¿En qué nos afecta más el calor extremo?

M. V. Sanmartín

SOCIEDAD

CARMELA QUEIJEIRO

El sueño es el gran damnificado de las altas temperaturas, seguido de la salud física y el rendimiento diario. Menos del 30 % de los españoles consideran que influyen de forma notable en sus bolsillos

29 jul 2025 . Actualizado a las 08:44 h.

¿Han sido los veranos así de calurosos toda la vida? No solo los datos rebaten la manida réplica de los negacionistas del cambio climático, también lo hace la percepción ciudadana, apuntalando la evidencia. Ocho de cada diez españoles sostienen, firmes, que efectivamente las temperaturas son cada vez más extremas en verano, según una encuesta del Ministerio de Sanidad hecha pública ayer, y nueve de cada diez perciben estas altísimas temperaturas como un riesgo grave para la salud. El estudio —llevado a cabo por la consultora GAD3 entre el 7 y el 14 de julio con la opinión de 1.274 personas— concluye que es necesario reforzar las medidas de protección ante un fenómeno cada vez más frecuente, pero también las de sensibilización, porque aunque la concienciación social es elevada solo un 30 % de los ciudadanos se sienten altamente vulnerables al respecto.

Para ocho de cada diez personas el gran problema es que el calor extremo no les deja dormir bien, siete de cada diez aseguran que les afecta en su salud física y el mismo porcentaje sostiene que impacta considerablemente en su rendimiento diario. Sin embargo, no llegan al 30 % los que consideran que influye de forma notable en su economía.

Los efectos de las altas temperaturas más mencionados por los encuestados son los golpes de calor y los desmayos, la deshidratación, el insomnio, la fatiga, las náuseas, los mareos, el empeoramiento de enfermedades crónicas y la confusión o la desorientación. Hasta uno de cada cuatro aseguran haber sufrido —personalmente o en su entorno— algún problema de salud durante una ola de calor. De estos, el 53 % requirieron atención médica y el 13 % tuvieron que ser hospitalizados. Los motivos más frecuentes de asistencia fueron los calambres musculares (68 %), el agravamiento de patologías (60 %), el sobrecalentamiento del cuerpo y la pérdida de líquido (59 %).

El problema, anota el estudio, no es solo el paulatino aumento de los grados del termómetro, sino las desigualdades a la hora de protegerse. En España, solo el 23 % de las viviendas disponen de aislamiento térmico adecuado. En los hogares con ingresos altos, el uso de aire acondicionado alcanza el 62 %, frente al 47 % en los de menor renta y solo el 14 % de estos últimos están construidos con materiales que reducen la transmisión del calor.