Cecilia Sopeña, ciclista que se hizo viral y se pasó al contenido para adultos, pide ahora el derecho al olvido: «No refleja quién soy»

SOCIEDAD

Llegó a confesar sobre el escenario del humorista Juan Dávila haber «ganado un milloncico» gracias a los vídeos eróticos que realizaba. Exige cumplir la ley actual sobre protección de datos: «Ya no quiero estar expuesta»
12 ago 2025 . Actualizado a las 13:51 h.Cecilia Sopeña, de Madrid pero residente en la localidad murciana de Cartagena, fue hasta el 2022 profesora de matemáticas. Compartía en redes sociales y en YouTube una de sus grandes pasiones, el ciclismo. En su canal, la popularidad fue creciendo mientras daba pedales. Y cuanto más ajustado era el maillot y más dejaba intuir su anatomía, más visualizaciones conseguía. Paulatinamente, las excursiones en bici pasaron a un segundo plano, y ella, ya con un buen número de seguidores, decidió dar un giro al contenido que subía a internet. Pasó a ser modelo erótica y creadora de contenido para adultos, entre otras plataformas y webs, en OnlyFans. En la red social pornográfica, millones de usuarios como Cecilia comercializan fotos y vídeos, a cambio, eso sí, de una suscripción para quien quiere ver las imágenes. Por eso, es para muchos expertos en consumo digital una prostitución encubierta, realizada en este caso a través de pantallas.
Un lucrativo negocio para Cecilia
Para Cecilia Sopeña, que actualmente tiene 39 años, OnlyFans fue un negocio muy beneficioso para su bolsillo. A finales del 2024, tal y como confesó en uno de los shows del humorista Juan Dávila, le había reportado pingües beneficios. «¿Y has ganado dinerito?», se interesaba el cómico que basa su espectáculo en improvisadas conversaciones con el público. «Un milloncico, sí», dijo Sopeña. «De euros, a base ahí de...», intentaba Dávila sonsacar algún detalle. «¡De hacer vídeos muy bonitos!», cortaba ella la conversación no sin antes asegurar que su madre, presente junto a ella en el escenario, también tenía un perfil en la polémica plataforma azul.
En entrevistas anteriores, la murciana fue muy clara sobre el porqué principal de sacar rendimiento económico a su anatomía: «era youtuber de ciclismo y la sexualización a la que yo estaba sometida era gratuita». «Todo el mundo tendía a hablarme del escote. Al final empezaron a decirme que yo lo hacía por sexualizarme. El contenido en OnlyFans, al principio, era erótico, luego tardé un mes en subir el contenido sexual. He hecho un periodo largo de autoconocimiento para saber que esto lo estoy haciendo porque yo quiero», se refería a las motivaciones para dar un paso que provocó que abandonase su profesión para dedicarse en exclusiva a cultivar su perfil de influencer porno: «Para qué voy a trabajar si lo que gano en un mes de profesora lo gano en un día en OnlyFans»
Obligada a bajarse de la bici
Las risas en aquel teatro con Dávila han ido a menos para la creadora de contenido. Pasó de llegar a publicar diez vídeos diarios (solo en YouTube acumula más de 14.000) a un total silencio y desconexión que está a punto de cumplir dos meses. Sopeña, preguntada en El Español por esta repentina desaparición, se refiere al acoso que ha ido creciendo hacia ella y a las burlas que recibía en su día a día como principal argumento para abandonar su presencia en plataformas digitales. Quiere cambiar su vida hacia «un camino más recto y digno».
La exprofesora y exciclista cree que nadie tiene derecho a «llamarme "puta digital"» pese a los cinco años en que ha subido contenido sexualizándose. Algo que además provocó el rechazo de algunos familiares y amigos.
Derecho al olvido
Por eso en las últimas horas ha lanzado un comunicado a través de X, en el que echando mano de su derecho al honor y a la intimidad recogido en el artículo 18 de la Constitución Española exige el borrado de su pasado. «Tengo derecho a proteger mi imagen. Tengo derecho al olvido. En virtud del artículo 17 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), he activado con mi equipo legal el derecho al olvido: el derecho a eliminar de Internet todo aquello que ya no refleja quién soy ni cómo deseo ser recordada», ha puntualizado el respecto.
Además de la eliminación de los vídeos eróticos que ella misma subió a las plataformas, perseguirá aquel hecho público lejos de ellas: «Cualquier contenido que esté siendo difundido, compartido o almacenado fuera de sus plataformas originales y privadas será motivo de acción legal inmediata». «No es amenaza. Es orden. Es protección».
Especifica que sus perfiles, en todo caso, no serán aún eliminados aludiendo «motivos de gestión fiscal y compromiso profesional». En todo caso, «ya no representan mi identidad pública. Por eso pido respeto. Mi nombre merece ahora silencio, honor y dirección». «Mi nueva libertad es poder decidir lo que ya no quiero. Y ya no quiero estar expuesta. Ya no quiero ser explicada. Ya no quiero ser interpretada», concluye en su misiva.