CIVIL PROTECTION HANDOUT | EFE

La lava no amenaza de momento ninguna infraestructura, pero el fenómeno durará algún tiempo, según las autoridades

16 jul 2025 . Actualizado a las 20:15 h.

La tierra volvió a abrirse en la península de Reykjanes, al suroeste de Islandia. Durante madrugada de este miércoles, el cráter de Sundhnúk entró en erupción, sumando ya doce episodios volcánicos en apenas un lustro en esta zona sísmicamente activa. 

La Oficina Meteorológica de Islandia (IMO) confirmó que la nueva fisura, de entre 700 y 1.000 metros de longitud, comenzó a expulsar lava y ceniza hacia el norte, tras una intensa sucesión de terremotos y «una lluvia de magma» que anticipó lo que estaba por venir.

El fenómeno, aunque de momento no pone en riesgo infraestructuras críticas, ha obligado a evacuar enclaves turísticos como la célebre Laguna Azul —uno de los destinos termales más populares del país—, así como el cámping de la localidad de Grindavík, próxima al epicentro de la erupción. Las autoridades han activado el nivel de alerta de protección civil y recomiendan extremar precauciones.

Una vista aérea muestra la erupción del monte Litli-Hrutur en la escasamente poblada península de Reykjanes.
Una vista aérea muestra la erupción del monte Litli-Hrutur en la escasamente poblada península de Reykjanes. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

La fisura volcánica, situada al norte de Grindavík y a escasos kilómetros de Reikiavik y de su aeropuerto internacional, no ha alterado por ahora el tráfico aéreo. No obstante, la situación es dinámica: cuatro horas después de la primera emisión de lava, la grieta ya alcanzaba una longitud de dos kilómetros, extendiéndose hacia el noroeste. Pese a que el espectáculo del magma fluyendo por el paisaje islandés puede resultar hipnótico, las autoridades insisten en no perder de vista el impacto ambiental. Los niveles de dióxido de azufre en zonas próximas han superado los 5.000 microgramos por metro cúbico, rebasando con creces los límites sanitarios. Se ha recomendado a la población cerrar puertas y ventanas y monitorizar la calidad del aire, ante la amenaza invisible de los gases tóxicos.

Benedikt Ófeigsson, geofísico del IMO, ha explicado que esta erupción, en comparación con otras recientes en la misma región, no parece especialmente grande. Actualmente, el volumen de magma emergiendo de la fisura se estima entre 500 y 700 metros cúbicos por segundo, lejos de los 3.000 que se registraron en eventos anteriores. Aun así, la deformación del terreno y la actividad sísmica persisten, lo que sugiere que el fenómeno podría prolongarse durante un tiempo. 

De hecho, el propio alcalde de Grindavík, Fannar Jónasson, ha admitido que la erupción ha cogido a los expertos por sorpresa. «Esperábamos que el próximo episodio se produjera en otoño», ha declarado a la radiotelevisión islandesa RUV.